El pino de Monterrey (Pinus radiata) es una especie foretal con una alta capacidad reproductiva que está generando graves problemas ecológicos en algunos países como Chile, Nueva Zelanda y  Australia, donde se expande sin control, invadiendo el hábitat de la flora nativa, considerándose, por tanto, una especie invasora con lo que esto conlleva: pérdidas de singularidad en las poblaciones locales y pérdidas económicas derivadas de los recursos destinados a erradicar su invasión.

En Galicia, España, se ha dado el fenómeno de que se observó que algunos insectos herbívoros naturlaes lo están consumiendo, con lo que están ayudando a controlar su capacidad invasora.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a través de la Misión Biológica de Galicia (MBG) y con la colaboración del Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán (Xunta de Galicia), trabajan en la contención del pino de Monterrey.

En Galicia el pino de Monterrey ocupa cerca de las 80.000 hectáreas y convive con el piñeiro do país (Pinus pinaster), especie autóctona local que ocupa unas 300.000 hectáreas.

“En la actualidad esta especie aún no puede considerarse invasora en Galicia. Sin embargo, es importante conocer qué particularidades de nuestros ecosistemas son responsables de la escasa capacidad de expansión actual de esta especie para adelantarnos a los riesgos de un aumento futuro de su potencial invasor. Por ello, es tan importante conocer la base del problema para mejorar la a capacidad de hacerle frente y evitar que se convierta en un caso de invasión tan representativo y dañino como lo son el eucalipto, la mimosa o la acacia negra”, explica Rafael Zas, científico del CSIC en la MBG y responsable del grupo de Genética y Mejora Forestal.

Control con insectos locales

Las principales hipótesis científicas utilizadas para explicar por qué unas especies son invasoras fuera de su área natural y otras no se centran en el papel que tienen los enemigos naturales del área introducida, por ejemplo, la función de determinados insectos locales en el control de la expansión de la especie invasora.

“En Galicia, tanto el piñeiro do país como el pino de Monterrey son atacados por multitud de insectos herbívoros locales pero sólo la especie de pino nativa ibérica ha convivido históricamente con ellos. Esto nos llevó a pensar era posible que el pino exótico no estuviese adaptado a estos nuevos enemigos y no hubiera desarrollado defensas eficaces frente a ellos. Obtener una respuesta científica a esta cuestión nos permitiría saber si las plagas locales contribuyen a limitar la expansión de esta especie exótica disminuyendo su potencial invasor e impidiendo su expansión incontrolada en nuestras bosques”, destaca Rafael Zas.

Variación genética

Con este objetivo, los científicos del CSIC y del CIF de Lourizán estudiaron durante más de cuatro años la variación genética en resistencia y tolerancia de las poblaciones gallegas del piñeiro do país y del pino de Monterrey a un insecto europeo que causa graves daños en las masas jóvenes de pinos en Europa: el gorgojo del pino.

“Hemos observado que el piñeiro do país, al tratarse de una especie autóctona, es más resistente a este insecto. Si bien padece su ataque, cuenta con mecanismos de defensa más eficaces para minimizarlo y tolera mejor los daños ocasionados. Sin embargo, el pino de Monterrey, al tratarse de una especie exótica que no ha evolucionado en presencia del gorgojo del pino, no dispone de mecanismos de defensa tan eficaces frente a este insecto, y resulta más vulnerable a su ataque sufriendo, por tanto, una mayor mortandad”, añade Zas.

“Una de las causas que contribuyen a la expansión del pino de Monterrey en el Hemisferio Sur es que allí, al no haber pinos de forma natural, no cuenta con enemigos autóctonos. Aunque sus enemigos específicos tampoco están presentes en Europa, en el caso de Galicia, sabemos ya que ciertos herbívoros locales de los pinos nativos, como el gorgojo y la procesionaria, sí atacan a la especie y pueden contribuir a reducir su potencial invasor”, explica este investigador.

Resistencia biótica

Los resultados obtenidos en Galicia para el pino avalan en la comunidad gallega una de las teorías vigentes acerca de las especies invasoras: la de la resistencia biótica, según la cual los herbívoros locales de las especies autóctonas actúan como frente de contención frente a las especies invasoras.

Tras analizar los resultados, el grupo ha seguido indagando en el potencial invasor en Galicia del pino exótico y recientemente ha concluido un estudio en el que se ha evalado su variación genética y el potencial evolutivo de su capacidad frente a los enemigos de su nueva área de distribución.

“En este sentido, hemos observado que la escasa capacidad invasora actual del pino de Monterrey en Galicia puede aumentar rápidamente en un futuro cercano. Su población esconde una gran variabilidad genética en resistencia a los insectos locales, y no hemos detectado compromisos relevantes que puedan limitar la rápida evolución de mecanismos eficaces de resistencia», indica Xoaquín Moreira, investigador del MBG-CSIC.

Según Moreira, esta especie podría aumentar su potencia invasora en un futuro cercano, por lo que no se debería bajar la guardia. Conocer la variación genética en caracteres de historia vital del material empleado en plantaciones forestales, como por ejemplo la resistencia a herbívoros locales, es fundamental para predecir su potencial invasor y con ello desarrollar métodos eficaces que ayuden a restringir su presencia estrictamente a las explotaciones forestales controladas.

Zas, R; Moreira, X;  Sampedro, L. » Tolerance and induced resistance in a native and an exotic pine species: relevant traits for invasion ecology». Journal of Ecology, 2011. doi: 10.1111/j.1365-2745.2011.01872.x

Moreira, X, Zas, R; Sampedro, L. «Additive genetic variation in resistance traits of an exotic pine species: little evidence for constraints on evolution of resistance against native herbivores». Heredity, 2012. doi:10.1038/hdy.2012.108

Procesionaria del pino alimentándose de una acícula

Procesionaria del pino alimentándose de una acícula. Imagen: CSIC Galicia.

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