Pingüino rey buceando. / Antoine Joris

Pingüino rey buceando. / Antoine Joris


Cambios climáticos, como por ejemplo las oscilaciones del sur de El Niño, afectan a las redes alimentarias. También lo hacen en los océanos del sur de la India y del océano Atlántico las oscilaciones irregulares en las temperaturas superficiales del mar, que pueden crear momentos dipolo, es decir, en los que dos masas a gran escala de calor y frío se encuentran agua.

Sin embargo, los científicos no sabían hasta ahora cómo esta variabilidad en la temperatura superficial del mar puede influir en los procesos ecológicos en la Zona Frontal Polar Antártica, un importante límite ambiental entre las aguas cálidas y frías, con una gran biomasa de plancton y peces.

Durante 16 años un equipo de investigadores, liderado por el Centro de Estudios Biológicos de Chizé (Francia), ha hecho un seguimiento de los viajes de los pingüinos rey (Aptenodytes patagonicus) en el océano Índico meridional, equipándolos con transmisores satelitales.

Según los científicos, el aumento de 1 ºC en la temperatura superficial del agua del mar ha cambiado el límite de la Zona Frontal Polar Antártica en torno a 130 kilómetros. Esto ha aumentado considerablemente la distancia que los pingüinos tienen que recorrer para alimentarse fuera de su hábitat de cría en las islas Crozet subantárticas.

Durante un año climáticamente extremo, un fuerte desplazamiento hacia el sur de esta zona polar hace que se duplique la distancia media en la que los pingüinos viajan para nutrirse, lo que coincide con un descenso del 34% en la población reproductora del archipiélago al año siguiente.

Las predicciones climáticas futuras auguran que la Zona Frontal Polar Antártica puede desplazarse aún más hacia el sur, lo que representa una amenaza potencialmente grave para la persistencia de los depredadores en la región.

Referencia bibliográfica:

Charles A. Bost et al. «Large-scale climatic anomalies affect marine predator foraging behaviour and demography» Nature Communications 27 de octubre de 2015 http://nature.com/articles/doi:10.1038/ncomms9220

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