Antonio Hernández Meza

Antonio Hernández Meza


Karina de la Paz Reyes Díaz

Xalapa, Ver.- Con tal de obtener una buena calificación en la primaria, dos niños le pidieron a su padre, un músico huasteco, que les enseñara y acompañara a tocar en un festival escolar. Éste accedió y el trío trascendió, se consolidó y en 2016 celebra 30 años de existencia con material discográfico considerado fundamental e infinidad de presentaciones en el país y el extranjero.

Se trata del trío Tlayoltiyane de la Universidad Veracruzana (UV), cuya etimología es náhuatl y se puede traducir como “Los creadores”. Está integrado y dirigido por Antonio Hernández Meza, violinista y jaranero del grupo, además de compositor y laudero; le acompañan sus hijos Jorge Alberto en la jarana y el violín, y Marco Antonio, en la huapanguera. Como su nombre lo dice, el trío ha creado un inmenso repertorio en el género huasteco.

Para festejar su aniversario han realizado una serie de conciertos con invitados especiales como Tony Delgado, Sandra Lohr y Pepe González. El próximo 7 de julio se presentarán con el saxofonista Rodolfo Sánchez, el Mariachi Universitario y el ensamble vocal Voz en Punto, quienes interpretarán composiciones de Antonio Hernández Meza. La cita es a las 19:30 horas en la Sala “Dagoberto Guillaumin” del Teatro del Estado.

Marco Antonio Hernández Hernández

Marco Antonio Hernández Hernández

El trío Tlayoltiyane se ha presentado en diversos países, sobre todo de América y Europa. A propósito de presentaciones internacionales, fueron invitados para dar un concierto e impartir talleres en octubre próximo en un museo de Nueva York, Estados Unidos, con motivo de las fiestas de Todos Santos.

Cuando Tlayoltiyane empezó a sonar en todas partes

El director y fundador del trío, Antonio Hernández Meza, nació en Chahuantla y fue criado en Pahua Grande, ambas comunidades situadas en el municipio de Ixhuatlán de Madero, Veracruz.

A don Antonio desde niño su padre le enseñó a tocar porque le llamaba mucho la atención y le “llegaba al corazón”, aunque en todo momento le advertía “yo no quiero que seas músico, porque ser músico es ser borracho”.

Sin embargo, tras varios años de andar en el camino de la música se encontró con Alberto de la Rosa, quien desde 1976 lo incorporó al grupo Tlen-Huicani.

Fue hace 30 años, en abril de 1986, que sus hijos Marco Antonio y Jorge Alberto Hernández Hernández, quienes tenían alrededor de ocho y nueve años, le pidieron que les enseñara a tocar tres sones (La polla pinta, Los enanos y Xochipitzahuatl) para presentarse en la celebración del Día del Niño de su primaria, y que Jorge Alberto obtuviera una buena calificación en la materia de Educación Artística.

Al año, explicó don Antonio, ya eran todo un trío que paulatinamente se incorporó como grupo artístico a la UV; en un primer momento los niños ingresaron como becarios. En ese entonces, “teníamos que pedir permiso a la escuela para que ellos fueran a acompañar la función con el Ballet (Folklórico de la UV). Posteriormente hubo giras, la primera con ellos fue en diciembre de 1989 a Tucson, Arizona”.

En 2016 la agrupación celebra 30 años de haberse fundado

En 2016 la agrupación celebra 30 años de haberse fundado

En 1988 el trío realizó sus primeras tres grabaciones, “y con más razón se escuchaba Tlayoltiyane en todas partes”. A la fecha han grabado siete materiales discográficos.

Sumado a ello, en una ocasión invitaron a don Antonio para que creara un huapango al programa Veracruz agropecuario, que se transmite por Radio Televisión de Veracruz, lo que se tradujo en mayor difusión.

“La gente fue aceptando y escuchando nuestras melodías, mis ideas, proyectos, el baile huasteco, el son de carnaval y huapangos”, expresó pensativo.

“Tlayoltiyane tiene el propósito de crear huapangos, hacer música y difundir. Desde luego no haciendo para atrás todos los huapangos conocidos, mis respetos para quienes los hicieron, los compositores viejos, quienes dieron a conocer los que llamamos huapangos viejos o viejos huapangos, que se escuchan desde la época de los tatarabuelos, los abuelos…”

El otro lado de la historia…

Jorge Alberto y Marco Antonio desde muy pequeños escuchaban a su padre ensayar el violín y “la música es lo que nos ponía a vibrar, a sentir cosquillas en las manos, en los pies y siempre ha sido así”, compartió el segundo.

“Y como dijo mi padre, una calificación de escuela nos hizo llegar a esto. La iniciativa fue en conjunto, pero de hecho la calificación era para mi hermano, en la materia de Educación Artística. ‘Y si le decimos que nos enseñe. No va querer’, decíamos entre nosotros. A los tres días de que nos decidimos a decirle era la presentación y en ese tiempo nos enseñó los tres sones que presentamos.”

Marco Antonio comentó que cuando el trío Tlayoltiyane se fundó era un tiempo difícil en la Huasteca, porque el son “se estaba yendo con la influencia de la música de banda que Hidalgo estaba introduciendo. Aquello estaba siendo un susurro. También se estaban alejando las actividades de huapango”. En Xalapa, ni se diga, prácticamente no se escuchaba.

Posteriormente, el Instituto Veracruzano de la Cultura empezó a realizar programas para la difusión de la música huasteca y Tlayoltiyane también contribuyó. “Tomaron un poco de las grabaciones que teníamos y como nos veía muy chicos tocando la música, eso llamaba la atención. También empezó a fluir el canto en náhuatl, animamos a la gente a cantar en su propia lengua”, rememoró gustoso.

Para él, al trío Tlayoltiyane le tocó dar el paso difícil, pues incluso ellos de niños fueron discriminados por su origen, pero a la fecha mucha gente no sólo de Veracruz sino del país reconoce y gusta de este género musical. “La UV también ha sido un impulso, porque atrae gente de la Huasteca para que se venga a capitalizar aquí”

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