Investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) de la UAB, han cuantificado por primera vez los flujos energéticos y las consecuencias ambientales relacionadas con el turismo de masas en la isla de Menorca a partir de la aplicación de herramientas sociales, geográficas y ambientales. El análisis de los 10 núcleos turísticos más representativos de la isla permite observar las tendencias en el consumo energético de diferentes patrones urbanos así como la influencia de los hábitos turísticos. 

La tendencia actual de concentrar los servicios turísticos en núcleos, especialmente en zonas de turismo de masas (como el Mediterráneo), pone de manifiesto la importancia de analizar ambientalmente estos sistemas.

Asimismo, los núcleos turísticos muestran un patrón de consumo energético concentrado en el periodo estival y que requiere de la sobredimensión de las infraestructuras de suministro.

Por otra parte, en el turismo en islas el transporte tiene un papel relevante dado el aislamiento geográfico. Sin embargo, el metabolismo energético y las consecuencias ambientales del turismo en núcleos turísticos situados en islas aún no ha sido analizado. 

El metabolismo energético se moldea para tres etapas diferentes: la movilidad externa, que incluye el trayecto desde el lugar de residencia hasta el núcleo turístico; la movilidad interna, que engloba los trayectos dentro de la isla durante la estancia; y el consumo durante la estancia en los alojamientos turísticos. 

Los investigadores han combinado diferentes herramientas para una cuantificación detallada de los flujos energéticos. A partir de un cuestionario realizado a 754 turistas (entre los meses de julio y agosto de 2010 y 2011), se han recogido los datos necesarios para el cálculo de la movilidad tanto externa como interna: el perfil turístico (origen, medio de transporte y duración de la estancia), el tipo de alojamiento y las características de la movilidad interna.

Una encuesta a los gestores de los alojamientos turísticos ha permitido registrar el consumo energético en los establecimientos turísticos. Por otra parte, el perfil ambiental de los flujos energéticos se ha cuantificado con métodos de cálculo de las emisiones de CO2. Por último, una cartografía realizada con sistemas de información geográfica (SIG) ha permitido calcular la producción de energía eléctrica potencial con sistemas fotovoltaicos. 

Con toda esta metodología, los investigadores concluyen que, de media, un turista consume 4.756 MJ (megajulios) de energía, asociados a unas emisiones de 277 kg de CO2 por una estancia promedio de 20 días. El metabolismo energético depende del perfil del turista (origen, uso de transporte público, duración de la estancia) y de la tipología de núcleo turístico (morfología, disponibilidad de servicios).

Según el tipo de núcleo turístico, este valor varía de los 4.000 MJ en núcleos mixtos (entre residenciales y hoteleros) hasta 6.000 MJ en núcleos exclusivamente residenciales. El 77% del consumo energético y de las emisiones de CO2 son debidos al desplazamiento hasta la isla. 

Los investigadores han observado que el consumo energético interno en los alojamientos turísticos podría ser 100% de origen renovable con el aprovechamiento de sus cubiertas con paneles solares. Los núcleos residenciales podrían ser autosuficientes todo el año, mientras los núcleos hoteleros y mixtos lo serían a lo largo de entre 7 y 10 meses. 

El estudio presenta recomendaciones para los gestores turísticos y las autoridades locales para reducir el consumo energético, muy similar al de la población general de la isla, y promover la autosuficiencia energética.

Además del aprovechamiento de la energía solar fotovoltaica y fomentar la mejora de la eficiencia energética de los edificios, se aconseja la promoción del uso de transporte público para la movilidad interna mejorando la red de comunicaciones; el desarrollo de herramientas de comunicación ambiental para los turistas, como el ecoetiquetado de los establecimientos; incrementar el número de tiendas de servicios cerca de los núcleos turísticos, a fin de reducir los desplazamientos; así como fomentar el uso del transporte marítimo para la llegada de los turistas al archipiélago. 

El estudio ha sido realizado gracias al apoyo económico del Observatorio Socioambiental de Menorca (OBSAM) y del Instituto Menorquín de Estudios (IME). 

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