Redes humanas- UC3M

Redes humanas- UC3M


El proyecto europeo IBSEN (Bridging the Gap: From Individual Behaviour to the Socio-tEchnical MaN) se ha propuesto desarrollar un sistema que recree la conducta humana.

La inicativa está siendo coordinada por la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y en ella participan científicos de las universidades de Valencia y Zaragoza e investigadores británicos, finlandeses y holandeses.

“Vamos a sentar las bases para poner en marcha una nueva forma de hacer ciencia social para los problemas que surgen en un momento en que la gente vive muy conectada tecnológicamente”, indica el responsable del proyecto, Anxo Sánchez, del grupo de Sistemas Complejos del departamento de Matemáticas de la UC3M.

El objetivo del proyecto es entender el comportamiento individual de las personas, sobre todo cuando están conectadas por teléfonos móviles y las redes sociales. Para ello, este grupo de científicos está preparando experimentos en los que van a plantear de forma simultánea a miles de personas determinados problemas de cooperación, dilemas sociales y juegos económicos para intentar descifrar los patrones ocultos tras sus decisiones.

Con esta información, los investigadores van a crear un simulador de comportamiento humano, una tecnología que proporcionaría una base para simulaciones socioeconómicas que cambiarían radicalmente muchos campos, desde la robótica a la economía, con impactos tecnológicos y sociales como la formulación de políticas y toma de decisiones en cuestiones sociales urgentes.

“La mayor dificultad es diseñar un protocolo experimental nuevo que permita controlar que todos los participantes del experimento están disponibles a la vez e interactúen realmente, porque no los estás viendo en un laboratorio”, señalan los investigadores, que están acostumbrados a realizar este tipo de experimentos en laboratorios donde trabajan con grupos de unas 50 o 60 personas. En este caso habrán más de 1.000 participantes.

Realismo de los personajes de los videojuegos

El reto planteado en este proyecto, una vez realizados estos experimentos, es conseguir un repertorio de la conducta humana que permita simular el comportamiento de una persona y aplicarlo a un robot o recrear qué es lo que van a hacer grandes grupos de población ante determinadas circunstancias.

“A nivel individual serviría desde para mejorar el realismo de los personajes de los videojuegos hasta para hacer más humanos los avatares con los que se interacciona en páginas web de ayuda”, apunta Sánchez. “Y en relación a la simulación de comportamientos colectivos nos permitiría  intentar entender desde la evolución de la economía hasta la aparición de fenómenos de desórdenes sociales”, agrega.

Los comentarios están cerrados.