Raúl Rojas Soriano

Raúl Rojas Soriano


Karina de la Paz Reyes

         “Si no hay pasión por el trabajo, no puede haber creatividad y por tanto no podremos avanzar significativamente en la investigación. Debemos estar enamorados del tema que investigamos para poder llegar a más”, sentenció Raúl Rojas Soriano, profesor-investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), como propuesta central de su conferencia magistral “Investigación y exposición del conocimiento científico: aspectos metodológicos y sociales”.

De inicio, dijo que en el campo de la ciencia no valen expresiones como “yo siento”, “yo creo”, “me imagino”, “me parece”; por el contrario, es necesario presentar las pruebas documentales y las evidencias empíricas. “La práctica como criterio de verdad para construir conocimiento, para enriquecerlo, derrumbarlo u orientar los procesos de transformación en la naturaleza y en la sociedad”.

Desde su punto de vista, la investigación es un proceso socio-histórico, pues no es lo mismo hacer una investigación en el campo de la pedagogía para una tesis de licenciatura, maestría o doctorado, que cuando se labora en una dependencia como la Secretaría de la Educación Pública o una organización no gubernamental, donde hay otras exigencias y necesidades que imponen directrices políticas e ideológicas.

Rojas Soriano en su ponencia presentada en el aniversario de la Facultad de Pedagogia de la Universidad Veracruzana, sostuvo que se “rompen los cánones de investigación científica” cuando, desde las instituciones gubernamentales, se indica cómo desarrollar el proyecto en sí. En ese tenor, “¿cómo enfrentar los desafíos para alcanzar la cientificidad de conocimiento?” planteó a los estudiantes de Pedagogía presentes.

Otra de sus propuestas fundamentales versa en que la investigación es un proceso objetivo-subjetivo, lo cual se olvida con frecuencia cuando se enseña a investigar. “Se piensa que con hacer referencias a una serie de pasos o etapas y orientar a los estudiantes en ese sentido se alcanza la verdad científica. Se olvida que quien hace investigación es el sujeto histórico, es decir, nosotros, donde está presente la subjetividad”.

La subjetividad se divide en áreas que entre sí están articuladas, tal es el caso de la ideología, las emociones y los sentimientos, y el aparato psicofísico, porque “la investigación no es la suma de pasos y etapas ligadas mecánicamente, sino el conjunto de procesos específicos vinculados dialécticamente”.

Remarcó que el camino de la investigación depende de cada circunstancia, de la formación del estudiante, sus tiempos y recursos, y el contexto (académico, gubernamental o social).

Uno de los procesos más complicados es poner en práctica la hipótesis, pues ¿cómo descender de los conceptos de la teoría a la realidad empírica? Es más, se trata de uno de los mayores problemas que han tenido las personas dedicadas a la ciencia, según él.

“En la práctica hay una serie de situaciones que rompen con todos los cánones de la investigación”, puntualizó y enseguida expuso un ejemplo: hace 15 años una secretaría del gobierno federal le invitó a dar un curso en Cuernavaca, Morelos, a ingenieros agrónomos y dos de ellos le preguntaron hasta qué punto los datos que proporciona una encuesta son objetivos, si los campesinos muchas veces contestan cualquier cosa para no perder su tiempo.

“De aquí surgen varias preguntas filosóficas-epistemológicas: con qué concepto de realidad estoy trabajando, con el que tienen a diario los campesinos, con el que llevan de la ciudad al campo los investigadores e ingenieros agrónomos, con el que los campesinos quieren que se lleven los investigadores a la ciudad para que no les quiten los apoyos crediticios o para que se los den. Con qué teoría de la cuestión agraria me acerco a la realidad. Esto va a tamizar todo el proceso.”

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