Washington, (EFE).- Los conflictos, tanto violentos como civiles, causan sufrimiento, tragedia y destrucción de recursos, pero también contribuyen al desarrollo de los valores e instituciones más preciadas, según un estudio que publica hoy la revista Science.
El artículo de Samuel Bowles, director del Programa de Ciencias de la Conducta en el Instituto Santa Fe, y profesor de economía en las universidades de Massachusetts y de Siena (Italia) forma parte de una sección que la revista dedicó esta semana a diferentes aspectos de los conflictos humanos.
«Los orígenes de rasgos de la vida contemporánea tan variados como el estado nacional y el deseo de establecer normas sociales y cívicas generosas se encuentran en una combinación de conflicto entre grupos y la atenuación de las desigualdades y conflictos dentro de los grupos», escribió Bowles.
El conflicto se ha ganado una mala reputación «que se merece con creces por el sufrimiento, la tragedia y el desperdicio de recursos humanos y materiales que conlleva», agregó.
El investigador argumentó que fue la guerra lo que espoleó a «la abigarrada colección de gobiernos de Europa a producir el estado nacional moderno que, como resultado de conflictos subsiguientes dentro de las naciones se convertiría eventualmente en liberal y democrático».
Siete siglos atrás en lo que es ahora Italia había más de 200 entidades de gobierno independientes y unos 500 soberanos o entidades gobernaban toda Europa, incluidos imperios, ciudades estado, federaciones de ciudades, redes de feudos, órdenes religiosas, bandas guerreras y ligas de piratas.
Para el tiempo de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), señala Bowles, sólo sobrevivían menos de 30 y «había sobrevivido sólo una forma política: el estado nacional, con su burocracia centralizada para mantener el orden sobre un territorio definido».
Los conflictos humanos muestran la mezcla de dos impulsos contradictorios: la búsqueda de dominio o control de un grupo sobre otro, y la necesidad de cooperación entre los individuos de la cual surgen muchos de los valores que se consideran positivos: generosidad, solidaridad, altruismo, austeridad, y el sacrificio de sí mismo por otras personas o un ideal.
«Probablemente, el conflicto seguirá siendo importante para el progreso humano, pero esto no requiere la violencia, el sufrimiento y el desperdicio característicos de los conflictos del pasado», apunta Bowles .

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