Carlos Monsiváis

Carlos Monsiváis


Carlos Monsiváis Aceves, considerado el gran cronista de México del siglo XX, nació en la Ciudad de México 4 de mayo de 1938 y falleció el 19 de junio de 2010, por una insuficiencia respiratoria, provocada por una fibrosis pulmonar, dolencia que hizo que lo internarán desde el 1 de abril de ese año en el área de terapia intensiva del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Después de su muerte su féretro estuvo expuesto en el Palacio de Bellas Artes de México. Como reconocimiento a su apoyo en la lucha de las minorías sexuales, se colocó la bandera LGBT sobre el ataúd.

De Carlos Monsiváis también fue célebre el cariño que tenía por los gatos: en su casa vivían con él un total de trece. Los médicos que lo atendieron confirmaron que su enfermedad (la fibrosis pulmonar) no tuvo nada que ver con el hecho de que conviviera con tantas mascotas. Creó, junto con Claudia Vásquez Lozano, la organización civil Gatos Olvidados, que ella presidió aún después de su muerte.

Fue reconocido en el medio periodístico, intelectual y literario como el único escritor y cronista mexicano capaz de realizar de forma aguda y desenfadada una crítica del México que para el fue contemporáneo y abordar con ironía y particular sentido de crítica, tanto temas de alta cultura como de la cultura popular, el cine, los movimientos sociales, la política, el espectáculo, el futbol y hasta a los grandes personajes históricos o los medios de comunicación. Era, como muchos lo llamaron, el «Descifrador de la cultura mexicana».

Estudió en la Escuela Nacional de Economía (1955-1958) y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (1955-1960) y desde muy joven colaboró en suplementos culturales y medios periodísticos mexicanos. De hecho gran parte de su trabajo lo publicó en periódicos, revistas, suplementos, semanarios y otro tipo de fuentes hemerográficas. Su transitar por los medios informativos fue intenso, pues colaboró en diversos diarios mexicanos como Novedades, El Día, Excélsior, Uno Más Uno, La Jornada, El Universal, Proceso, la revista Siempre!, Eros, Personas, Nexos, Letras Libres, Este País, entre otros; además fue editorialista de varios medios de comunicación.

En su columna «Por mi madre, bohemios» (que se editó por décadas en diversas publicaciones del país) compiló declaraciones de políticos, empresarios, representantes de la Iglesia y otros personajes de la vida pública, satirizando su ignorancia o su visión limitada del mundo y exhibiendo la demagogia de la clase gobernante en México.

Después de su muerte la escritora y periodista mexicana, Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis fue un hombre “bastante chismoso”, con un gran sentido del humor y una ironía tremenda que veía la vida con “ojos de gato burlón”.

“Era un hombre que decía muchas cosas malas de todos sus amigos y de sus enemigos, porque agarraba parejo con todos. Tenía una gran lucidez que le permitía conocer todo lo que sucedía en México, por eso es el único escritor que hizo una obra de análisis de la realidad mexicana como nadie lo ha hecho.

“También fue un hombre implacable cuyos juicios que hacía sobre los demás eran muy serios y definitivos. Y no hay que olvidar que era un gran crítico de poesía que quiso hacer poesía y sabía muchísimo de poesía”.

Publicó principalmente crónica, mezclada con ensayo y cuento. Muchos de sus trabajos de este tipo quedaron en sus libros «Días de guardar» (1971); «Escenas de pudor y liviandad (1988); Amor perdido (Gob. del Edo. de Jalisco, 1977); A la mitad del túnel, (Océano, 1983); Entrada libre. Crónicas de la sociedad que se organiza, (ERA, 1987); Los mil y un velorios (Alianza Cien/Conaculta, 1994); Los rituales del caos (ERA, 1996); “No sin nosotros”, Los días del terremoto. 1985-2005, (ERA, 2005) y El centro histórico de la ciudad de México (Turner, Madrid, 2006).

Al haber sido un intelectual atento a todos los temas de la vida cultural en el país, también desarrolló la crítica literaria, actividad en la que sobresalen sus antologías, entre ellas, «La poesía mexicana del siglo XX» que ofrece los más amplios panoramas de la lírica mexicana; también escribió cerca de 100 prólogos sobre obras literarias, históricas y de cultura popular, entre los que destacan los hechos a las obras de Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Payno y Salvador Novo.

De entre los muchos de sus reconocimientos destacan El Premio Nacional de Periodismo, en crónica (1977); el Premio Jorge Cuesta 1986; el Premio Manuel Buendía 1988; Premio Mazatlán de Literatura 1988 por Escenas de pudor y liviandad; Premio Xavier Villaurrutia 1995 por Los rituales del caos; la Orden Gabriela Mistral 2001 otorgada por el Gobierno de Chile; la Medalla al Mérito 2003 otorgada por la Universidad Veracruzana y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en la rama de Literatura 2005.

Carlos Monsiváis se convirtió en un referente para acercarse a la cultura popular del trabajo intelectual y literario en México y el mejor cronista de los cambios sociales de su sociedad.

En el libro La conciencia imprescindible. Ensayos sobre Carlos Monsiváis( Fondo Editorial Tierra Adentro, 2009), el ensayista y cronista, Jezreel Salazar destaca la mirada polisémica que propone y esparce sobre sus objetos de estudio, la multiplicidad de voces que incluye al interior de sus textos y la gama de discursos y referentes ya sea literarios, filosóficos e históricos con los que está constantemente en diálogo.

“La mezcla de géneros y el cruce de fronteras que practica, la diversidad de registros y recursos retóricos a los que recurre para construir una literatura incluyente, plural y crítica…Vista así, su obra se revela como la de un autor que ha buscado cifrar en su propio lenguaje la voz de los otros, la voz compuesta del espacio público”, escribe Jezreel Salazar en el texto introductorio titulado Carlos Monsiváis un repertorio infinito.

 

Monsiváis el coleccionista

Pero también existe otra faceta de Carlos Monsiváis poco mencionada, la cual quedó plasmada en el Museo del Estanquillo. Monsiváis fue un coleccionista apasionado y obsesivo que estaba al pendiente de lo que podía conseguir y le interesaba. Diario lo visitaban los vendedores porque les encargaba específicamente fotografías, objetos o lo que él tuviera en mente. Al igual que con su obra escrita, con sus colecciones quería abarcar todo.

En el Museo del Estanquillo la Colección Carlos Monsiváis está integrada por más de 20 mil piezas, ubicadas en diversos rubros, entre ellos:

-Fotografías que aproximadamente integran la mitad del acervo. Van desde mediados del siglo XIX, es decir, década de los 50 hasta el siglo XXI. “Con ellas prácticamente se puede estudiar toda la historia de la fotografía, desde que se crearon los daguerrotipos hasta la fotografía digital”, detalló Evelio Álvarez.

-Gráfica en sus vertientes: estampa, grabado, dibujo y caricatura. La colección está integrada por más de  3 mil piezas.  Entre éstas se encuentra una de las colecciones más amplias que existen en México y el extranjero de la obra de José Guadalupe Posada, integrada por alrededor de mil grabados.

También se encuentran alrededor de mil 500 obras realizadas en el Taller de Gráfica Popular, específicamente diseñadas por el artista y grabador Leopoldo Méndez y obras con las que Carlos Monsiváis inició su colección y su afición por el coleccionismo: alrededor de 120 piezas realizadas por el artista e investigador Miguel Covarrubias.

-Caricatura con cerca de cinco mil dibujos y cartones originales de Alberto Isaac, que van desde la década de los 50 hasta 1995. A ellos se añaden obras del siglo XIX y litografías del pintor y litógrafo Claudio Linati que datan de 1828.

Hay obra del dibujante, litógrafo y pintor Casimiro Castro y del periodista y caricaturista Constantino Escalante. Asimismo, hay obras de caricaturistas de la transición entre el siglo XIX y XX; de los que se agruparon en torno al periódico El Universal y El Universal Ilustrado; Carlos Alcalde, Jesús Olvera, Santiago de la Vega y de los populares como Gabriel Vargas, Rius, Helguera, El Fisgón, Jis y Trino.

-Maquetas, más de 120 elaboradas por artesanos, “entre los que destacan uno de Puebla: Teresa Nava que rescata una serie de tiendas y comercios que han ido desapareciendo. También maquetas de arte popular elaboradas en plomo que hicieron Teodoro Torres y su esposa Susana Navarro y una serie de figurillas en plomo, decoradas al pincel de  danzas, trajes típicos, bailes y escenas costumbristas”, comentó Evelio Álvarez.

-Miniaturas, grabadas y talladas en hueso, algunas que sólo con lupa se pueden observar, como un cráneo que tiene un poco más del grosor de una cabeza de un alfiler y piezas realizadas por el escultor mexicano Roberto Ruiz, que trabaja el tema de las calaveras y diablos.

-Y documentos que datan del México Independiente.

Para conocer más sobre estas colecciones se puede visitar:www.museodelestanquillo.com

 

Autor prolífico, aún después de muerto

De Carlos Monsiváis también se editaron al menos cuatro libros póstumos:

En noviembre de 2010, se publicó «Que se abra esa puerta: crónicas y ensayos sobre diversidad sexual», una recopilación histórica de la vida, usos y costumbres de los homosexuales en México, textos escritos para la revista Debate Feminista bajo el sello de editorial Paidós.

En ese mismo año, editorial Trilce-Grijalvo publicó «¿Adónde váis Monsiváis?», tomo dividido en amplios apartados que van de Garibaldi a la Lagunilla, la Basílica, el Chopo y anexas; de la zona Rosa a Chapultepec; de la Roma e Insurgentes al estadio Azteca y Xochimilco y del California Dancing Club a Iztapalapa y el Centro Histórico, el cual es resultado de un trabajo de investigación en torno a miles de páginas que Monsiváis había escrito con referencias a la ciudad para conformar una especie de guía intelectual del Distrito Federal.

«La cultura mexicana en el siglo XX», editada por el Colegio de México y presentada en junio en 2011, es considerada el último libro escrito por Carlos Monsiváis; es un recorrido en las postrimerías del siglo XIX hasta la década de los ochenta  con temas literarios que van de la Generación del Ateneo y los Contemporáneos a textos sobre el marxismo, el feminismo y la nacionalización del psicoanálisis es lo que ofrece; el propio Monsiváis en la nota introductoria concluyó que cubrir un siglo en la vida cultural de un país, así sea de modo descriptivo y sintético, es una tarea inacabable.

El 4 de junio de este 2013 se presentó el libro Aproximaciones y reintegros, libro editado por Trilce Ediciones, un volumen compuesto por 48 textos que reúnen por primera vez la crítica literaria que Carlos Monsiváis escribió para el suplemento La Cultura en México cuando empezó a colaborar ahí en 1962 y hasta 1980.

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