Los científicos Antonia Pacheco y Fabrice Parmentier, del grupo de investigación en Neuropsicología y Cognición de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), han comprobado que la tristeza incrementa la distracción.

Así lo refleja el experimento que han desarrollado con un grupo de voluntarios, a los que se les indujo tristeza de manera controlada y en el laboratorio mediante un procedimiento que combinaba música melancólica y recuerdos autobiográficos del pasado.

Una vez que los participantes estaban tristes, tuvieron que llevar a cabo una tarea de atención visual en la que debían estar concentrados, aunque para medir el efecto de distracción se les interrumpía con estímulos auditivos inesperados.

Los resultados logrados por estos voluntarios, en comparación con los de un grupo control que realizó la misma tarea sin estar tristes, evidenciaron que el estado de tristeza aumenta de manera significativa la distracción. «Concretamente, en el caso de este estudio el incremento fue del 200 %», destacan los autores.

El trabajo, que publica la revista Emotion de la Asociación Estadounidense de Psicología, confirma la influencia de estímulos distractores como los sonoros en la tristeza, una forma común de sufrimiento emocional y síntoma de varios desórdenes.

El grupo de investigación en Neuropsicología y Cognición trabaja ahora para determinar si el mismo patrón se repite en el caso de la felicidad. Con estos estudios, los científicos de la UIB quieren aportar nuevos conocimientos que ayuden a entender mejor como las emociones pueden afectar procesos cognitivos básicos que son importantes en muchas situaciones.

Referencia bibliográfica:

Pacheco-Unguetti, Antonia P.; Parmentier, Fabrice B. R. «Sadness increases distraction by auditory deviant stimuli». Emotion, Vol. 14(1), febrero de 2014, 203-213. doi: 10.1037/a0034289.

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