Publican una guía para ayudar a los centros educativos ante el acoso, el ciberacoso y la violencia

El reto de la convivencia escolar / Javier García González et al


Miembros del Grupo de Investigación en Derecho Penal, Internet y Redes Sociales de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU-UCH) de Valencia han publicado el libro El reto de la convivencia escolar. Cómo actuar ante las conductas que alteran gravemente la convivencia. Se trata de una guía para centros escolares, útil para la aplicación de los protocolos previstos por la normativa valenciana y que han de utilizar ante distintos tipos de conductas que pueden alterar la convivencia. La obra, editada por la Generalitat Valenciana, aborda el papel de colegios e institutos frente a situaciones de acoso y ciberacoso y también ante la violencia de género que se produce entre los adolescentes durante el noviazgo, entre otras conductas. Todo ello, en relación con la Orden 64/2014, de 28 de julio, sobre planes de convivencia en los centros educativos de la Comunidad Valenciana.

En El reto de la convivencia escolar, los autores distinguen las situaciones de bullying y ciberbullying, grooming y malware y detallan, como manifestaciones más frecuentes del ciberacoso actual entre escolares, la creación de perfiles falsos de la víctima para compartir intimidades, hacer comentarios ofensivos u ofertas sexuales explícitas, su exclusión de grupos de internet y listas de amigos, la manipulación de imágenes digitales para ridiculizar a la víctima o las ya conocidas como ‘happy slappings’: la ‘bofetada o paliza feliz’ a compañeros o profesores que se graba y se difunde a través de internet.

 

Perfiles de acosadores y menores “espectadores”

Ante estas conductas, la obra aporta orientaciones para identificar desde los centros los cuatro perfiles más frecuentes entre los acosadores escolares: el “ángel vengador”, que combate el abuso con otro nuevo abuso; el “sediento de poder” o “solo porque puedo”, que pretende lograr autoridad mediante el miedo; las “chicas crueles”, que ejercen su acoso a otras chicas, buscando un público admirador; y el “ciberabusón accidental”, que juega a “hacerse el duro” sin ser del todo consciente de su conducta abusiva.

Junto a estos perfiles, el libro coordinado por la CEU-UCH también aborda las características de los menores víctimas de acoso, distinguiendo entre “víctimas pasivas” y “víctimas acosadoras”. Y recuerdan que los que apenas han sido estudiados todavía son los “menores espectadores”, que contemplan las conductas de acoso de otros compañeros con distinto grado de pasividad.

 

La “cultura de la habitación”

Ante la extensión del acoso a las redes sociales e internet, los autores alertan sobre la adicción a internet como origen del ciberacoso. Según apuntan, es frecuente encontrar ciberacosadores entre personas que hacen un uso compulsivo de las nuevas tecnologías. A ello se suma la denominada “cultura de la habitación”: adolescentes con todos los recursos tecnológicos necesarios para permanecer durante horas encerrados en su cuarto, sin vínculos sociales reales.

Sobre las medidas preventivas desde los centros escolares, tanto ante el bullying como ante el ciberbullying, los autores del libro destacan la eficacia de los protocolos educativos que incluyen asambleas y tutorías de grupo en clase, comisiones de alumnos para elaborar normas de convivencia para el grupo, la mediación o ayuda entre iguales, para resolver los conflictos entre los propios compañeros, y las figuras del alumno consejero o de los mediadores escolares, con formación previa para actuar sobre conflictos reales.

 

Violencia de género adolescente

Con respecto a la violencia de género entre adolescentes durante el noviazgo, los autores de El reto de la convivencia escolar destacan que el papel de colegios e institutos debe centrarse en “la formación para erradicar mitos y creencias extendidos, que tienden a culpabilizar a la víctima y naturalizar la violencia”. En los centros escolares, los contenidos formativos para evitar la violencia de género entre adolescentes deben presentar la violencia como fracaso en la resolución de conflictos, desarrollar la autoestima y desterrar mitos relacionados con el enamoramiento y el amor o vinculados a estereotipos y roles de género.

Según los expertos, es clave enseñar a los adolescentes a identificar al maltratador, conocer las conductas que constituyen distintas formas de agresión y detectar los indicadores de una potencial relación dañina. Estos conocimientos disminuyen la tolerancia de los adolescentes ante agresiones y comportamientos celosos y dominantes y mejoran sus recursos para reaccionar y actuar ante un maltrato.

 

Otros trastornos de conducta

El libro El reto de la convivencia escolar también aporta indicadores de alarma y recomendaciones de actuación ante otros trastornos de conducta que pueden afectar a la convivencia escolar, como el abuso de drogas, los trastornos alimentarios y problemas emocionales como la depresión, la ansiedad, trastornos de pánico, los obsesivo-compulsivos y las fobias. En el caso de comportamientos de agresión, destrucción de la propiedad, robos, engaños y otros incumplimientos graves de las normas, los expertos recomiendan la “restauración del daño” frente al castigo tradicional, en combinación con programas de educación emocional y en valores, que incluyan el asesoramiento a las familias.

Para la detección del maltrato infantil desde la escuela, los autores de este libro añaden a los indicadores físicos, de comportamiento y académicos de los alumnos, los de comportamiento de los padres: las actitudes no protectoras, la insensibilidad, el rechazo o la culpabilización hacia el niño.

El libro se cierra con un amplio capítulo dedicado a los aspectos legales que pueden derivarse de estas conductas y que todo centro escolar debe conocer, como la edad penal y el procedimiento penal en el caso de los menores, su capacidad jurídica y su autonomía sexual o la autoridad del docente. Este capítulo también aborda todos los protocolos de actuación introducidos por la Orden 62/2014, de obligada aplicación para los centros públicos y concertados de la Comunidad Valenciana. Esos protocolos se refieren al acoso escolar y al ciberacoso, las conductas que alteran la convivencia, el maltrato infantil, la violencia de género y las agresiones hacia profesores y personal en colegios e institutos.

 

Equipo investigador

La obra, coordinada por el profesor de Derecho Penal de la CEU-UCH Javier García González, investigador principal del Grupo “Derecho Penal, Internet y Redes Sociales”, ha contado con la participación del decano de la Facultad de Derecho, Empresa y Ciencias Políticas de esta Universidad, Joaquín Marco Marco. También han participado las psicólogas Ana Pérez Martínez, Lorena Amado Pallarés y Reyes Ortigosa Blanch, colaboradoras externas de este grupo de investigación, quienes aportan su experiencia profesional en Unidades de Adolescencia, Unidades de Conductas Adictivas y consultas especializadas en menores, familia y drogodependencias, ámbitos en los que cuentan con una amplia trayectoria investigadora.

El libro, prologado por la consellera de Educación en funciones, María José Catalá, y la rectora de la CEU-UCH, Rosa Visiedo, tiene por objeto difundir entre el profesorado, pero también entre padres y alumnos, la normativa que regula la elaboración de los planes de convivencia en los centros educativos, actualizada recientemente por la citada Orden 62/2014 de la Generalitat Valenciana.

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