El Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias (IIL-L) y el Programa Universitario para la Formación de Lectores de la Universidad Veracruzana (UV) presentaron el libro La literatura mexicana de temática gay, de Mario Muñoz y León Guillermo Gutiérrez, en la sesión de “Martes de Lectores y Lecturas” el pasado 2 de septiembre.

La actividad, celebrada en la Sala “Carlos Fuentes Lemus” de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI) de Xalapa, convocó a maestros y alumnos, quienes escucharon a Mario Muñoz, doctor Honoris Causa por la UV y director de la revista La Palabra y el Hombre.

Al abordar el desarrollo histórico de este controvertido tema, el académico destacó que la antología contiene textos generados a partir de la segunda mitad del siglo XX.

Hizo referencia a algunas de las primeras expresiones de esta temática, tal es el caso de la novela crítico social de 1926 Los cuarenta y uno, de Eduardo A. Castrejón, un cuento publicado en 1926 de Jaime Torres Bodet y el libro La estatua de sal de Salvador Novo, donde el autor hace una serie de confesiones. Dichos poetas no comulgaban con las ideas realistas y nacionalistas.

Muñoz aseguró que la obra aborda “una temática actual, de represión social, religiosa y familiar pero desde varios puntos de vista, por lo cual no será repetitiva ni aburrida”

Comentó que durante gran parte del siglo XX, términos como “gay” u “homosexual” eran implícitamente excluidos de cualquier consideración científica o moral, y que las expresiones más utilizadas en aquella época fueron “dandis”, “señoritos” o “lagartijos” que salían vestidos con extremada elegancia a conquistar a jóvenes.

También mencionó que en aquellos tiempos no existía una gran diferencia entre liberales y conservadores, eran de mentalidades compartidas al tocarse el tema de la homosexualidad.

Dos de los primeros intentos por abordar el tema fueron Manolito pisa fuerte (1837) de Ignacio Rodríguez Galván y el texto Historia de chucho el ninfo creado por José Tomás Cuéllar.

El autor explicó que después de la Revolución Mexicana la literatura empezó a tener un corte testimonial, se convirtió en un medio con el cual se podía plasmar la creciente necesidad de un cambio ideológico ya que en el caso de las personas homosexuales, eran puestos en el bando de los excluidos, de los que estaban al margen. Fue así como surgió la literatura de corte realista, proletaria, de protesta social.

A partir de 1950 con publicaciones como El laberinto de la soledad de Octavio Paz, misma que disecciona la idiosincrasia del mexicano, y Los olvidados de Luis Buñuel empezó la época de oro de la sociedad mexicana.

La obra de Buñuel cortó el falso idealismo propuesto por las tres grandes instituciones que enturbiaban la temática gay: la Iglesia, la escuela y el gobierno civil, por lo cual fue objeto de múltiples críticas y amenazas de muerte.

Otros autores que confrontaron con su obra ese falso idealismo fueron Carlos Fuentes con La región más transparente (1958), los textos de Carlos Monsiváis publicados en la revista ¡Siempre! en 1978, Juan Vicente Melo con Los amigos, que acerca al tema de la marginalidad familiar y social, El vampiro de la Colonia Roma (1979) narrativa de Luis Zapata, entre otros importantes exponentes como Inés Arredondo, Enrique Serna y Jorge López Páez, por mencionar algunos.
Muñoz afirmó que los lectores sacarán sus propias conclusiones con la lectura de los textos y compartió que los cuentos se desarrollan en espacios muy diferentes, como Xalapa y la Ciudad de México.

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