Stonehenge, puesta de sol

Stonehenge, puesta de sol


En el paisaje que rodea a Stonehenge —situado al sur de Inglaterra, a unos 140 kilómetros al oeste de Londres—, existen muchos monumentos que no han sido estudiados por los  investigadores, por lo cual se podría decir que Stonehenge es uno de los sitios arqueológicos más estudiados, pero al mismo tiempo se desconoce gran parte del paisaje que lo rodea, dijo el doctor Vince Gaffney de la Universidad de Bradford, en la conferencia que ofreció en el marco de la Reunión General de la Academia Mexicana de Ciencias, Ciencia y Humanismo II.

 

Durante la plenaria “The Stonehenge Hidden Landscape Project–technology and archaeology”, el investigador recordó que en el 2010 fue posible tener modelos digitales del paisaje del lugar. Entre los equipos que se utilizaron para conformar una visión “geoarqueológica” del paisaje están los de teledetección, que refieren a todas las tecnologías de sensores aéreos, y que  incluyeron la fotografía aérea, el escaneo láser y la espectroscopia de imágenes en el aire. En lo que respecta a los métodos de prospección geofísica que se utilizaron para obtener información sobre las propiedades físicas del subsuelo, estuvieron la prospección magnética, el georradar (GPR, sus siglas en inglés) y la inducción electromagnética (EMI, sus siglas en inglés).

 

Con estas tecnologías los investigadores involucrados en el proyecto han cubierto alrededor de 12,5 kilómetros cuadrados de levantamiento topográfico, lo que convierte al Stonehenge Hidden Landscapes Project, dirigido por la Universidad de Birmingham, en colaboración con el Instituto Ludwig Boltzmann de Prospección Arqueológica y Arqueología Virtual, en el mayor proyecto de su tipo. Al respecto, el doctor Gaffney señaló que “la escala y la naturaleza del conjunto de datos que se han obtenido y se seguirán obteniendo permitirán a los arqueólogos plantear nuevas preguntas sobre el pasado, lo que no es posible utilizando únicamente la información de la superficie o la que se obtiene a través de las excavaciones arqueológicas”.

 

Stonehenge y el paisaje

Stonehenge, que pertenece al  periodo Neolítico o la etapa final de la prehistoria,  en la que el hombre se inicia en la agricultura y la ganadería, forma parte de un paisaje complejo que incluye otros monumentos circulares, así como varios caminos y zanjas, lo que sugiere que la posición de este lugar puede tener una importancia mayor a la que se ha pensado.

 

En el caso de “La avenida”, un camino de 23 metros de ancho y aproximadamente 3 kilómetros de longitud que lleva hacia el centro de Stonehenge y que se piensa marca la ruta de donde se trajeron las piedras para la construcción del monumento, en esta zona se encuentran  dos fosas, una de cada lado del camino. Gaffney y sus compañeros de investigación analizaron este aspecto con las técnicas no invasivas y tras analizar todos los datos se dieron cuenta de que estas zanjas, al igual que la piedra eje de Stonehenge, se alinean con el solsticio de verano en el amanecer y con el de invierno durante la puesta de sol.

 

Podría decirse que gran parte de los elementos que constituyen el paisaje alrededor de Stonehenge es una guía de cómo circular en él, un ejemplo son las brechas en el curso de los henges —complejos de origen prehistórico integrados por un talud circular con un foso concéntrico en cuyo interior pueden levantarse túmulos y estructuras de piedra o madera—, los caminos y las entradas de cada monumento, por ello los especialistas trabajan en varios modelos para simular el recorrido de las personas en este paisaje.

 

“A medida que ponemos los monumentos en el paisaje podemos predecir por dónde ocurrirá el siguiente movimiento. Una posibilidad es que exista un preordenamiento, y queremos ver cómo se comporta el paisaje, para ello estamos utilizando el modelo de estigmergia”. Este modelo se basa en una serie de algoritmos inspirados en la observación del comportamiento de termitas y los caminos que siguen las hormigas.

 

No todo es lo que parece

A finales del 2015 el grupo en el que colabora el investigador de la Universidad de Bradford  hizo un descubrimiento en la zona conocida como Durrington Walls, ubicada a tres kilómetros de Stonehenge, donde encontraron lo que al principio pensaron era una piedra de gran tamaño y empezaron a realizar un levantamiento mayor del área para obtener un perfil de esta piedra. “Cuando analizamos todo con mayor detalle nos dimos cuenta que no era una sino muchas piedras. Y aunque diversos arqueólogos habían estudiado esta zona por siglos, cuando utilizamos la tecnología todo cambió, lo cual indica que las cosas no son lo que parecen”.

 

Estas piedras, de 4 mil 500 años de antigüedad, están enterradas y formaban parte de un estructura neolítica en forma de C que bordeaba un valle seco en dirección al río Avon. Las piedras quedaron bajo tierra del sector sur de lo que se conoce como Durrington Walls, una estructura circular neolítica ubicada cerca de Stonehenge.

 

Al respecto de estas piedras, Vince Gaffney dijo que fueron desmanteladas y conformaban lo que para él es una catedral, y una vez que terminaron de construirla, la destruyeron y comenzaron a construir otra. Este descubrimiento tiene importantes implicaciones para la comprensión de Stonehenge y el paisaje que lo rodea, ya que los estudios previos de esta zona habían llevado a los arqueólogos a creer que solo Stonehenge y un henge menor en el extremo de “La avenida” del lugar poseían estructuras de piedra significativos.

 

Así, los últimos resultados proporcionan evidencia de que el “vecino” de Stonehenge, Durrington Walls, tuvo una fase anterior que incluía una gran fila de rocas, probablemente de origen local, porque en un campo adyacente  se encuentra el monolito llamado The Cuckoo Stone, lo que sugiere que las piedras pueden proceder de fuentes locales.

 

Además del descubrimiento de estas piedras debajo de Durrington Walls, el equipo del doctor Gaffney ha identificado nuevos monumentos distribuidos alrededor de Stonehenge, y ha obtenido imágenes a partir de los datos con tecnologías no invasivas que han empleado, pero todavía falta que estos monumentos recién encontrados sean analizados con mayor profundidad. “Entonces, si queremos entender Stonehenge tenemos que voltear la vista a todas las piedras que se encuentran a su alrededor”.

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