La Habana, vista

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Cuba enfrenta desafíos que implican obtener los beneficios esperados de la actualización del socialismo en la Isla, por lo que se ha iniciado una reforma económica mediante una estrategia selectiva y gradual que pretende combinar la aplicación de diversos incentivos de mercado con la conducción reformista por parte del gobierno cubano.

 

Dicha transformación económica está basada en los acuerdos tomados en el VI Congreso del Partido Comunista Cubano en el año 2011 y reiterados, muchos de ellos, en el VII Congreso, realizado en 2016.

 

En este último quedó asentado que ni la aceptación de inversión estadounidense en Cuba ni el impulso al trabajo por cuenta propia implicarán el desmantelamiento del sector estatal de la economía y mucho menos el debilitamiento de la conducción política, social y militar del gobierno.

 

En el artículo La Actualización del Socialismo Cubano, elaborado por el maestro Agustín Cué Mancera –profesor-investigador del Departamento de Economía de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)– y publicado en el número 198 de la revista El Cotidiano, el economista refiere que una de las grandes apuestas respecto del futuro político del país caribeño consiste en determinar qué ocurrirá si se forma una importante clase media cubana, en caso de que la reforma económica sea exitosa.

 

Estados Unidos apuesta a que ese estrato social tendrá exigencias políticas, además de económicas, que cuestionen las características del actual régimen que impera en Cuba, asevera.

 

El gobierno cubano por su parte apuesta a que la clase media se conformará con su mejor nivel de vida y se desentenderá de los aspectos políticos del régimen cubano.

 

Mediante una revisión de los países que han logrado un crecimiento sostenido de su Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, al que suelen llamar “milagro económico”, Cué Mancera analiza las medidas que está tomando Cuba para pasar a la reforma económica y destaca que muchas las ha adoptado del modelo chino.

 

El investigador sostiene que uno de los aspectos más importantes establece que será el propio gobierno cubano el que determine el ritmo y las modalidades de la apertura de su economía al comercio internacional y a la inversión extranjera.

 

Sin embargo, el académico del área de Economía Internacional advierte que la estrategia cubana enfrentará diversas dificultades. Una de ellas será, sin duda, la reacción de los trabajadores no productivos del sector estatal de la economía cubana, quienes resentirán dejar su cómoda situación laboral, para desplazarse a actividades en que las que deben ser productivos.

 

Otro conflicto provendrá de la diferenciación de los ingresos salariales, en caso de que la reforma económica sea exitosa. Al dejar atrás las políticas igualitarias, en las cuales el salario es el mismo sin que importe el esfuerzo productivo es posible que se cree resentimiento por parte de quienes se vean afectados.

 

El presidente Raúl Castro ha insistido en la diferencia que existe entre el igualitarismo que propicia ineficiencia y las políticas de equidad, las cuales pretenden que las personas dispongan de oportunidades similares.

 

Cué Mancera esboza en su artículo las confrontaciones que ha generado la discusión de quienes aprueban los méritos del proceso revolucionario y los que descalifican por completo el quehacer político de sus gobernantes ante los cambios que se vislumbran para el país caribeño.

 

El exilio cubano en Miami, la inversión extranjera en la economía cubana y el turismo estadounidense en Cuba son algunos de los asuntos a los que se enfrenta la estrategia económica cubana en este intento de actualización.

 

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