La propiedad industrial ha cobrado importancia creciente al desarrollarse no sólo la velocidad con que se genera cada nuevo conocimiento, sino también las repercusiones de su instrumentación en el escenario de las sociedades y la economía local y mundial, por lo que resulta fundamental que las naciones y organizaciones cuenten con un marco normativo que permita aprovechar de manera óptima los espacios de oportunidad que se vislumbran, dijo el doctor Enrique Fernández Fassnacht, rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), al inaugurar el Seminario Propiedad Industrial y Comercialización en la Rectoría General de esta casa de estudios.

 

En su mensaje a los participantes en el Seminario, organizado por esta casa de estudios, el Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal (ICyT-DF), el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y la Fundación del Premio Nacional de Tecnología e Innovación, el doctor Fernández Fassnacht consideró que la importancia de la propiedad industrial radica en la mejora e innovación de procesos que redundan en la generación de ventajas competitivas para las industrias y las naciones.

 

“Basta señalar, añadió, que las solicitudes de patentes por parte de grupos e inventores nacionales, si bien muestran una tendencia creciente, resultan todavía escasas en comparación con las realizadas por otras naciones”. Para septiembre de 2012, dijo, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial reporta que fueron otorgadas 224 patentes a mexicanos, con respecto a las cuatro mil 781 a norteamericanos y las 842 a ciudadanos alemanes.

 

Lo anterior muestra que existe una enorme área de oportunidad en materia de propiedad industrial para empresas y organizaciones mexicanas, no obstante el aprovechamiento de este tipo de estrategias, tan común en el ámbito empresarial, aún resulta complejo en las universidades debido la poca frecuencia con que se reflexiona sobre ellas, señaló el Rector General.

 

El doctor Julio Mendoza Álvarez, director del ICyT-DF, señaló que el sistema de propiedad industrial en México tiene las funciones de incentivar la generación y comercialización de innovaciones y de promover el uso del conocimiento; sin embargo, “su principal problema es que genera y promueve la innovación y la comercialización de nuevo conocimiento como si el país fuese mucho más desarrollado y, por tanto, capaz de generar y absorber las invenciones de forma rápida”.

 

Afirmó que el sistema no puede maximizar estos dos objetivos al mismo tiempo, y en todo caso ha buscado adaptar dicho sistema mediante el establecimiento de incentivos para alcanzar objetivos en concordancia con las capacidades locales.

 

Por otro lado expuso que tan sólo en 2011 de un total de 14,055 solicitudes de patente en México, sólo 7.5 por ciento (1,065) corresponde a mexicanos, el resto (92.5 por ciento) ha sido solicitado por residentes de Estados Unidos, Japón, Alemania, España e Italia, entre otros.

 

Las desventajas y fallas que se presentan a nivel nacional, añadió, representan una oportunidad para iniciar el desarrollo de una economía basada en el conocimiento a nivel local, en particular en la Ciudad de México –donde en 2011 se produjo el 29 por ciento del total nacional de solicitudes de patente–, debido a la concentración de recursos humanos e infraestructura para el desarrollo científico, tecnológico y su capacidad de innovación.

 

Es claro que la Ciudad de México es una ciudad con ventajas para los negocios basados en el conocimiento, afirmó el funcionario.

 

El licenciado Sergio Ampudia, coordinador de Planeación Estratégica del IMPI, quien asistió en representación de su director, el doctor Rodrigo Roque Díaz, señaló que las estrategias de vinculación “no son posibles si un modelo de oferta de la generación de conocimiento como el que tiene el país, no tiene una estructura y una arquitectura muy compleja de comercialización”.

 

Explicó que el modelo mexicano de generación de conocimiento sufre de enormes barreras enmarcadas por una economía caracterizada por la presencia de monopolios y oligopolios que desincentivan al investigador, al generador de innovación y al usuario de ésta.

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