Aclarado el misterio de las ‘fuentes de fuego’ lunares

‘Fuente de fuego’ de un volcán hawaiano, parecida a las que pudo haber en la Luna en el pasado. / National Park Service/D.W. Peterson


Las diminutas perlas de vidrio volcánico encontradas en la superficie lunar durante las misiones Apolo son una señal de que en nuestro satélite hubo erupciones volcánicas con ‘fuentes de fuego’ como las que exhiben los volcanes de Hawái en la Tierra.

Para que se produzcan se requieren compuestos volátiles mezclados con la lava en erupción. Estos compuestos se convierten en gas según asciende la lava desde las profundidades, favoreciendo que explote en la superficie. El fenómeno es parecido al de quitar el tapón a una botella de gaseosa agitada.

Ahora, científicos de la Universidad Brown y el Instituto Carnegie de EE UU han identificado el gas volátil que provocó esas antiguas erupciones lunares: el monóxido de carbono (CO). Su trabajo se publica en la revistaNature Geoscience.

«Hace muchos años que nos preguntábamos cuál era el gas que produjo este tipo de erupciones en la Luna, algo que no era nada fácil de descubrir porque el gas se va», explica Alberto Saal, profesor de la Universidad de Brown y coautor de la investigación.

El estudio apunta que la lava asociada con las ‘fuentes de fuego’ lunares contenía cantidades significativas de carbono. Según surgió de las profundidades, ese carbono se combinó con el oxígeno para formar grandes cantidades de CO. Este gas fue el responsable de que las ‘fuentes de fuego’ rociaran de vidrio volcánico zonas de la superficie lunar.

Desde 2008, Saal y sus colegas han detectado gotas de agua, azufre, cloro y flúor en las perlas volcánicas lunares, pero ninguno de estos compuestos volátiles eran consistentes con las erupciones de tipo ‘fuente de fuego’. Por ejemplo, si el agua hubiera sido el motor, debería haber unas firmas mineralógicas que no han aparecido en las muestras.

Inclusiones en cristales de olivino

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Inclusiones de fusión atrapadas en cristales de olivino. / Saal Lab/Brow University

 

Para esta investigación, el equipo analizó cuidadosamente los granos de cristal traídos a la Tierra con las misiones Apolo 15 y 17. En particular, observaron muestras que contenían ‘inclusiones de fusión’, pequeños puntos de magma fundido que quedaron dentro de cristales de olivino. Estos atraparon los gases del magma antes de que pudieran escapar.

La detección del carbono ha sido posible gracias a la precisión alcanzada por la técnica de sondeo de iones desarrollada en el Instituto Carnegie, que alcanza unos valores tan bajos como 0,1 parte por millón.

La cantidad de carbono detectada en las ‘inclusiones de fusión’ resultó ser muy similar a la que se encuentra en basaltos procedentes de las erupciones en las dorsales oceánicas de la Tierra. Si algunos reservorios de compuestos volátiles en nuestro planeta y la Luna comparten una fuente común, esto puede ayudar a comprender mejor el origen de nuestro satélite, que se supone se formó cuando la Tierra fue golpeada por un objeto del tamaño de Marte.

«La presencia de los compuestos volátiles sugiere que, o bien algunos de los de la Tierra sobrevivieron al impacto y se incluyeron en la Luna, o que llegaron a los dos procedentes de una fuente común, quizá de un bombardeo de meteoritos primitivos «, apunta Saal.

Referencia bibliográfica:

Diane T. Wetzel, Erik H. Hauri, Alberto E. Saal y Malcolm J. Rutherfor. “Carbon content and degassing history of the lunar volcanic glasses”. Nature Geoscience, 24 de agosto de 2015.

(SINC)

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