Arturo Gómez-Pompa descubrió su biofilia a los 14 años de edad. Fue en una visita al rancho San José de Los Leones, ubicado en el desierto costero que colinda con la Laguna Madre, en Tamaulipas, propiedad de un familiar. Nunca se imaginó, ni remotamente, que años más adelante se convertiría en uno de los más destacados científicos de México y el mundo, por su extenso trabajo en la ecología tropical, conservación, restauración y manejo de bosques tropicales, etnobotánica y estudios florísticos.

En la actualidad Gómez-Pompa es asesor científico del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana (UV) –el cual también fundó- y Profesor Emérito de Botánica en la Universidad de California Riverside.

“En aquel viaje me tocó oír los coyotes en la noche, en el día vi venados, patos y muchos otros animales. Ahí tuve mi primer encuentro con la víbora de cascabel, y tuve suerte: la escuché una noche mientras caminaba, apunté con la lámpara que traía y la vi, me regresé a la casa y nunca más –en esa estancia– salí de noche.

”Esa vida en el rancho, las pláticas con los vaqueros que me comentaban de ciertas plantas e historias de animales, me llamó mucho la atención, fue muy lindo. Yo no pensaba que fuera a ser biólogo, ni siquiera sabía que existía la carrera de Biología”, relató.

Pero en ese tiempo y todavía más adelante, como era la tradición, Gómez-Pompa tenía el interés por estudiar Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En su blog autobiográfico (www.agomezpompa.org/) relata de manera pormenorizada por qué decidió cambiar de disciplina, precisamente el Capítulo III “Médico o biólogo: una difícil decisión (1952-1956)”.

Ahí explica: “En una ocasión, cuando nos encontrábamos al final del segundo año de preparatoria, un grupo de amigos fue invitado por un compañero a conocer las instalaciones de la Facultad de Medicina de la UNAM en la Plaza de Santo Domingo, en donde él estudiaba. Fuimos todos, con la promesa de que nos darían la oportunidad de asistir a la disección de un cadáver en el anfiteatro. Desde el momento en que llegué a la Facultad me di cuenta de que esto no era lo que a mí me gustaba, así que cuando terminó nuestro recorrido salí bastante preocupado porque caí en la cuenta de que eso no era lo que yo estaba buscando”.

Fue también por influencia de un amigo suyo que conoció la Licenciatura en Biología, y así llegó a los escenarios donde ha consagrado su vida.

 

Algunas proezas

Si bien son innumerables las proezas que ha emprendido Gómez-Pompa, cabe mencionar que es considerado uno de los primeros en denunciar la destrucción de la selva tropical, y también en ofrecer soluciones para dicha situación.

Fue “el inicio de la ecología política en México”, admite el propio científico; y esta situación se dio precisamente en la región del Uxpanapa, Veracruz, a raíz de un reacomodo indígena.

Entre los años 1960 y 1970, por decreto presidencial –para ejercer un programa de desmonte y para reubicar poblaciones de campesinos chinantecos-mazatecos y zoques que habitaban lo que actualmente son las presas Miguel Alemán y Cerro de Oro– se intensificó la deforestación de esa región selvática.

En ese tiempo Gómez-Pompa, como investigador de la UNAM, había iniciado un inventario sobre los recursos florísticos de Veracruz, en el que también colaboraba un grupo de estudiantes y profesores de la UV.

“En una ocasión me llamaron para decirme que en el sur de Veracruz habían encontrado un sitio increíblemente interesante de selvas, pero que se estaba derribando con maquinaria pesada. Vimos de qué se trataba, y era el reacomodo de indígenas y campesinos de Oaxaca”, apuntó al respecto.

Añadió que “era una barbaridad lo que se estaba haciendo, y no nos parecía que la razón de destruir de manera masiva la selva era tener sitios adecuados para quienes iban a reubicar, nos parecía absurdo”.

Además, el Uxpanapa era una zona prácticamente desconocida para el mundo de la ciencia y la investigación. Esta situación lo impulsó, junto con los compañeros del proyecto, a redactar una misiva para el presidente de la República, en ese entonces Luis Echeverría Álvarez.

“Se armó una muy interesante discusión donde intervino el propio presidente de la República y quien sería el próximo mandatario, José López Portillo.”

Pero si el caso de Uxpanapa es considerado uno de los acontecimientos profesionales más importantes en la vida de Gómez-Pompa, la investigación científica sobre botánica más significativa de su carrera también está aquí: se trata del proyecto de flora de Veracruz.

“Veracruz tiene más de nueve mil especies, entonces no es un trabajo fácil. Para mí, éste es el proyecto más importante en mi vida porque nace de nuestra preocupación por reconocer los recursos bióticos de México, especialmente del trópico”, enfatizó.

Hay otro factor que lo estimuló a adentrarse en los estudios de la flora de Veracruz: “La desesperación de ver que se estaba destruyendo y transformando el paisaje sin haber hecho los estudios suficientes”.

Destacó que en la elaboración del Atlas de la Flora de Veracruz: un patrimonio natural en peligro se descubrieron dos especies nuevas, que a su vez significaron aportes muy importantes para la ciencia.

Por otro lado, también logró registrar especies que se han extinguido, y muchas que están a punto de hacerlo. “Para mí es un gran reto poder encontrar las formas de proteger estas especies que están a punto de extinguirse y que las hemos encontrado en Veracruz.”

Agregó que cada especie es un recurso potencial, no necesariamente utilitario, simplemente cada especie juega un papel en la naturaleza, es un jardín de genes único, y se tiene la menor idea si en un futuro esos genes van a ser importantes para algo, ya sea en relación con la naturaleza misma para el funcionamiento de los ecosistemas, o para el beneficio humano.

“Yo creo que ése es el punto para el futuro, y sobre todo que está en nuestras manos el que no se extingan, así como cuidarlas y estudiarlas. Como no tenemos suficientes científicos en las universidades para poder hacer los estudios que se deben, lo único que podemos hacer es cuidarlas para que no se vayan, tenerlas protegidas y generar más centros de investigación científica, en este caso, sobre los recursos bióticos.”

Gómez-Pompa también ha sido precursor en las investigaciones sobre regeneración de selvas. Al respecto, ha publicado tres libros basados en investigaciones en Los Tuxtlas, Veracruz.

“De ese estudio que hicimos en Los Tuxtlas nace nuestra comprobación con datos duros de que las selvas altas perennifolias en el mundo no son renovables. Por los años setenta publiqué con dos de mis brillantes estudiantes –Carlos Vázquez Yáñez y Sergio Guevara– un artículo al respecto en la revista Science y ha sido de los más citados en la historia de América Latina.”

Añadió que la investigación y los resultados publicados causaron conmoción en el ámbito de ciencia y la investigación, y generaron muchos de los movimientos a favor del cuidado de las selvas a nivel mundial.

 

Los retos de la comunidad científica

Para el connotado científico, el trabajo realizado a lo largo de su vida ha valido la pena, principalmente por la formación de personal a través del desarrollo de proyectos de investigación.

Además, mencionó que se han logrado avances importantes como la introducción en el país del concepto de reserva de la biosfera, que impulsó junto con Gonzalo Halffter Salas.

No obstante, el crecimiento de la comunidad científica no es suficiente para atender y evitar la destrucción masiva de los recursos naturales, ése es “el tema más importante en la actualidad y a través de los tiempos, para el cual quisiéramos tener respuestas, pero no las tenemos”, admitió.

Si bien para algunos la solución es formar una sociedad consciente, esto no es suficiente para Gómez-Pompa, pues se requiere tiempo. En ese sentido, planteó que sí se debe sensibilizar a la sociedad, sobre todo a la población infantil, y así disminuir las agresiones al medio ambiente; paralelamente, la comunidad científica debe “tratar de hacer un cambio en la dirección” con su participación pública y cívica.

“En mi experiencia, muchas veces los políticos de muy alto nivel son ignorantes y no tienen canales de comunicación”, lamentó.

“El gran reto, no de los jóvenes, sino de la sociedad, es todo lo que estamos viendo: las ciudades están hechas un desastre, los pocos ordenamientos territoriales que existen no se cumplen, aparentemente no hay ninguna posibilidad de poner en acción las legislaciones para la contaminación de aguas, ríos; es un verdadero desastre de carácter nacional”, acentúo.

El científico se pronunció por lograr convertir los recursos naturales potenciales en recursos naturales reales. “Hay toda una historia de las plantas medicinales como recursos potenciales, algo que es perfecto, pero sólo con investigación científica podemos cambiar lo potencial a lo real”.

Sin embargo, consideró que se requiere mucha investigación científica dirigida para resolver problemas importantes, y atraer esa conversión de los recursos potenciales en reales.

En ese sentido, planteó que los grandes disturbios que puedan ocurrir, ocurren en esta entidad: desde las posibles fugas de petróleo, las erosiones, las conurbaciones, las inundaciones. Es más, la única planta nuclear está aquí, “esperamos que nunca tengamos que recurrir a expertos que nos digan cómo resolver este problema de contaminación”.

 

El reconocimiento

Así como sus proezas, también son innumerables sus premios y distinciones. El más reciente fue el Reconocimiento Naturaleza, Sociedad y Territorio: Abate “Juan Ignacio Molina”, otorgado por el Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, el 1 de diciembre de 2012.

Esta segunda edición del reconocimiento llevó por nombre Abate “Juan Ignacio Molina”, en honor a uno de los padres de las ciencias naturales en Chile, país invitado de honor en la FIL 2012.

La condecoración cerró el Segundo Coloquio Internacional sobre Biodiversidad, Recursos Naturales y Sociedad, realizado en el marco de la FIL de Guadalajara. En la mesa redonda “Conservación y manejo de recursos naturales en México: pasado, presente y futuro” participaron el homenajeado; Gonzalo Halffter Salas, del Instituto de Ecología, A.C; José Sarukhán Kermez y Julia Carabias Lillo, de la UNAM; Exequiel Ezcurra, de la de Universidad de California Riverside, y como moderador, Eduardo Santana Castellón, de la UdeG.

“El doctor Arturo Gómez-Pompa es uno de los pilares del desarrollo de la ecología y la formación de ecólogos en nuestro país”, destacó el CUCSur cuando dio a conocer el nombre del galardonado de 2012.

“Es un reconocimiento que me gustó mucho porque viene de mis pares. Los académicos de la UdeG invitaron a colegas míos con quienes he colaborado desde hace muchísimo tiempo”, mencionó Gómez-Pompa en referencia a Gonzalo Halffter, José Sarukhán, Exequiel Ezcurra y Eduardo Santana.

Más allá de la ceremonia, Gómez-Pompa subrayó el hecho de haber compartido una mesa de análisis con quienes han sido sus incondicionales en investigaciones científicas. “Más que nada fue el hecho de haber discutido sobre los problemas que yo he estado trabajando. Ése fue el gran premio, haber invitado a todos ellos a discutir juntos asuntos muy importantes de la ecología de México”.

El científico destacó que en México se está conformando una gran comunidad científica comprometida en mejorar el manejo de los recursos naturales, y como ejemplo citó al Citro de la UV, entidad académica que él fundó y que “está abriendo brecha”.

Insistió que en el caso particular de conservar las selvas tropicales con un manejo sustentable “se requiere muchísimo”, para lo cual científicos han dedicado tiempo a investigar y formar estudiantes con un perfil especializado, lo que se refleja en el “importante equipo” que se está conformando entre académicos-investigadores y sus discípulos, vistos éstos como los futuros científicos.

Como ejemplo añadió los esfuerzos que han realizado instituciones como la UNAM o la Universidad de Yucatán.

“Son pequeñas células de grupos de investigadores y todos tenemos el interés del buen manejo de los recursos naturales y bióticos, así como su conservación; esperamos que esto siga creciendo, porque ése es el futuro”, enfatizó.

El Reconocimiento Naturaleza, Sociedad y Territorio: Abate “Juan Ignacio Molina” se suma una amplia lista de distinciones de las que ha sido acreedor Gómez-Pompa en el transcurso de su carrera científica, como la Medalla de Oro al Mérito de la UV; el Tyler Prize for Environmental Achievement, considerado el premio ambiental más importante a nivel mundial; la Medalla “Arca de Oro”, que le concedió el Gobierno de Holanda en 1984; la Medalla “Alfonso L. Herrera”, por el Instituto Mexicano de Recursos Naturales Renovables, y la Medalla al “Mérito Botánico”, otorgada por la Sociedad Botánica de México.

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