El Grito, Edvard Munch, 1893

El Grito, Edvard Munch, 1893


Sandra Isabel Jiménez Mateos *

Edvard Munch nació En Loten, Noruega,  el 12 de diciembre de 1863.

Es considerado el mejor pintor noruego de todos los tiempos y precursor del expresionismo, por la fuerte expresividad de los rostros y las actitudes de sus figuras; sus evocativas obras sobre la angustia influyeron profundamente en el expresionismo alemán de comienzos del siglo XX.

Siendo muy joven verá morir a su madre y a su hermana de tuberculosis, quedando solo con su padre, el médico militar Dr. Christian Munch, un hombre dominado por obsesiones de tipo religioso que murió en 1889.

Comenzará a estudiar ingeniería en 1879, pero se dará cuenta de que la pintura es su auténtica pasión; en 1881 vende sus primeros dos cuadros y pinta su primer autorretrato.

El pintor noruego naturalista Christian Krohg será su guía, corrigiendo sus trabajaos y ayudándolo a mejorarlos, hasta llegar a Oslo, donde se codeará con otros pintores, poetas y músicos, aprendiendo nuevas técnicas, aunque su verdadero sueño será visitar París, cosa que logrará por primera vez en 1885.

Allí conocerá los movimientos pictóricos más avanzados y sentirá especial atracción por el arte de Paul Gauguin.

El pintor decía de sí mismo que, del mismo modo que Leonardo da Vinci había estudiado la anatomía humana y diseccionado cuerpos, él intentaba diseccionar almas. Por ello, los temas más frecuentes en su obra fueron los relacionados con los sentimientos y las tragedias humanas, como la soledad (Melancolía), la angustia (El Grito, tal vez su mejor obra), la muerte (Muerte de un bohemio) y el erotismo (Amantes, El beso).

De su brillante pincel también saldrán obras como «La Rue Lafayette», «Madonna» o «Muchachas en el muelle».

De la forma en que surge El Grito en 1893, año de su creación, escribe:

Iba por la calle con dos amigos cuando el sol se puso. De repente, el cielo se tornó rojo sangre y percibí un estremecimiento de tristeza. Un dolor desgarrador en el pecho. Me detuve; me apoyé en la baranda, preso de una fatiga mortal. Lenguas de fuego como sangre cubrían el fiordo negro y azulado y la ciudad. Mis amigos siguieron andando y yo me quedé allí, temblando de miedo. Y oí que un grito interminable atravesaba la naturaleza.

En 1940, cuando los nazis invadan Noruega, le confiscarán 82 de sus obras de los museos alemanes por considerarlas pinturas «degeneradas». La mayoría de sus cuadros plasmaban la muerte o temas que en aquella época resultaban muy polémicos.

Durante la Segunda Guerra Mundial Munch se hace mundialmente conocido y expone por primera vez sus cuadros en los Estados Unidos en 1942 en Nueva York. Con motivo de su 80 cumpleaños es objeto de grandes homenajes, a pesar de su mal estado, en el que sufre continuamente resfriados, acude a todos ellos con gran honor.

El 23 de enero de 1944 muere en Noruega como había vivido: completamente solo.

Al morir, legó más de 1.000 cuadros, 15.400 grabados, 4.500 dibujos y acuarelas y seis esculturas a la ciudad de Oslo, que construyó el Museo Munch en el barrio de Tøyen en su honor. Las obras se costearon con la recaudación de las salas de cine de propiedad municipal, y se inauguró en 1963 para celebrar el centésimo aniversario de su nacimiento.

  • Investigadora del Instituto de de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES), de la Universidad Veracruzana
Autorretrato con una botella de vino- Edvard Munch, 1906, Museo Munch, Oslo
Autorretrato con una botella de vino- Edvard Munch, 1906, Museo Munch, Oslo

Los comentarios están cerrados.