Programa "Atomos por la Paz", de Eisenhower, y la instalación de una planta nuclear en la Antártida- Imagen de Irene Cuesta, SINC

Programa «Atomos por la Paz», de Eisenhower, y la instalación de una planta nuclear en la Antártida- Imagen de Irene Cuesta, SINC


El 4 de marzo de 1962 Estados Unidos pusó en marcha una planta nuclear en plena Antártida, prefabricada en módulos.

El objetivo era proveer de energía a las bases Antárticas de investigación, una cuestión problemática, puesto que embarcar millones de litros de combustible hacia la Antártida era caro y difícil.

En plena era nuclear, y con el programa Átomos por la Paz del presidente de EE.UU. Dwight D. Eisenhower, un reactor nuclear en la estación McMurdo parecía una solución eficiente y adecuada.

La idea además de logística tenía también un planteamiento propagandístico de reforzamiento al mismo programa de «Atomos por la Paz», encaminado a que los estadounidenses aceptasen la instalación de plantas nucleares para que las mismas les abasteciesen de electricidad.

La planta nuclear se colocó en la base McMurdo, del mismo EE.UU., y durante su uso generó 1.8 MW de electricidad y remplazó 5,700 litros diarios de combustible. Su energía se empleó, entre otros usos, para desalinizar agua mar

Sin embargo, los problemas comenzaron desde el principio, entre ellos que su producción fue mucho menor de lo que se esperaba. La planta sufría constantes fallos, el combustible que empleaba era muy radioactivo y el manejo de residuos era muy complejo. La gota que colmó el vaso ocurrió en 1972, cuando se descubrió una fuga en la nave de presión del reactor y varias grietas. La planta se cerró y las bases volvieron a funcionar con diésel.

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