Campo de amapola intervenido por la policía

Campo de amapola intervenido por la policía


Mediante la resolución 42/112, aprobada el 7 de diciembre de 1987, la Asamblea General decidió conmemorar el «Día Internacional contra el Tráfico Ilícito y Abuso de Drogas» cada 26 de junio para reforzar la acción y la cooperación con el fin de alcanzar una sociedad libre del consumo de drogas.

La Asamblea General mantuvo un periodo extraordinario de sesiones dedicado a las drogas en abril de 2016, la cual marcó un hito en la aplicación de los objetivos recogidos en la «Declaración Política y Plan de Acción sobre Cooperación Internacional hacia una Estrategia Integral y Equilibrada contra el Problema Mundial de las Drogas», de 2009, en el que se definieron las medidas a tomar y los objetivos a cumplir por los Estados Miembros para antes de 2019.

El documento resultante del periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General propone recomendaciones para reducir la oferta y la demanda, así como para mejorar el acceso a medicamentos controlados y restringir su desvío al mercado ilegal. También se tratan cuestiones relacionadas con los derechos humanos, los jóvenes, los niños, las mujeres y lascomunidades; otros problemas incipientes, como las nuevas substancias psicoactivas; el fortalecimiento de la cooperación internacional; y vías alternativas de desarrollo. El texto destaca la importancia de que existan políticas y prácticas condenatorias razonales a nivel nacional para los delitos relacionados con las drogas y apoya la prevención y el tratamiento.

El final de los primeros cien años de control de las drogas, que comenzó en Shanghái en 1909, coincidió con el término del decenio dedicado a la acción común para contrarrestar el problema mundial de las drogas, iniciado en 1998 en un periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General. Estos aniversarios fomentaron la reflexión acerca de la eficacia y las limitaciones de las políticas sobre drogas. El examen concluyó con la reafirmación de que las drogas ilícitas siguen planteando un peligro para la salud pública. Este es el motivo por el que las drogas están, y deben seguir estando, controladas. Habida cuenta de ello, los Estados Miembros confirmaron su apoyo inequívoco a los convenios y convenciones de las Naciones Unidas relacionados con el control internacional de las drogas.

La Asamblea General reconoció que, pese a los redoblados esfuerzos de la comunidad internacional, el problema mundial de las drogas seguía poniendo en grave peligro la salud pública; la seguridad y el bienestar de la humanidad, en particular de los niños y los jóvenes; la seguridad nacional y la soberanía de los Estados; la estabilidad socioeconómica y política; y el desarrollo sostenible. También alentó a la Comisión y a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito a que prosiguieran su labor de fiscalización internacional de las drogas e instó a todos los Gobiernos a que les prestasen el máximo apoyo financiero y político posible, para que pudieran proseguir, ampliar y afianzar sus actividades operacionales y de cooperación técnica, en el marco de sus mandatos.

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