El Principito

El Principito


“El Principito” de Antoine Saint-Exupéry es uno de los libros más vendidos de la historia, después de la Biblia y de ‘El Capital’ de Carlos Marx, con más de 140 millones de ejemplares, y traducido a más de 250 lenguas y uno de los libros más vendidos del mundo, una de las últimas el otomí, un dialecto indígena de México. Es el libro escrito en lengua francesa que más ha sido impreso y traducido.

La primera edición se publicó el 6 de abril de 1943 por la editorial estadounidense Reynal & Hitchcock fue publicada en inglés y francés, pero la misma no pudo aparecer en Francia, porque Saint-Exupéry era parte de la resistencia a la ocupación alemana.

De hecho la editorial francesa Éditions Gallimard sólo pudo imprimir la obra hasta 1946, tras la liberación de Francia.

La primer traducción al español la hizo Bonifacio del Carril y su versión se convirtió en la primera publicación en dicho idioma, realizada por la editorial argentina Emecé Editores en septiembre de 1951. Desde entonces, diversos traductores y editoriales han realizado sus propias versiones.

Para cuando se publicó El Principito Saint-Exupéry ya había ganado varios principales premios literarios de Francia, pero también era piloto militar al comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Cuando se dio la ocupación alemana sobre Francia se trasladó a Estados Unidos, exiliado, luego de la llamada “Batalla de Francia” (que inició el 10 de mayo de 1940 y terminó con la capitulación del gobierno francés el 25 de junio del mismo año, marcando el inicio de la ocupación alemana) pero también llevaba la misión de persuadir al gobierno de Estados Unidos que le declarase la guerra a la Alemania nazi, la cual se le encomendó precisamente por el prestigio que ya tenía como escritor.

Durante su estancia en Estados Unidos sufrió una crisis personal por el distanciamiento pronunciado de su esposa Consuelo de Saint-Exupéry, que tenía el nombre de soltera Consuelo Suncín-Sandoval Zeceña.

A su esposa le disgustaba la profesión de piloto de su marido y su gusto por la vida bohemia, pero en cambio tuvieron etapas turbulentas por su éxito como artista y escritor, y sus incontables amantes.

Todo ello los distanció, aunque tenían encuentros esporádicos durante los que vivían momentos de auténtica felicidad.

Saint Exaupéry plasmó la visión de su esposa en la rosa de El principito; su infidelidad y dudas acerca del matrimonio son simbolizadas por el campo de flores que se encuentra el pequeño príncipe en la Tierra. Sin embargo, el principito le dice que su rosa es especial, porque es a ella a la que realmente quiere. Ella es un personaje importante en El Principito como su «flor», que «creció» en su planeta y que él protege bajo una campana de cristal.

En Estados Unidos su salud se deterioró, pero igualmente ahí escribió e ilustró El Principito, además de casi la mitad de los escritos por los que sería recordado.

El libro lo comenzó a escribir a instancias de su editor en Estados Unidos, quien lo convenció de escribir un cuento infantil, navideño. Sus biógrafos cuentan que comenzaba a escribir a las once de la noche junto a una taza de café negro, y despertaba a la luz del día acostado sobre su máquina.

El principito, es un relato considerado como un libro infantil por la forma en la que está escrito, pero en el que se tratan temas profundos como el sentido de la vida, la soledad, la amistad, el amor y la pérdida.

Saint-Exupéry dedicó El Principito a Leon Werth, su mejor amigo, o como él mismo corrigió “A Leon Werth cuando era niño”, razón por la cual la obra es una invitación a recordar las virtudes de la infancia, entre ellas la generosidad. No por nada el pequeño príncipe valoraba la labor del farolero que daba luz a todos por igual.

Fuera de su planeta, el principito se irá encontrando con personajes que le brindarán lecciones sobre la naturaleza humana; de ellas rescata en particular la enseñanza del zorro que le pide ser domesticado, querido por él.

Y con ese personaje del zorro, es como acuña una frase que ha sido repetida millones de veces: “sólo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible para los ojos”.

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