Tensa y compleja, la relación entre ciencia y política

Reloj del Juicio Final.


En situaciones extremas como las que distinguen a regímenes con tendencias totalitarias, la comunidad científica puede verse orillada a hacer política para mantener la neutralidad política de la ciencia, señaló el filósofo Carlos Ulises Moulines, Profesor Emérito de la Universidad de Munich, quien recibirá el lunes 23 de marzo el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El filósofo quien ha sido distinguido con la Cátedra UNESCO de Filosofía y “Blaise Pascal” de la Escuela Normal Superior de Francia, expuso en entrevista que sobre la relación entre ciencia y política no se ha reflexionado suficientemente por parte de los científicos ni del público en general, a pesar de ser “una relación tensa y compleja”.

Sobre el tema se han dado, por lo general, respuestas superficiales en el sentido, por un lado, de que la ciencia nada tiene que ver con la política, y por otro, de que todo, incluida la ciencia, es política. “Me parecen opiniones muy burdas” respecto a esta complicada relación, dijo el también Premio Nacional de Investigación Científica en Ciencias Sociales de la Academia Mexicana de Ciencias.

Explicó que la filosofía de la ciencia, propiamente dicha, históricamente no se ha ocupado mucho de este tema, porque su propósito no era reflexionar sobre los científicos como seres humanos, sino sobre sus resultados, sus teorías científicas y por lo tanto, la política no intervenía para nada; sin embargo, poco a poco el tema se ha abierto paso y hoy constituye “un tema interesante para la filosofía de la ciencia porque es mucho más complejo de lo que a primera vista podría pensarse”.

Para el doctor Moulines, la conclusión o epígrafe de esta discusión es que los científicos pueden verse llevados en situaciones problemáticas extremas, que no son las cotidianas de su trabajo –porque normalmente se interesan en la política como cualquier ciudadano, pero no en cuanto científicos– y tener que hacer política para mantener la neutralidad política de la ciencia; es decir, “se ven llevados a hacer un movimiento político para impedir la politización de la ciencia”.

Esto ha ocurrido varias veces en el siglo XX, sobre todo cuando los políticos desarrollan políticas que son claramente irracionales o muy peligrosas y entonces el científico se ve obligado moralmente y como ser humano a reaccionar de manera organizada. “Yo llamo a eso una política reactiva” y un ejemplo claro de esta organización política reactiva de científicos se dio contra el peligro del holocausto nuclear en los años 50.

El también miembro de la Academia de Ciencias de Baviera señaló que también hay “elucubraciones” acerca de si la comunidad científica puede hacer no solamente una política reactiva sino también propositiva; es decir, que sean los científicos quienes tomen el poder político y digan a la sociedad por dónde debe caminar.

Lo anterior desde el punto de vista del doctor Moulines “resulta muy peligroso, incluso más peligroso que la injerencia de los políticos en la ciencia, porque podría llevar a una situación “terrible” como la descrita por Aldous Huxley en su novela Un mundo feliz, donde describe una sociedad totalitaria y deshumanizada”.

En ese sentido “estoy en favor de una política reactiva de parte de la comunidad científica, pero no en favor de una política propositiva”, subrayó.

Al compartir su reflexión sobre el momento actual que vive el mundo en términos del progreso científico y tecnológico vinculado a la violencia dijo que la amenaza del holocausto sigue presente “y esto lo dije desde hace mucho”. La gente creyó que con la caída del muro de Berlín nos podíamos tumbar en la hamaca y pasar a otro tema porque el peligro atómico había terminado y eso es falso.

Es cierto que se distendió el escenario político pero “los cohetes bien cargados ahí están” en Rusia, Estados Unidos, China, India, Pakistán, Israel, y en cualquier momento pueden ocurrir “cambios políticos irracionales”.

“Estamos viviendo desde hace 70 años con esa espada de Damocles; siempre hay que ser consciente de ello y qué mejor que la comunidad científica” para  advertir lo que pasaría incluso con un nuclear táctico “con bombas atómicas tácticas, chiquitas, como la de Hiroshima”, que acabaría con la civilización tal como la conocemos, para no hablar de una guerra estratégica que acabaría con la vida en el planeta.

El doctor Carlos Ulises Moulines cursó estudios de Física y Filosofía en la Universidad de Barcelona y se doctoró en Filosofía en la Universidad de Munich. Las principales áreas de investigación en las que ha trabajado son la filosofía general de la ciencia, la reconstrucción lógica de teorías particulares de la física y la química, la teoría del conocimiento, la historia de la filosofía de la ciencia.

Ha publicado más de una docena de libros, cinco compilaciones y más de 190 artículos. Ha complementado su labor de investigación con su actividad docente en diferentes instituciones como la UAM, el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Departamento de Física de la Universidad de Bielefeld, la Universidad Libre de Berlín y la Universidad de Munich.

(Universidad Autónoma Metropolitana)

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