Es diferente el viaje realizado a partir de una labor de búsqueda de la propia identidad y de un camino espiritual más arduo. Una labor en la que domesticamos progresivamente a los demonios que nos habitan, sin reprimirlos, sin recortarles los cuernos, si no controlándolos y encauzando su poderosa energía en favor de nuestro crecimiento. Porque ellos enseñan una experiencia más global de la realidad, permitiendo que la luz ilumine las tinieblas y que nuestra parte sana cure nuestra parte enferma.

 

Leonardo Boff, en “Tiempo de trascendencia/ El ser humano como un proyecto infinito”

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