Hace 12 años un grupo de estudiantes de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (UV), campus Xalapa, donó a sus mascotas para crear el herpetario Staku-Luhua, que inició actividades con sólo ocho especies. En la actualidad, este espacio cuenta con 87 ejemplares de 43 especies, entre las que destacan la iguana verde y negra, boa mazacuata, cascabel diamantada y real, las cuales diariamente son alimentadas y cuidadas por los mismos universitarios.

Antonio Maruri, académico de la Facultad y responsable legal del herpetario, explicó que éste es un lugar destinado a la conservación de anfibios y reptiles con fines de exposición, educación o investigación.

Ubicado en las instalaciones de la Facultad, se trata de un “museo vivo” en el cual la gente puede ver, por ejemplo, ranas, tortugas, iguanas o serpientes que se encuentran en contenedores de vidrio conocidos como terrarios, espacios en los que se recrea su hábitat natural.

Al entrar en el herpetario se observa el contraste entre el tamaño del que contiene a una víbora de cascabel y a la boa. El primero es pequeño y contiene tierra desértica, en tanto que el otro es más amplio para permitir la movilidad del ejemplar.

Maruri destacó que en 2003 el herpetario adquirió el grado de Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA), autorizado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

 

Inicio

El proyecto del herpetario Staku-Luhua nació en 2001, por iniciativa de los estudiantes de la Facultad, quienes escogieron este nombre inspirados en una antigua leyenda totonaca, la cual narra como el sol convierte a la serpiente en arcoíris, en agradecimiento a las ofrendas que dicho pueblo le ofrecía.

Al principio tenían sólo ocho ejemplares, los cuales eran mascotas de estudiantes, quienes deseosos de llevar a cabo el proyecto los donaron gustosamente.

El principal objetivo, agregó, es la educación ambiental para mostrar a la población la importancia de estos animales, ayudando así a cambiar la percepción negativa que tradicionalmente se ha formado a su alrededor. Para ello se dan a conocer los enormes beneficios que aportan, tales como el control de plagas y descubrimientos médicos a partir de su estudio, a través de visitas guiadas tanto a grupos escolares como al público en general.

El académico comentó que en años anteriores impartieron un curso sobre manejo de anfibios y reptiles, el cual retomarán próximamente. Mencionó que el herpetario sirve como apoyo para proyectos de titulación de licenciatura, maestría e incluso doctorado. Y aunque en la actualidad no hay planes de recibir más especímenes para que permanezcan ahí de forma definitiva, en ocasiones funge como albergue temporal de reptiles y/o anfibios que son donados por sus dueños, decomisados por autoridades ambientales o llevados por gente que los encontró enfermos o lastimados.

En cualquiera de estos casos, son puestos en cuarentena y rehabilitados, para después llevarlos a un sitio donde puedan desarrollarse de manera óptima o reincorporarlos a su medio de origen.

 

El trabajo diario

El trabajo en el herpetario es constante, comentó Eduardo Hernández, tesista de la Facultad de Biología y responsable técnico del lugar. Diariamente debe hacerse limpieza de los terrarios, así como de las jaulas de ratones que forman el alimento vivo.

Los animales son alimentados de acuerdo con normas estrictas, destaca la variedad dietética de todas las especies del lugar, que van desde las frutas de las iguanas, el alimento seco de las tortugas, hasta los pequeños roedores con que son alimentadas las serpientes.

Cuando se programa alguna visita escolar, se coordinan las personas encargadas del mantenimiento del lugar para desarrollar dinámicas que vayan acorde a la edad de los visitantes; así, un día se desarrollan juegos con niños de primaria, y al siguiente dinámicas educativas dirigidas a estudiantes de preparatoria.

Sin embargo, en lo que coinciden todos los visitantes es en tomarse la consabida foto, las especies más solicitadas para ello son la boa y la falsa coralillo, aunque en ocasiones también piden ser fotografiados con tortugas e iguanas.

         Pablo Cobos, egresado de la Facultad y voluntario del lugar, comentó que cuando el herpetario es invitado a alguna exposición o feria, el trabajo es arduo, ya que deben prepararse los terrarios en que serán transportados los ejemplares elegidos, todo bajo la atenta supervisión y coordinación de los encargados y así garantizar que el traslado sea exitoso.

Abundó que incluso en ocasiones han sido invitados a alguna exhibición en otra ciudad y tuvieron que quedarse a dormir allí, para asegurar que a los animales no les falte nada.

Cabe resaltar que todas estas actividades son realizadas únicamente por voluntarios y prestadores de servicio social, en su mayoría estudiantes de la Licenciatura en Biología, con el fin de mostrar a la sociedad la importancia que tienen los reptiles y anfibios.

Si el público en general desea alguna visita guiada, sólo deben contactar con la Facultad de Biología al teléfono (228) 8179202, o en la página de Facebook “Herpetario Staku-Luhua”.

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