100% polyester

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La ropa en sí misma puede representar un riesgo para la salud humana derivado de su contacto con la piel. Así lo señalan investigadores del grupo de recercaTecnATox (Centro de Tecnología Ambiental Alimentaria y Toxicológica) de la Universidad Rovira i Virgili (URV) tras analizar la composición de casi 150 prendas adquiridas en tiendas de Tarragona y Reus, desde supermercados hasta establecimientos de ropa de marca.

En su estudio, publicado en el Journal of the Textile Institute, se han centrado en los tejidos del hogar, como toallas, ropa de cama y pijamas, y han identificado algunas piezas que, a través de su contacto directo con la piel, podrían ser potencialmente peligrosas si la persona que las usan o llevan encima lo hiciera de forma continuada.

En ropa de poliéster se ha detectado una presencia de antimonio que, en algunos casos, está por encima de los límites permitidos

Este es el caso de la ropa de poliéster (el tejido que se utiliza en las camisetas deportivas, por ejemplo), en la que se ha detectado una presencia de antimonio que, en algunos casos, está por encima de los límites permitidos.

«El cociente de peligro (HQ) máximo para todos los elementos estuvo muy por debajo de 0,01, lo que indica una situación segura; la única excepción fue el antimonio, cuyo HQ debido al uso de ropa de cama (por un lado) y pijamas y toallas (por otro) fue de 0,4 y más de 1, respectivamente», señalan los autores.

De todos los resultados, lo que ha puesto en alerta a los investigadores ha sido el derivado de la presencia de este elemento tóxico en algunas prendas de poliéster. Este metal se utiliza como catalizador para fabricar fibras de este material, y es habitual que deje residuos en el proceso de fabricación de la ropa.

Los efectos del antimonio en contacto con la piel se traducen en afectaciones dérmicas, así como problemas en el tracto gastrointestinal y al aparato reproductor. De hecho, la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC), ha clasificado el trióxido de antimonio como un metal posiblemente cancerígeno para los seres humanos.

En el estudio también señala que, comparando con otras actividades diarias, «el uso de toallas, que contactan con las manos y la boca, fue la acción más relevante que condujo a la exposición dérmica para la mayoría de los oligoelementos» analizados.

Para hacer su investigación utilizaron, en primer lugar, la espectometría de masas de acoplamiento inductivo, que les permitió aislar los componentes de la ropa e identificar qué metales contiene. Posteriormente, generaron sudor artificial para poder comprobar si los metales que hay en los tejidos se desprenden de la ropa en contacto con el sudor y si se impregnan en la piel del individuo en un proceso de migración.

También utilizaron procedimientos que les permitieron detectar nanopartículas de plata y titanio en los tejidos a través del microscopio electrónico, y a partir de ahí evaluaron los riesgos que tienen para la salud humana la presencia de estos metales analizados.

Altos niveles de cromo en prendas de poliamida negra

En su investigación estudiaron casi 30 metales diferentes que contenían los tejidos y sus efectos cuando interactúan con la piel. Aunque los riesgos derivados de la exposición dérmica a algunos metales tóxicos tradicionalmente siempre han sido considerados residuales, esta búsqueda puso de manifiesto que existen niveles elevados de cromo en prendas de poliamida negra.

También se han detectado niveles altos de cobre en algunas prendas de color verde, azul o marrón

«En términos generales, los riesgos de cáncer no excedieron los niveles de umbral establecidos, excepto para el caso del cromo hexavalente (Cr VI), cuyo riesgo estaba por encima de 10-5«, apunta el estudio.

También se detectaron altos niveles de cobre en algunas prendas de color verde, azul o marrón, así como la presencia de nanopartículas de plata y de titanio en alguno tejidos, pero a día de hoy no se saben sus efectos tóxicos.

Los resultados de esta investigación ponen de manifiesto que actualmente las personas están expuestas, a través de la piel, a un cóctel de aditivos procedente de la industria textil. De algunos de estos compuestos se desconocen a día de hoy sus efectos. Pero otros, como se ha comprobado con el antimonio, supondrían un riesgo de salud humana en caso de vestir determinadas prendas de ropa ininterrumpidamente.

A partir de estos resultados, las próximas líneas de estudio se centrarán en investigar otras sustancias presentes en la ropa que está en contacto con la piel, como los retardantes de llama y los compuestos perfluorados.

Los investigadores también quieren estudiar qué efectos tienen estas sustancias en la microflora de la piel, ya que un empobrecimiento de esta microflora puede acabar provocando alergias e infecciones de otros microorganismos foráneos o parasitarios.

Referencia bibliográfica:

Joaquim Rovira, Martí Nadal, Josep Lluís Domingo y Marta Schuhmacher. «Home textile as a potential pathway for dermal exposure to trace elements: assessment of health risks». Journal of the Textile Institute, 108 (11), pp. 1966-1974, 2017. DOI: 10.1080/00405000.2017.1302635

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