Yuri Gagarin en su traje espacial

Yuri Gagarin en su traje espacial


Sandra Isabel Jiménez Mateos *

A finales de 1959 el piloto de caza Yuri Alekséyevich Gagarin solicitó el ingreso en el grupo de candidatos a cosmonauta y fue aceptado al superar exitosamente todas las pruebas, ingresando al mismo a principios de marzo de 1960 e inició los entrenamientos.

Ese era un grupo de 20 jóvenes pilotos aceptados para la preparación del primer vuelo cósmico, del cual seleccionaron a seis que empezaron el entrenamiento con un programa diferente.

Y de esos seis sólo uno podía ser quien viajaría al espacio.

Era plena Guerra Fría y el viaje significaba también un triunfo de la Unión de epúblicas Socialistas Soviéticas (URSS9 sobre los Estados Unidos.

A Yuri Gagarin le dijeron que era el elegido para ese primer vuelo espacial tan sólo 3 días antes del despegue; uno de los factores que decidieron que fuera el primero en viajar al espacio fue su estatura de 1.57 metros, lo cual era una ventaja para acomodarse en la pequeña capsula espacial.

German Titov, quien sería el segundo soviético (y el tercero en el mundo, después del estadounidense Alan Sheppard) en el espacio tres meses después, quedó como su reemplazo; incluso Titov acompañó a Gagarin hasta la nave espacial con su traje de astronauta.

El vuelo se realizó el 12 de abril de 1961 a bordo de la nave espacial Vostok 3KA-3, más conocida como Vostok I, que despegó desde el Cosmodromo de Baikonur, el cual le llevó a distancias comprendidas entre los 180 y los 327 km de la superficie terrestre; con eso se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio.

“Poyekali!”, que podríamos traducir por “¡Vamos!”, fue la primera palabra que pronunció Yuri Gagarin al despegar ese 12 de abril, a las 9:07 de la mañana, hora de Moscú (6:07 Hora Universal)..

Su nombre clave durante el vuelo fue Kedr (en ruso кедр, cedro), es decir, pino siberiano, los operadores de tierra eran Zaryá (Заря, Aurora) y Vesná (Весна, primavera)

La pequeña cápsula esférica, de poco más de dos metros de diámetro, sobre cuyos movimientos el cosmonauta apenas tenía control alguno, entró en órbita alrededor del planeta a una velocidad de 28,000 km por hora, durante 1 hora y 28 minutos, tiempo en el cual el vehículo llegó a dar una vuelta a la Tierra.

Los controladores de tierra no sabían si Gagarin había alcanzado una órbita estable hasta 25 minutos después del lanzamiento, justo cuando se dirigía hacia el lado no iluminado de la Tierra y dejando atrás la Unión Soviética a través del Océano Pacífico. Cruzó en la madrugada el estrecho de Magallanes y durante el amanecer el vasto Océano Atlántico Sur. Después se activó el sistema automático de la nave para alinear la cápsula y disparar los cohetes de retroceso para así empezar el descenso, mientras cruzaba la costa occidental de Angola, a unos 8000 kilómetros de distancia del punto de aterrizaje.

Gagarin, según sus referencias, extasiado miraba al cielo y a la Tierra.

Con esa vista, desde la nave dijo: «Pobladores del mundo, salvaguardemos esta belleza, no la destruyamos».

Todo lo que tenía que hacer ahí era hablar por radio, probar un poco de comida —fue el primero en comer a bordo de una nave espacial— con el objetivo de saber si un ser humano podía sentir y comportarse de manera normal estando sin gravedad.

Por otro lado, una leyenda urbana cuenta que, durante su vuelo espacial, Gagarin dijo: “No veo a ningún Dios aquí arriba”.

Según el acta oficial de las conversaciones de Gagarin con la zona de control de Tierra no aparecen dichas palabras; incluso en una entrevista de 2006, el coronel Valentin Petrov, amigo de Gagarin, declaró que nunca pronunció esas palabras, sino que la frase salió de un discurso de Nikita Jruschov, presidente URSS en la época de Gagarin. En el pleno del Comité Central del Partido Comunista Soviético en el que se discutía la propaganda anti-religiosa. En un contexto determinado Jruschov dijo: “Gagarin voló al espacio pero no vió a ningún Dios allí arriba”.

Además, Petrov dijo que Gagarin fue bautizado de pequeño en una iglesia ortodoxa, y en el año 2011 un artículo de la revista Foma cita al rector de la Iglesia ortodoxa en Ciudad de las Estrellas diciendo que «Gagarin bautizó a su hija mayor Elena poco antes de su vuelo al espacio» y que su familia solía celebrar Navidad y Pascua.

Los científicos no conocían con certeza los efectos de la ingravidez, y la nave estuvo siempre bajo control terrestre. En caso de emergencia contaba con todos los instrumentos de vuelo necesarios para el aterrizaje manual. Gagarin estaba sujeto a un asiento eyectable, por medio del cual saldría del módulo de la nave luego del descenso, a una altitud de aproximadamente 7 kilómetros.

Panel de instrumentos de vuelo de la nave Vostok 1.

Panel de instrumentos de vuelo de la nave Vostok 1.

Durante el punto crítico de reentrada atmosférica, se presentó el problema más grave del vuelo. La nave debía de desprenderse de una parte si quería reentrar exitosamente adoptando una orientación apropiada o terminaría convertida en una gran bola de fuego. Durante 10 incómodos minutos, y sin poder actuar, la cápsula giraba violentamente. Había fallado el sistema de suelta automático y la vida de Gagarin peligraba.

Por suerte, con el inmenso calor generado durante la reentrada se debilitó el sistema de anclaje y se liberó la cápsula con Gagarin en su interior. Mientras su descenso continuaba, cruzaba los oscuros bosques y montañas del centro de África, luego el Sáhara, el río Nilo, Oriente Medio, mientras continúa su descenso hacia el sudoeste de la actual Federación Rusa. Preparado para iniciar la expulsión y ya cerca del Mar Negro, se deshace de la cápsula a 7000 metros sobre la tierra.

Durante la maniobra de aterrizaje Yuri Gagarin decidió permanecer en el interior de la cápsula, sin activar el asiento eyectable que le habría evitado el impacto final del aterrizaje y culminó su misión con éxito, y aterrizó indemne en el lugar previsto y en territorio soviético.

Debido a un error del sistema de frenado, no aterrizó en la región prevista (a unos 110 kilómetros de Stalingrado, hoy Volgogrado), sino en la provincia de Sarátov. A las 10:20 de aquel día, Gagarin, tras salir despedido de la cápsula del Vostok, aterrizó en paracaídas cerca del pueblo de Smelovka, a unos 15 kilómetros de la ciudad de Engels. La campesina Anna Tajtárova de una granja colectiva cercana y su nieta Rita, de seis años de edad, fueron las primeras personas en encontrar a Gagarin. Llevaba un extraño traje naranja y un casco blanco con unas grandes iniciales en rojo, CCCP (las siglas en ruso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). «¿Vienes del espacio?», preguntó la anciana. «Ciertamente, sí», dijo el cosmonauta que, para calmar a la campesina, se apresuró a añadir: «Pero no se alarme, soy soviético».

Después del viaje y su retorno, Yuri Gagarin fue ascendido de teniente segundo a mayor.

Nunca volvió al espacio, pero entrenó a muchos otros cosmonautas para ello.

  • Investigadora académica del IIESES de la Universidad Veracruzana

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