Octavio Paz

Octavio Paz


Octavio Paz Lozano nació en la ciudad de México el 31 de marzo de 1914, en plena efervescencia de la Revolución Mexicana; el gusto por las letras lo traía ya en la sangre al ser hijo del periodista Octavio Paz Solórzano, quien fue escribano y abogado de Emiliano Zapata, y nieto del escritor Ireneo Paz, quien fue parte del movimiento agrarista, a cuya amplia biblioteca tuvo un lógico y dirigido acceso.

Su educación se inició en los Estados Unidos, toda vez que su padre, Paz Solórzano, fue nombrado representante de Zapata en 1916. Regresaron a México casi cuatro años más tarde, en 1920, con su padre, que se retiró de la política en 1928 y, en 1936, murió en la colonia Santa Marta Acatitla.

Con estas influencias los intereses literarios de Octavio Paz se manifestaron desde muy temprano y su actividad como editor periodístico empezó cuando tenía 17 años, al fundar la revista Barandal y dos años más tarde, en 1933 apareció su primer libro, que también se llamaba Barandal, a la par de que entonces fundó Cuadernos del Valle de México. Estudió en las facultades de Leyes y Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de México.

En 1936 Octavio Paz se trasladó a España para combatir en el bando republicano en la guerra civil, ya casado con la también escritora Elena Garro, con la cual participó en 1937 participó en el Congreso de Escritores Antifascistas, celebrado en Valencia, España; ahí publicó su libro “Bajo tu clara sombra”, conoció a los intelectuales de la República Española y al poeta chileno Pablo Neruda.

Al regresar a México en 1938 fue uno de los fundadores de la revista Taller, junto con Efraín Huerta y Rafael Solana, la cual marcó el surgimiento de una nueva generación de escritores en México, así como una nueva sensibilidad literaria, al incluir la participación de los escritores españoles exiliados en México. Igualmente participó en la creación de la revista El Hijo Pródigo.

En 1943 viajó a los Estados Unidos, donde obtuvo la beca Guggenheim, para adentrarse en la poesía modernista Anglo-Americana; ahí permaneció hasta 1945, concluida la Segunda Guerra Mundial.

En 1945 ingresó al Servicio Exterior Mexicano y fue trasladado a París, donde trabó amistad con André Breton, con quien participó, al igual que Benjamín Péret, en varias actividades y publicaciones de tinte surrealista. Además se relaciona con Albert Camus y otros intelectuales europeos e hispanoamericanos del París de la posguerra. Esta estancia definirá con precisión sus posiciones culturales y políticas; se alejó del marxismo y se acercó al surrealismo, empezando a interesarse por los temas más diversos.

Ahí escribió su gran obra “El laberinto de la Soledad” (1950), su estudio fundamental sobre la identidad mexicana. De esa época también son “El arco y la lira” (1956), su esfuerzo más riguroso por elaborar una poética; “¿Águila o sol?”, libro de prosa de influencia surrealista; y “Libertad bajo palabra”.

En 1955 fundó el grupo poético Poesía en Voz Alta, y posteriormente inició una colaboración en la Revista Mexicana de Literatura y en El Corno Emplumado. En las publicaciones de esta época defendió las posiciones experimentales del arte contemporáneo.

En 1959 regresó a París, y entre 1960 y 1961 viajó por diversos países europeos y asiáticos. En 1962 fue nombrado embajador de México en la India, etapa importante en el trabajo del poeta, como da cuenta en los múltiples libros que escribió durante su estancia en ese país, especialmente La Gramática del Mono y La Cuesta del Este.

Cerró su actividad diplomática en 1968, cuando renunció como protesta contra la política del gobierno mexicano ante el movimiento democrático estudiantil.

Su segunda esposa, la francesa Marie José Tramini, quien conoció a Paz en 1964 en la India cuando era embajador de México en ese país refiere que Paz siempre apostó por la pluralidad y el contrapunto, lo que ‘»le costó que los poderes lo miraran con recelo, que no supieran qué hacer con sus disensos y su defensa de la libertad'».  ‘»Hoy se le honra en la Cámara de Diputados y el círculo se cierra. Su voz puede sonar aquí y allá como la del individuo libre y valiente que siempre fue'», apuntó durante un homenaje que la Cámara de Diputados de México le rindió al escritor por el Centenario de su nacimiento.
Asegura que Paz ‘»no buscaba medallas ni premios'», y que ‘»nunca hizo nada para tener fama, ni esa publicidad; no tenía agente literario'». ‘»Era un hombre sencillo, un hombre modesto (que) no quería nada de estos homenajes'» y su premio era ‘»escribir y vivir'», dice Marie José.

Desde entonces, Paz continuó su trabajo como escritor y editor, fundando dos importantes revistas dedicadas a las artes y la política: Plural (1971-1976) y Vuelta (1976-1998).

Cuando Octavio Paz presentó “Vuelta”, dijo del nacimiento de Plural:

En 1971 el director de Excélsior, Julio Scherer, nos propuso la publicación de una revista literaria, en el sentido amplio de la palabra literatura: invención verbal y reflexión sobre esa invención, creación de otros mundos y crítica de este mundo. Aceptamos con una condición: libertad. Scherer cumplió como los buenos y jamás nos pidió suprimir una línea o agregar una coma. Actitud ejemplar, sobre todo si se recuerda que más ve una vez los puntos de vista de Plural no coincidieron con los de Excélsior. Es sabido lo que ocurrió después: un conflicto en la cooperativa que edita Excélsior provocó la salida del grupo que dirigía el periódico. Nosotros, todos los que hacíamos la revista, sin vacilar un instante, decidimos irnos también. Se ha discutido mucho sobre la responsabilidad del gobierno en el caso de Excélsior. No es fácil medir esa responsabilidad pero me parece indudable que el golpe no se habría dado si sus autores no hubiesen contado por lo menos con el consentimiento tácito del poder”.

El 8 de julio de 1976 se conformó la Asamblea Extraordinaria Definitiva, donde los cooperativistas acordaron la expulsión definitiva de Scherer, quien dejó la dirección de Excélsior acompañado de su consejo directivo y colaboradores.

En ese contexto se decide la fundación de “Vuelta” y Octavio Paz asienta:

Vuelta, como su nombre lo dice, no es un comienzo sino un regreso. En octubre de 1971 apareció una revista, Plural; navegó contra viento y marea durante cerca de cinco años; al llegar al número 58, desapareció; hoy reaparece, con otro nombre. ¿Es la misma? sí y no. El consejo de redacción, los colaboradores y los propósitos son los mismos, se ha reducido un poco el número de páginas y se han cambiado, también un poco, el diseño y la tipografía. Vuelta quiere decir regreso al punto de partida y, asimismo, mudanza, cambio. ¿Dos sentidos contradictorios? Más bien complementarios: dos aspectos de la misma realidad, como la noche y el día. Damos vuelta con las vueltas del tiempo, con las revoluciones de las estaciones y las revueltas de los hombres: así cambiamos; al cambiar, como los años y los pueblos, volvemos a lo que fuimos y somos. Vuelta a lo mismo. Y al dar la vuelta, descubrimos que ya no es lo mismo: el que regresa es otro y es otro a lo que regresa. El mismo y el otro, lo mismo y lo otro: nosotros que somos otros, vosotros, los mismos. La vuelta es cambio y el cambio, vuelta”.

Su posición, plural, distinta, ante los movimientos revolucionarios y ante la opresión del capitalismo se deja sentir. Las criticas van contra:

“El régimen autoritario en México, las dictaduras militares en América del Sur, el terrorismo izquierdista y los Estados totalitarios soviético y cubano. Aquí y allá la defensa de la democracia política se convierte en el tono predominante de la voz de Octavio Paz. En 1977, el poeta polemiza con Carlos Monsiváis sobre la naturaleza del llamado socialismo real y naturaliza la crítica del comunismo en una sociedad hasta entonces sorda a todo cuestionamiento de la idea de revolución. La defensa de los disidentes soviéticos y cubanos se convertirá en una demanda insistente que honra a Plural (y a su revista sucesora a partir de 1976, Vuelta). En 1984 Paz critica en Francfort, al recibir el Premio de la Paz otorgado por los libreros de la ciudad, al régimen sandinista de Nicaragua. Su discurso provoca que una multitud de energúmenos queme en efigie al poeta en el Paseo de la Reforma del Distrito Federal. Pero Paz no se contenta con la crítica de los sandinistas o del régimen cubano y buena parte de los textos de El ogro filantrópico (1977) apuestan por una efectiva democratización del sistema político mexicano”.

A lo largo de su carrera recibió múltiples premios y reconocimientos, entre ellos en 1980 fue nombrado doctor honorario en Harvard. También recibió los premios Miguel de Cervantes (el más importante del mundo de habla hispana) en 1982, y el Nobel de Literatura en 1990.

Su poesía se adentró en los terrenos del erotismo, la experimentación formal y la reflexión sobre el destino del hombre.

Conforman su obra poética quince títulos: Luna silvestre (1933); Bajo tu clara sombra y otros poemas sobre España (1937); Entre la piedra y la flor (1941); Libertad bajo palabra (1949); Águila o sol (1951); Semillas para un himno (1954); La estación violenta (1958); Salamandra (1962); Ladera este (1969); Topoemas (1971); Renga (1972); Pasado en claro (1975); Vuelta (1976); Poemas (1979) y Árbol de adentro (1987).

Su producción en prosa abarca once obras: El laberinto de la soledad (1950); El arco y la lira (1959); Cuadrivio (1965); Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo (1967); Conjunciones y disyunciones (1969); El mono gramático (1974); Los hijos del limo (1974); El ogro filantrópico (1979); Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (1982); Tiempo nublado (1983) y Hombres de su siglo (1984).

Octavio Paz falleció en la Ciudad de México el 19 de abril de 1998.

Y para leer a Octavio Paz:

– ‘»El Laberinto de la Soledad'» y la raíz de contrarias actitudes. El final del capitulo 1

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