Ancianos besándose

Ancianos besándose


Sandra Isabel Jiménez Mateos

Para 2050, las personas de 60 años o más serán 2,000 millones, esto es, más del 20% de la población mundial, según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para ese año.

Ese será un gran cambio en la composición de la pirámide poblacional del mundo, porque por primera vez en la historia de la humanidad, en 2050 en el mundo habrá más personas mayores de 60 años que niños.

Este será el mayor y más rápido aumento de la población mayor en el mundo en desarrollo. Hoy existen casi 700 millones de personas mayores de 60 años.

Tan sólo se calcula que la población mayor de 60 años llegará a los 1,400 millones en el año 2030

En el «Día Internacional de las Personas de Edad», el cual se conmemora el 1 de octubre de cada año, la ONU anota que Asia será la parte del mundo donde se concentrará el mayor número de personas mayores y África se enfrentará al mayor crecimiento proporcional. Está claro, por tanto, que es necesario prestar mayor atención a las necesidades y desafíos particulares de las personas mayores.

Ésta fecha se instauró para reconocer la contribución de los adultos mayores al desarrollo humano y económico, así como resaltar las oportunidades y los retos asociados al envejecimiento demográfico mundial.

La ONU anota que «no debemos olvidar que las personas mayores pueden seguir contribuyendo de manera esencial al buen funcionamiento de la sociedad si se establecen las garantías adecuadas. Los derechos humanos se hallan en la base de todos los esfuerzos en este sentido».

De la misma forma se apunta que para asegurar el cumplimiento del principio rector del Secretario General de la ONU, «No dejar atrás a nadie», es necesario comprender que la demografía es fundamental para el desarrollo sostenible y que las dinámicas de la población serán las que den forma a los principales desafíos del desarrollo a los que se enfrenta el mundo en el siglo XXI. Si nuesta ambición es «Construir el futuro que queremos», debemos tener en cuenta que para 2030 la población de más de 60 años puede alcanzar los 1400 millones.

¿Por qué un Día sobre la tercera edad?

La composición de la población mundial ha cambiado de manera espectacular en los últimos decenios. Entre 1950 y 2010, la esperanza de vida en todo el mundo ha aumentado de los 46 a los 68 años, y está previsto que aumente hasta los 81 años para fines del siglo. Cabe señalar que, en la actualidad, en la franja de edad de las personas de 60 años o más, el número de mujeres superan el de hombres en unos 66 millones. Entre las personas con 80 años de edad o más, el número de mujeres prácticamente duplica el de hombres, y entre las personas centenarias, hay entre cuatro y cinco veces más mujeres que hombres.

Introducción de nuevas políticas y programas

Durante los últimos 10 años, el envejecimiento de la población ha conducido a la introducción de nuevas políticas y programas en las que el sector social ha ocupado un lugar central, como se observa en la mayoría de las contribuciones al presente informe. Muchos gobiernos en las economías desarrolladas y en desarrollo han diseñado o han introducido a modo experimental políticas innovadoras relacionadas con los sistemas de salud, seguridad social o bienestar. Además, se han aprobado diversos documentos de política generales, incluidos planes de acción nacionales sobre el envejecimiento. También han empezado a aparecer medidas legislativas referidas a las personas de edad en ámbitos tan dispares como códigos de construcción, otorgamiento de licencias y supervisión de centros de atención y cursos de formación profesional. Las administraciones públicas a todos los niveles, desde el local al nacional, han asumido parte de esta responsabilidad, y también han creado nuevas instituciones o han modernizado las existentes a fin de buscar formas de responder gradualmente a los problemas a los que se enfrentan las personas de edad.

Percepciones de la función que las personas de edad desempeñan en la familia y la sociedad

Las instituciones públicas han optado por diversos enfoques a la hora de fijar sus prioridades. Estas opciones ponen de relieve distintas percepciones de la función que las personas de edad desempeñan en la familia y la sociedad en general. En algunos casos, las medidas tienen por objetivo captar la dinámica de las comunidades y sociedades, que evoluciona a gran velocidad, invitando al replanteamiento de las percepciones actuales sobre las personas de edad y el empleo, los mecanismos de atención para las personas de edad, los sistemas de apoyo intergeneracional y las limitaciones financieras. Algunos gobiernos han formulado políticas basadas en el principio de envejecer manteniéndose activo y el principio de la autonomía, para que las personas de edad mantengan una vida independiente en su casa, con servicios e instalaciones que satisfagan diversos tipos de necesidades. Otros hacen hincapié en los lazos familiares y el apoyo a la unidad familiar como fuente primaria de atención para las personas de edad. En todos los casos, es esencial una red de instancias del sector privado, incluidas diversas organizaciones voluntarias y centros basados en la comunidad, para que todo el sistema funcione sin problemas.

Particular resonancia tiene la situación de las mujeres de edad, que se enfrentan a desigualdades como consecuencia de los papeles basados en el género que representan en la sociedad. Las relaciones entre los géneros estructuran todo el ciclo vital, influyen en el acceso a los recursos y las oportunidades, y sus repercusiones son tanto continuas como acumulativas. Las diferentes circunstancias que conforman la vida de los hombres y las mujeres de edad son fruto de toda una vida de experiencias. Una buena salud, seguridad económica, una vivienda adecuada, un entorno propicio, acceso a la tierra y a otros recursos productivos, son todos elementos fundamentales para envejecer con dignidad; sin embargo, obtenerlos depende de decisiones y elecciones solo en parte determinadas por la persona individual. La repercusión de las desigualdades de género en la educación y el empleo se vuelve más marcada entre las personas de edad. Como consecuencia de ello, las mujeres de edad tienen más probabilidades de ser pobres que los hombres. Además, las mujeres de edad con frecuencia asumen mayores responsabilidades en lo referente a la atención de la familia, al tiempo que se enfrentan a condiciones de trabajo inflexibles, edades de jubilación obligatorias y pensiones y otros beneficios sociales insuficientes, todo lo cual las deja, a ellas y a las personas a su cuidado, en una situación de extrema vulnerabilidad. Sin duda, el envejecimiento, los problemas relacionados con los derechos humanos que plantea y su feminización introducen un cambio sin precedentes en el tejido social de todas las sociedades, con consecuencias de gran alcance.

  • Investigadora del Instituto de de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES), de la Universidad Veracruzana

Los comentarios están cerrados.