El primo sahariano de los olivos cultivados en el Mediterráneo sigue siendo poco conocido. Sin embargo, esta subespecie, llamada olivo Laperrini, presenta gran interés en muchos aspectos. Investigadores del IRD y sus colaboradores han demostrado que su longevidad se debe a su original reproducción vegetativa. Extremadamente resistente a la sequía, este árbol «reliquia» podría servir como recurso genético para mejorar sus semejantes domésticos, siempre que se lleven a cabo acciones de conservación para evitar su desaparición.

El olivo más resistente

Al contrario que sus homólogos cultivados, el olivo Laperrini no ha elegido la suavidad de un clima mediterráneo. Crece en pleno Sáhara, a una altitud de entre 1 400 y 2 800 m, desde el sur de Argelia hasta el norte de Sudán, pasando por Níger. Para conseguir sobrevivir desde hace millones de años en este inhóspito entorno, ha tenido que adaptarse a unas condiciones de aridez extrema. Ha desarrollado una estrategia de reproducción atípica para lograr conservar a lo largo de los tiempos este patrimonio genético excepcional. Como explican los investigadores en un reciente estudio de síntesis, se reproduce por crecimiento vegetativo o clonal.

Un recurso genético para las plantas cultivadas

El olivo Laperrini, emblemático de los ecosistemas de las montañas saharianas, supone una fuente de madera para las poblaciones locales. Sus hojas son un preciado recurso para alimentar al ganado y en la farmacopea tradicional. Los científicos subrayan además su interés agronómico. Se podría cruzar con olivos de cultivo para mejorar algunos caracteres de éstos, como por ejemplo su resistencia a la sequía. Mediante análisis moleculares, los biólogos han descubierto que ya se han efectuado cruces en el pasado, lo que certifica la posibilidad de hibridar las dos subespecies.

Un árbol en peligro de extinción

Desarrollar un nicho de conservación como ha hecho el olivo Laperrini no está falto de riesgos. En la actualidad está pagando el precio de su aislamiento y su proteccionismo genético. La limitación de los flujos de genes entre poblaciones y su modo de reproducción vegetativo han reducido la mezcla genética durante largos períodos. Bajo las actuales condiciones climáticas, también tiende a disminuir el número de árboles. Todo ello conlleva una erosión progresiva de la diversidad genética, que debilita la capacidad de adaptación de los olivos Laperrini a los cambios medioambientales y los convierte en una subespecie potencialmente amenazada de extinción a largo plazo.

 

Estos trabajos de investigación sobre la ecología y la historia evolutiva del olivo Laperrini permiten identificar mejor las amenazas que se ciernen sobre este árbol endémico del Sáhara y establecer prioridades para los programas de conservación.

Datos interesantes :

La producción mundial de olivas es de entre 9 y 15 millones de toneladas al año. La práctica totalidad procede de la cuenca mediterránea. Entre el 90 y el 95 % se destina a la fabricación de aceite.

La oleicultura es un recurso económico esencial en los países de la cuenca mediterránea, en particular para Marruecos, Argelia o Túnez. 

Glosario :

General Laperrine: militar francés que recogió por primera vez, en 1911, esta subespecie de olivo.

Subespecie: subdivisión basada en criterios morfológicos y geográficos. Los individuos pueden reproducirse entre sí.

Especie reliquia: especie de origen muy antiguo casi extinguida, que se concentra en una zona muy limitada. Ej.: el límulo o el celacanto.

Reproducción vegetativa: se forma un nuevo individuo a partir de un órgano de la planta «madre» – tubérculos, rizomas o bulbos.

Endémico: específico a una región geográfica

Un árbol reliquia, sobreviviente de millones de años:El olivo del Sahara

Prensa de oliva de Marruecos, © IRD / S. Roussos

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