Casi 100 años después de que un neurólogo británico determinó un mapa de la visión en soldados víctimas de guerra, investigadores de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pennsylvania han perfeccionado ese mapa con tecnología moderna.

Lo que crearon fue un mapa de la visión en el cerebro, basado en la estructura individual de cada paciente, incluso para las personas que no pueden ver, lo cual implica que existe una posibilidad de guiar los esfuerzos para restaurar la visión con ayuda de prótesis neurológicas que estimulen determinada superficie del cerebro de acuerdo al tipo de padecimiento visual.

Normalmente, para estudiar la actividad cerebral durante cualquier proceso cognitivo, los médicos o científicos utilizan un método de imaginería electrónica, la resonancia magnética. De esta forma es posible medir el mapa de activación único de cada individuo, en este caso, el mapa de la visión. Sin embargo, cuando se trata de personas invidentes no es posible medir la actividad, por lo que el grupo del doctor Geoffrey Aguirre, profesor de neurología en la escuela Perelman, tuvieron que resolver este problema a través de un modelo matemático que utiliza los valores de las personas que sí pueden ver, además de un relación entre las función visual y la anatomía cerebral. Esto quiere decir que hicieron un modelo de la visión y lo aplicaron a las personas que no pueden ver.

“Al hacer mediciones de la anatomía cerebral y aplicando un algoritmo, ahora podemos predecir con precisión cómo debería estar estructurado el mundo visual de un individuo en la superficie de su cerebro. De hecho, ya estamos usando este nuevo algoritmo para estudiar cómo la pérdida de la visión produce cambios en la organización del cerebro”, dijo el doctor Aguirre. Después identificaron una relación estadística exacta entre la estructura de los pliegues del cerebro y la representación del mundo visual.

“Al inicio, parecía que la zona visual de cada individuo variaba en forma y tamaño, datos que son parte de estudios previos sobre las regularidades de la anatomía cerebral, pero nosotros encontramos que las diferencias no son significativas cuando se examinan bajo los parámetros del algoritmo”, dijo el coautor del estudio, Noah Benson, doctor en psicología y neurología.

Estos estudios de alguna manera honran y continúan el legado de un médico de la Primera Guerra Mundial, Gordon Holmes, al que se le atribuye el primer esquema de esta relación. “Él logró hacer un mapa muy preciso en 1918 con técnicas muy burdas. Ahora hemos logrado afinar los detalles de lo que realizó, pero se necesitaron 100 años y mucha tecnología para lograrlo”, dijo el coautor del estudio Omar Butt, candidato a doctorad en la Escuela de Medicina Perelman.

 

Referencias:

 

Noah C. Benson, Omar H. Butt, Ritobrato Datta, Petya D. Radoeva, David H. Brainard, Geoffrey K. Aguirre. “The retinotopic organization of striate cortex is well predicted by surface topology”. Current Biology

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