El Bajo Espíritu Santo

El Bajo Espíritu Santo


Un grupo de científicos multidisciplinarios del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) y la Universidad de California en Davis, Estados Unidos, investigó los cambios estacionales en la estructura organizativa de la comunidad de peces de la montaña submarina El Bajo Espíritu Santo —ubicada en el Parque Nacional Archipiélago de Espíritu Santo—, con la finalidad de generar conocimiento que permita administrar de manera adecuada el uso, manejo y conservación de los recursos naturales, para garantizar la práctica de turismo alternativo y pesca artesanal sustentable en los alrededores.

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En el estudio se identificaron elementos que influyen en la alta productividad biológica y se documentó la diversidad de peces que se encuentran en la montaña, en condiciones normales oceanográficas, físicas y de temperatura.
“Encontramos que en esta montaña submarina la estructura de las especies cambia estacionalmente; tenemos una estructura de primavera, una estructura de otoño y una estructura de peces que está presente a lo largo del año”, mencionó el doctor Arturo Fabián Eduardo Muhlia Melo, líder de la investigación en México e investigador titular C del Programa de Ecología Pesquera del Cibnor y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) durante doce años.
Los investigadores utilizaron una metodología práctica basada en censos visuales y monitoreos estandarizados para determinar las especies dominantes en las diferentes temporadas del año.
Sinergia científica México-EE. UU.
En el estudio interinstitucional participaron el doctor Arturo Muhlia Melo, del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) y los doctores Salvador J. Jorgensen, A. Peter Klimley y Steven G. Morgan, de la Universidad California en Davis, (UC Davis), EE. UU., quienes publicaron el resultado de su investigación en la revista PeerJ, en septiembre de 2016, bajo el título “Seasonal changes in fish assemblage structure at a shallow seamount in the Gulf of California”.
“Observamos diferentes familias de peces, los dorados y los picudos, los pargos desde los huachinangos, el pargo amarillo, el colorado, las lisas, etcétera, y tenemos de los escómbridos, es decir, los atunes aleta amarilla, aleta negra y guajo. También, ocasionalmente observamos tiburones. Tenemos una lista importante de especies dominantes en las diferentes estaciones del año”, precisó Muhlia Melo.
El estudio incluyó la colocación y seguimiento de marcas ultrasónicas en diversas especies, como el tiburón martillo. Estas emiten códigos específicos, registrados por estaciones acústicas en rangos de cobertura determinados, con las que se trazan los movimientos del animal durante el periodo de monitoreo. También utilizan marcas satelitales que registran continuamente las posiciones de los individuos marcados.
 “Tenemos una red de monitores fijos sumergidos a 15 metros de profundidad, desde la montaña submarina de Las Ánimas hasta las Islas de Revillagigedo, que detectan con transmisores ultrasónicos el marcaje que colocamos en los organismos marinos y con eso registramos sus movimientos, de tal manera que podemos conocer la trayectoria de estos organismos a lo largo del tiempo y del espacio físico”, señaló Muhlia Melo.
 Las marcas acústicas corroboraron que en la montaña marina algunas de las especies permanecen solamente en ciertas temporadas del año; entre los resultados del ejercicio multidisciplinario, registraron que el tiburón martillo viaja hasta más de mil metros de profundidad.
 “Lo que detectamos con nuestra red de monitoreo de mayor amplitud son las rutas de desplazamiento de las especies, que nos permiten conocer otras montañas submarinas y áreas oceanográficas que visitan, si estas se van a aguas profundas, como el tiburón martillo, y cómo hacen uso del ecosistema, eso es conocimiento de frontera importantísimo”, destacó Muhlia Melo.
Los científicos concuerdan en que es necesario mantener un monitoreo constante de las condiciones oceanográficas, la agrupación o presencia y ausencia de grandes depredadores y de la diversidad de especies marinas del lugar, para generar una base de datos que permita administrar de manera oportuna los recursos naturales.

 El Bajo Espíritu Santo, un ecosistema lleno de vida

La montaña submarina El Bajo Espíritu Santo se ubica en el Parque Nacional de Espíritu Santo, en el Golfo de California, está compuesta por un fondo superficial, rodeado por una fosa oceánica de una profundidad cercana a los 800 metros, que la separa de la Isla Espíritu Santo, y permite corrientes marinas y temperaturas que propician una abundante diversidad biológica.
1 montanas0816En el sitio se pueden observar bosques de coral, biomasa compuesta principalmente de zooplancton y microorganismos, depredadores marinos, como tiburones y rayas, diversidad de peces e incluso algunos mamíferos marinos.
“La productividad biológica se debe a que las corrientes marinas producen remolinos que suben desde el fondo, trayendo consigo nutrientes, lo que permite que haya un mayor número de organismos y que la estructura trófica se enriquezca, por lo tanto, hay una gran biodiversidad de organismos que se alimentan de estos nutrientes y, a su vez, atraen a una gran diversidad de depredadores, que encuentran en estos lugares una gran cantidad de alimento”, detalló Muhlia Melo.
Tales condiciones dan sustento a las pesquerías de los alrededores, al funcionar como sitios de reproducción y refugio de las especies, además es considerado un lugar muy atractivo para actividades turísticas como el buceo autónomo y la pesca deportiva.
“La información que generamos es una contribución muy importante al conocimiento biológico, oceanográfico y de actividades productivas, como la pesca y el ecoturismo”, finalizó Muhlia Melo.
Es importante señalar que no todas las montañas generan una alta productividad biológica; sin embargo, la mayoría de las que se encuentran en el Golfo de California posee una abundante biodiversidad.

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