La caries se podrá prevenir en cinco años con chicle, yogur, pasta dentífrica o medicamentos gracias a la incorporación en estos productos de un microorganismo que habita en el cuerpo humano y que ha sido descubierto en el Centro Superior de Investigación en Salud Pública (CSISP) de Valencia.
Se trata de un organismo que tiene capacidad para combatir a la bacteria bucal causante de la caries, según ha explicado a Efe el director del CSISP, Andrés Moya, que acaba de recibir el Premio Nacional de Genética por sus aportaciones innovadoras en el campo del microbioma, el conjunto de bacterias que habitan en el cuerpo humano.
«La investigación está avanzada en la síntesis de esta bacteria y las moléculas que genera», ha explicado Moya. El proceso de patente nacional está registrado y en breve lo estará en el ámbito internacional.
Una de las líneas de investigación sobre el microbioma humano que desarrollan en la unidad de genómica y salud del centro valenciano se centra en la boca, donde «existen muchos de estos bichos estratificados y distintos».
El investigador del centro Alex Mira estudió por qué algunas personas, aunque tuvieran poca higiene bucal, nunca habían desarrollado caries frente a otras que sí la desarrollaban, y descubrió que tenían una bacteria que les defendía de padecer esta enfermedad bucal.
«Todavía se desconoce si hay una predisposición genética para que alguien cuente con esos microorganismos, pero el objetivo es meter ese bichito en las personas que no tienen esa capacidad para desarrollarlos», ha explicado Moya.
Los investigadores han realizado ya ensayos en Holanda en dientes artificiales y están preparados para hacer pruebas en animales, lo que les permite aproximarse más «al modelo natural».
Varias empresas han contactado con los responsables de este estudio, interesadas por incorporar ese producto «de muy alto interés», según Moya, a sus productos.
«Pero no es lo mismo hacer un medicamento -los pasos son diferentes y es más caro y complicado- que un enjuague bucal, un producto lácteo, un chicle o una crema dental», ha apuntado Moya, quien considera que una vez finalice la fase científica «la idea es que en cinco años esté el producto en la calle».
Es un estudio «absolutamente pionero», según Moya, quien cree que es un «buen ejemplo de hacia dónde dirigir los tiros para mejorar la salud y lograr beneficios económicos y del estado del bienestar», sobre todo en una época de crisis «en la que la base de la economía es la generación de riqueza a través del conocimiento».
Moya ha destacado que dos kilos de nuestra masa corporal son microorganismo que no provocan enfermedades sino que «tienen funciones fisiológicas importantes que ayudan a mantener nuestra propia salud».
Se encuentran principalmente en el intestino grueso pero también en las vías respiratorias y urinarias, en la piel o en los genitales y, según Moya, «sospechan» que realizan «funciones importantes» aunque las investigaciones apenas llevan una década de desarrollo y todavía se desconoce.
«Es el último gran órgano por estudiar», ha afirmado Moya, quien ha explicado que la investigación de los microorganismos del cuerpo humano ayudará a combatir enfermedades como la psoriasis, el síndrome del colon irritable o la enfermedad de Crohn.
En un futuro, estas investigaciones también pueden contribuir a adecuar la alimentación al tipo de microorganismos que cada uno posee para asimilar mejor las digestiones y a explicar y neutralizar dolencias como los cólicos del lactante o las intolerancias de los celíacos.
«Hasta ahora este nuevo órgano -en referencia al microbioma- no se había tenido en cuenta y es más importante de lo que creíamos».

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