Ciro Falcony, un científico al que no le gustaban las matemáticas


Nunca se imaginó que sería científico, no era un estudiante de dieces y le tenía fobia a las matemáticas, reconoció el ahora multipremiado físico mexicano Ciro Falcony Guajardo, quien investiga algunos de los fenómenos de emisión de luz y superconductividad en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Sonriente y bromista, dos cualidades que lo caracterizan, Ciro Falcony recordó que se «las ‘veía negras’ en matemáticas y se me hacían muy difícil, porque no las entendía, cuando logré entenderlas les agarré el gusto”.

Fue hasta el sexto año de primaria que empezó a interesarse en las matemáticas, “no había de otra o me aplicaba para pasar mi materia o me estancaría”, ese fue un proceso difícil, pero con la ayuda de sus cinco hermanos mayores y de su profesora logró comprenderlas.

“Si no las entiendes, se te empieza a hacer tan complicado y las empiezas a aborrecer, pero cuando las comprendes les pierdes la fobia, en mi caso cuando resolvía un problema era como el equivalente de los perros de Pávlov, era como un alimento y empezaba a segregar endorfinas o qué sé yo”.

Emocionado por remembrar esos episodios, narró que cuando pudo resolver el primer ejercicio que aparentemente era muy complejo, experimentó un sentimiento de satisfacción enorme y de ahí su cerebro le pedía más.

“Recuerdo que ese sentimiento de poder encontrar la solución a algo me impulsó a estudiar y estudiar más”. Así comenzó a “aplicarse” en la escuela, en especial en su materia de matemáticas, y sus calificaciones comenzaron a subir. Pasó de sietes y ochos a dieces, lo cual causó el asombro de sus compañeros, quienes lo veían raro cuando la profesora daba las calificaciones.

Durante la secundaria, Ciro Falcony ya era un estudiante de excelencia, de los mejores de Uruapan, Michoacán, lugar al cual llegó cuando tenía solo dos años de edad, pues él nació en Nueva Rosita, Coahuila.

Cuando concluyó la secundaria, emigró al entonces Distrito Federal, ahora Ciudad de México, junto con toda su familia en busca de más y mejores oportunidades para estudiar.

1 equiupo1207Ingresó al Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (Cecyt) 8 para hacer sus estudios de nivel bachillerato y posteriormente al IPN para estudiar física.

Al concluir su licenciatura, hizo sus posgrados también en física, la maestría en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) y su doctorado en Lehigh University, en Estados Unidos.

Aplicar el conocimiento

Sentado en un sillón de su oficina, la cual está rodeada de libros y «recuerditos» que sus amigos y colegas le han traído de otras partes del mundo, Ciro Falcony señaló que desde que él empezó a estudiar la licenciatura en física, supo que sería para hacer algo que pudiera aplicar.

“A mí no me interesaba una carrera que fuera demasiado teórica, por ejemplo me gustaban mucho las matemáticas pero así solas no se me hacían tan sexis, para que me atrajeran tenían que estar dirigidas hacia alguna cosa en particular”.

Reconoció que en física también hay muchas cosas que son teóricas «y qué bueno que así sea porque estudian los comportamientos más fundamentales de la materia; sin embargo, no era lo que me gustaba, yo estaba buscando algo que estuviera dirigido a resolver problemas de la sociedad, ya sea a corto o largo plazo”.

Justo este principio de hacer algo que tuviera una aplicación es lo que define el trabajo que actualmente hace respecto a los fenómenos de emisión de luz. Por ejemplo, actualmente realiza, con su equipo de colegas y estudiantes de posgrado, estudios de materiales para mejorar el aprovechamiento de los tres espectros de la luz (infrarroja, visible y ultravioleta), esto con el objetivo de hacer más eficientes las celdas solares que actualmente existen.

Industria, el mejor aliado del científico

De acuerdo con Falcony Guajardo, para que se dé un mayor impulso a la investigación y el desarrollo tecnológico es necesario que la academia trabaje con la industria. Él ha trabajado con la industria desde hace varias décadas.

En sus 35 años de trayectoria científica, ha colaborado con diversas compañías mexicanas y extranjeras como Condumex Cables e International Business Machines (IBM), entre otras.

“La academia debe valorar más la participación de la industria en la investigación y el desarrollo tecnológico”. Además, hay que sensibilizar a las compañías de que los avances no se hacen de la noche a la mañana, pero la espera vale la pena. “Yo siempre he trabajado muy bien con la industria”, añadió.

Que los premios no cambien tu esencia

Ciro Falcony cuenta con cuatro patentes, ha publicado más de 180 artículos en revistas indizadas y 35 de difusión o memorias de congresos. Además ha asesorado a más de 30 estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado.

1 imagen1207Por su trabajo y sus contribuciones en el estudio de las propiedades ópticas y eléctricas de materiales dieléctricos y fenómenos de emisión de luz, así como en las técnicas de rocío pirolítico ultrasónico, sputtering y depósito por vapor químico, ha recibido diversos galardones.

Entre las distinciones a las que se ha hecho acreedor, se encuentran las medallas Dionyza Ylkovica, otorgada por la Academia de Ciencias Eslovaca; la Fernando Alba, del Instituto de Física (IF) de la Universidad Nacional Autónoma de México; y la Presea Lázaro Cárdenas 2017, del IPN, entre otras.

Para Ciro Falcony, los premios son importantes porque quiere decir que alguien más también encuentra valioso el trabajo, pero no debe ser el fin del investigador y mucho menos cambiar su esencia.

“La ciencia no se puede hacer pensando en premios. Me acuerdo que en mi etapa de formación en México, el doctor Feliciano Sánchez decía ‘es bueno recibir premios y emocionarse, pero nunca hagan una investigación pensando que ganarán un premio porque pueden terminar frustrados’”.

Así que él con mucho entusiasmo y pasión por desarrollar algo que contribuya a solucionar algún problema social, comienza sus proyectos sin pensar si le pueden dejar algún premio extra que no sea la satisfacción.

Vivir para disfrutar, no para trabajar

Respecto al tiempo que le dedica a su trabajo, Falcony Guajardo señala que depende del proyecto que esté trabajando y de la cantidad de estudiantes que tenga, pero procura que su vida laboral esté equilibrada con la personal.

“Trato de ser eficiente y no ser tan obsesivo en el trabajo porque creo que como persona debemos cuidar todo nuestro entorno, la familia, la salud y los amigos, no solo lo laboral”.

Así que trata, en lo posible, en los fines de semana “desconectarse” del trabajo y dedicarse a disfrutar la vida, gozar de una tarde con sus dos hijas, sus dos nietos y sus mascotas a las cuales llamó “perrhijos”.

“Los fines de semana me gusta disfrutar de una buena plática, de una buena comida, jugar con los nietos y ‘perrhijos’ y pintar, no soy buen pintor pero me encanta… me gusta gozar la vida”.

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