Muchas comunidades veracruzanas le siguen apostando al campo, a la agricultura, a la pesca, a la ganadería, al aprovechamiento de los recursos forestales, porque “en Veracruz no hay de otra más que el café, el maíz y el frijol, por eso hay que sembrarlos, aunque por estar en el campo todo se nos ponga difícil, ¡hay que sembrarlos!”, dijo Félix Hernández Rojas, de 82 años de edad, del municipio de Atzalan.

Esta fe en el campo es lo que permite a Veracruz ubicarse como sexta economía del país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), por su contribución en producción de agua y suministro de gas con 10.2 por ciento (primer lugar nacional en producción de electricidad); en agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, pesca y caza aporta el 7.5 por ciento; en servicios educativos contribuye con 6.1 y en el sector de la  construcción con 7.9, porcentaje que lo ubica en el cuarto lugar a nivel país. Incluso, en servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles está situado en el quinto lugar de todo México con el 6 por ciento. 

Por esto es que la Universidad Veracruzana (UV), en 2006 apoyó el proyecto piloto denominado Diprocafé “Diversificación productiva en áreas marginales en Veracruz” (www.uv.mx/diprocafe/), para asesorar a los campesinos en el cultivo de otros productos; esto lo hizo junto con el gobierno del estado y el auspicio de la Organización Internacional del Café (www.ico.org) y el Fondo Común de Materias Primas (CFC) (www.common-fund.org/)

Y en 2007 constituyó Dyctrosa (Diversificadora Agroindustrial y Comercializadora del Trópico, S.A. de C.V) que agrupa a 36 sociedades legalmente constituidas, que a su vez aglutinan alrededor de mil socios en los municipios de Atzalan y Zozocolco de Hidalgo, Veracruz, y les brinda servicios en cuestiones legales, administrativas, comerciales y tecnológicas.

Natalia Acosta Quijano, coordinadora de negocios para el proyecto Diprocafé y quien ahora se concentra en la consolidación de Dyctrosa, relató que en los años ochenta al abrirse fronteras, reducir protecciones y subsidios, cambiaron los términos de intercambio de las materias primas, incluso al cierre de instituciones especializadas en México como Inmecafé y Conafrut. Como resultado, durante todos estos años se fueron reduciendo las opciones de desarrollo en las comunidades agrícolas y aumentó gradualmente la migración a las ciudades y al extranjero, sobre todo de los jóvenes.

Lo anterior, aunado a otros factores, provocó nuevamente una crisis en los precios del café en los años de 1999 a 2001, con precios por debajo del costo de producción. El gobierno de Veracruz, ante esta situación tan adversa para miles de familias rurales, solicitó a la UV diseñar e implementar un proyecto piloto para diversificar la economía de esos productores marginales.

Diprocafé se dedicó a atender a un grupo piloto de productores en los municipios de Atzalan y Zozocolco de Hidalgo, Veracruz. La estrategia se encaminó a integrar productiva y comercialmente a estos productores marginados, constituyendo pequeñas empresas sociales en las comunidades, (bajo la estructura de Sociedades de Solidaridad Social) y asociándolas posteriormente en una empresa integradora sociedad anónima, de la que son todas propietarias y cuyo objeto es consolidar las operaciones que requieren una mayor capacidad profesional, como es la administración, la comercialización de sus productos y la gestión de recursos financieros.

Esta empresa integradora se denominó Diversificadora Agroindustrial y Comercializadora del Trópico, SA de CV, y desde su constitución en diciembre de 2007 ha construido los mecanismos y la infraestructura y se ha allegado de recursos necesarios para que los productos de los socios de las empresas comunitarias puedan entrar al mercado con un costo de intermediación justo y transparente, además de lograr obtener mejores precios mediante la agregación de valor.

 

Modelo empresarial comunitario

 

Don Félix Hernández Rojas, aseguró que desde que es integrante de la empresa integradora Dyctrosa, que impulsa la UV, también cultiva otros productos, lo que le ha permitido ampliar las opciones de ingreso y sustento económico.

Don Félix, desde su infancia se dedicó a la labranza, sobre todo al cultivo del café y maíz. Rememoró el auge del aromático, “el rejuego bueno que antes tenía”, y también las crisis que ha padecido.

Pero su ímpetu de lucha a favor del cultivo de la tierra es inamovible. “Yo estoy viejo, pero no me rajo”, enfatizó, a pesar de que en la actualidad la producción agrícola del país atraviesa momentos difíciles por muy diversas razones –como el cambio climático o el modelo económico–, según expresan especialistas, autoridades y los propios medios de comunicación.

Además del testimonio de Don Félix, hay muchos otros que consignan la experiencia de ser parte de Dyctrosa, tal es el caso de Salvio Bocarando Pineda, de 27 años de edad, quien se incorporó a esta empresa integradora tras su regreso de Estados Unidos (EU), donde “se gana mucho dinero, pero de la misma forma se gasta”.

Hoy, el joven Salvio es presidente de la sociedad legalmente constituida en su comunidad natal Texcapa, municipio de Atzalan, y por ende socio de Dyctrosa.

“Estuve en EU año y medio. Cuando regresé, la invitación (de Dyctrosa) era para mi papá, pero me interesó el proyecto y estoy trabajando como productor de café y plátano. Es más difícil en EU, ganas dinero, pero nunca haces nada. Yo no avanzaba nada, no creas bienes. Por otro lado, en la comunidad es más difícil, pero haces algo. No gano mucho pero sí la voy pasando”, relató.

Salvio se dijo orgulloso de contribuir en el impulso de la producción agrícola de su comunidad; por ejemplo, en los últimos años han reactivado terrenos que estaban abandonados.

Además, refirió que la sociedad legamente constituida que representa se alió con la de Cuauzapotitan, Tamolotes y El Rincón (alrededor de 170 socios) y lograron un crédito en Dyctrosa para un beneficio de café.

“Ese café cereza llegaba a Tlapacoyan y ahora ya se está procesando en el municipio de Atzalan. Se lograron 300 toneladas, a pesar de que el beneficio iba a operar con 125 toneladas”, destacó.

Salvio admitió que al iniciar el funcionamiento del beneficio, la situación se tornó difícil, toda vez que “los coyotes son mucha competencia, pero hemos estado aguantando y nos ha ido muy bien”.

“Desde que nos organizamos nos ha ido bien, porque se puso un beneficio en Cuauzapotitan, por lo que vendemos el producto a un precio más justo”, insistió.

 

El comercio

 

Dyctrosa representa comercialmente en forma unificada a todos los pequeños productores socios, ante empresas de mayor tamaño. Cumple con todos los requisitos legales necesarios para este fin. Nosotros, como parte de la UV, estamos trabajando para que ellos mejoren su forma de hacer negocios, conformando las bases operativas de su empresa integradora”, explicó Acosta Quijano.

Además, indicó que el éxito de un modelo de empresa rural social depende de la comunicación, la transparencia y la rendición de cuentas a sus socios y entre ellos, con el fin de lograr la confianza de las personas en que se realiza una labor honesta y equitativa entre todos los integrantes, tanto productores socios como colaboradores contratados para las funciones de administración, técnica y comercialización. En Dyctrosa se realizan reuniones bimestrales con la mayoría de socios para informarles y tomar acuerdos con ellos.

Los socios de Dyctrosa trabajan principalmente con la producción y comercialización de café, pimienta, plátano, mamey y cítricos. También han logrado la introducción de nuevos productos como maracuyá, anturio, canela, hoja de guayaba, jatropha (piñón o aixte) y miel.

Abundó que desde que Dyctrosa fue fundada, el Fideicomiso para el Desarrollo Rural del Estado de Veracruz les otorgó un fondo de 17.5 millones de pesos (proveniente del CFC), el cual es operado a través de un comité de créditos integrado por el propio gobierno, el presidente de la empresa integradora –actualmente es Rubén Balderas Ortiz– y la UV, en calidad de observador y asesor.

Dyctrosa, en su calidad de dispersora de créditos, realiza préstamos a sus sociedades legalmente constituidas para que lo ejecuten en proyectos productivos, con una tasa de interés de las más bajas en todo el país.

“Hay fondos que son revolventes (se presta y se regresa a corto plazo), y hay fondos que son de inversión a cuatro o cinco años”, precisó Natalia Acosta.

De los productos que Dyctrosa comercializa en el mercado estatal y nacional, actualmente sólo algunos como el café, pimienta y la hoja de maíz para tamal podrían tomar una tendencia de exportación, pues aunque el escenario internacional es atractivo, “no siempre es la mejor salida”, aclaró.

“No necesariamente la exportación es la salida más apropiada para la comercialización de los productos. México tiene un déficit de muchos productos que son importados. Si nosotros podemos seguir apoyando a esta empresa a través de la UV, nuestra sugerencia siempre será analizar primero la demanda del consumo interno”, añadió. Es más, recordó que la exportación es una vía natural para un país que tiene excedentes y cuenta con competitividad a nivel internacional.

 

La UV en Dyctrosa

 

Respecto a la participación de la UV, Acosta Quijano mencionó que en los inicios de la empresa, esta casa de estudios participaba con más personal académico, con la intención de incubar el proyecto. “Actualmente la UV sigue trabajando, pero con menos personas y menos recursos”.

Explicó que el objetivo de la UV es que pronto Dyctrosa sea una empresa independiente. “Se busca la autonomía de los socios, que vayan madurando en un modelo de organización para la producción”.

No obstante, enfatizó la importancia de que la UV siga en Dyctrosa, pues podrían poner en marcha propuestas relacionadas con la investigación, transferencia de tecnología, formación de recursos humanos, realización del servicio social y elaboración de tesis. En ese sentido, consideró que se requiere más apertura por parte de los investigadores, para escuchar y atender las necesidades de los productores agrícolas, dónde les duele, qué situaciones padecen, “ése es uno de los grandes retos de la academia”.

La entrevistada destacó el papel que la UV ha desarrollado en este proyecto: “Yo estoy segura que no se podría haber avanzado en un proyecto de esta magnitud si no fuese desde un ámbito universitario, toda vez que los casos conocidos de modelos de desarrollo empresarial comunitario o social, han partido desde un ámbito universitario o religioso. Dyctrosa es un ejemplo en Veracruz de lo que hace la UV”.

Es muy aventurado decir que, al menos en los dos municipios donde está establecida Dyctrosa, se haya palpado un cambio profundo y de prosperidad en el sector agrícola. Sin embargo, hay ejemplos muy concretos de permanencia de las personas en sus comunidades; de que de los productos que tradicionalmente cultivan, se están logrando sostener familias con los nuevos productos introducidos, subrayó.

“Es un proyecto que está en sus bases, es muy incipiente, es como un granito de arena en el océano. Creo que en el campo se requieren muchos más casos o ejemplos que motiven a la gente a permanecer, trabajar y estar unidos”, enfatizó Natalia Acosta.

 

Los retos

 

El proyecto Dyctrosa, además de triunfos como los anteriormente expuestos, también afronta grandes retos, como los que se relataron en el primer foro que se realizó con la mayoría de sus socios, organizado con el apoyo de la UV el pasado 18 de marzo en la comunidad El Campamento, Atzalan, y que se denominó “Dyctrosa, a cuatro años de su constitución. Experiencias y oportunidades”.

Ahí, los productores compartieron con las autoridades locales y estatales, así como con los integrantes del Comité de Créditos de Dyctrosa, sus dificultades: falta de recursos para controlar las plagas que invaden cultivos, falta de capacidad para aumentar producción; dificultad de financiar los altos costos de los insumos; la imposibilidad de lograr más puntos de venta; la falta de apoyo de las instituciones gubernamentales, además de asesoría técnica insuficiente.

Entre el rosario de situaciones que enfrentan, también se planteó la necesidad de conseguir mejor pago de los productos, para poder responder de manera regular con el pago del crédito que reciben de Dyctrosa.

Las decenas de campesinos reunidos en ese foro coincidieron en el planteamiento de que si bien desde hace cuatro años trabajan con nuevos productos –lo que ha reactivado el campo local y conservado las zonas forestales–, los logros aún son incipientes.

No obstante, dejaron en claro que con este modelo de trabajo organizado, aunque resulta difícil, “poco a poco nos estamos quitando los coyotes”.

 

En 2009, Veracruz produjo a nivel nacional:

83% de chayote

69%, piña

49%, naranja

33%, caña de azúcar

 

En 2010, como producción pecuaria:

13%, bovino

9%, ovino

8%, aves

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