Un ‘software’ que diagnostica la salud de los ríos

El río Jarama en su tramo medio a la altura de Algete (Madrid).


El programa desarrollado en la Universidad Politécnica de Madrid para medir la alteración hidrológica de los ríos, denominado IAHRIS, ha sido recomendado para su aplicación en la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea.

Los profesores Carolina Martínez Santa-María y José Anastasio Fernández Yuste, de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Forestal de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), han desarrollado un protocolo de evaluación de la alteración hidrológica de ríos con el que se analiza el buen estado ecológico de las masas fluviales de agua, cuya metodología ya se ofrece en un software de libre difusión, denominado IAHRIS, que puede descargarse desde la web del grupo de investigación Ecogesfor. La Unión Europea ha recomendado esta herramienta para medir la salud de los ríos en una guía publicada en el primer trimestre de 2015 (Guidance Document, 31. “Ecological flows in the implementation of the Water Framework Directive”).

Según sus autores, el objetivo de IAHRIS sería comparable a un protocolo de análisis de sangre: hay que seleccionar qué variables medir —las que mejor nos pueden informar de la salud del paciente— y compararlas con los valores de referencia normales. En el caso de IHARIS, estas variables son de carácter hidrológico, pero con una contrastada trascendencia ambiental, basadas en  valores de referencia aportados por el régimen natural del tramo de río en estudio.

Para la Unión Europea es fundamental la salvaguarda de los sistemas fluviales. A través de la Directiva Marco del Agua, se exige que la calidad del agua sea óptima  y que esta circule en un régimen adecuado.  Es decir, que los cauces contengan agua en cantidad y estacionalidad (variabilidad a lo largo del año) como responderían a patrones naturales.

IAHRIS es un software con el que se puede compatibilizar el aprovechamiento de los recursos hídricos con la salvaguarda del ecosistema fluvial. En concreto, cuantifica la alteración del régimen producida por el aprovechamiento de los recursos hídricos; facilita la interpretación de las consecuencias ambientales de esa alteración, y ofrece criterios objetivos y cuantificables a la hora de establecer prioridades en las medidas para alcanzar los objetivos exigidos por la directiva marco.

Las presas son, sin duda, el elemento que más altera el régimen natural de los ríos. Las dedicadas al abastecimiento urbano generan una reducción de los caudales circulantes, mientras que las dedicadas al regadío provocan una fuerte alteración de la estacionalidad, pudiendo aumentar mucho los caudales circulantes en verano respecto de los naturales. Sin embargo, hay un nuevo tipo de infraestructura, común a las grandes ciudades, que pueden alterar el caudal circulante: las depuradoras de agua, que incrementan artificialmente  el nivel del río al que entregan sus efluentes.

Como ejemplos de alteraciones en la región madrileña, Carolina Martínez Santa-María y José Anastasio Fernández Yuste escogieron dos ríos, Jarama y Manzanares, para comprobar su estado ambiental. El primero, en su tramo alto, es un caso claro de aprovechamiento para abastecimiento urbano. Su principal afluente en ese tramo, el Lozoya, está regulado por cinco presas. El propio Jarama tiene una presa más en la cabecera de su nacimiento. Todas estas infraestructuras tienen como uso fundamental el abastecimiento al gran Madrid. El efecto en el régimen es fundamentalmente cuantitativo, con una reducción en las aportaciones anuales de hasta el 70%. Su regulación también afecta a la variabilidad estacional, que se reduce en un porcentaje similar.

En cuanto al Manzanares, IAHRIS puso de manifiesto que, aguas abajo de Madrid, este curso fluvial presenta una alteración tan singular como intensa. Este cambio es fruto de los efluentes de las depuradoras que entregan al río agua que se tomó de otras cuencas, fundamentalmente del alto Jarama, y también del alto grado de impermeabilización de una parte importante de su cuenca. La alteración es tal que las aportaciones anuales que circulan en ese tramo del río pueden ser de hasta un 400% superior a las de las condiciones naturales (de 81,7 hectómetros cúbicos por año en régimen natural a 345,8 hectómetros cúbicos en el alterado).

La profesora Carolina Martínez explica que en la España mediterránea es frecuente que se dé la paradoja de que algunos ríos tengan más caudal en verano que en invierno. “La irregularidad propia del clima mediterráneo hace que sea necesario almacenar en invierno y primavera para utilizarla en verano. Si el tramo de río que hay aguas abajo de una presa se utiliza para llevar en verano ese agua almacenada en la época de lluvias a los cultivos, se produce una alteración de la estacionalidad del régimen que, en algunos casos, puede ser muy importante. Un ejemplo podría ser el embalse de Contreras, en el río Cabriel, principal afluente del Júcar. El agua almacenada se usa fundamentalmente para el regadío en la Plana del Júcar, y en el mes de julio el tramo del Cabriel aguas abajo de Contreras puede llevar hasta siete veces  más de lo que le corresponde en régimen natural (6,1 hectómetros cúbicos por mes en régimen natural y 41,7 hectómetros cúbicos por mes en régimen alterado)”.

Para paliar este tipo de alteraciones que modifican gravemente el ecosistema, la legislación española prevé la implantación de un régimen ambiental de caudales o caudales ecológicos que deben circular aguas abajo de las grandes presas, compatibilizando el aprovechamiento de los recursos hídricos con la conservación del ecosistema fluvial. IAHRIS, en uno de sus informes, ofrece la estimación de algunos de estos componentes con una herramienta flexible que permite al usuario seleccionar distintos escenarios de régimen ambiental de caudales. De esta forma se puede buscar el modo que, en función del volumen disponible de agua en un año determinado, compatibilice mejor las demandas con la salud del ecosistema. En este sentido, es de gran utilidad para países del ámbito mediterráneo, en donde esta herramienta  contempla regímenes ambientales para situaciones de extrema sequía, aunque existe constancia de que IAHRIS ya ha sido adoptado, no solamente en Europa, sino en países iberoamericanos, India y Etiopía.

 

(Universidad Politécnica de Madrid)

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