El devastador tsunami de Japón que arrasó la costa nipona en marzo del 2011 se originó por un movimiento de las placas tectónicas norteamericana y pacífica sobre una falla anormalmente delgada.

Estas conclusiones se han  obtenido al analizar los datos recogidos por 27 científicos de diez países en el buque de perforación nipón Chikyu en 2012. En los cincuenta días que duró la expedición, los investigadores perforaron hasta tres pozos en la fosa de Japón, lugar donde se originó el maremoto y punto de unión de dos de las principales placas tectónicas de la Tierra.

Las investigaciones, publicadas hoy en la revista Science, alertan de que se pueden repetir seísmos similares en el noreste del Pacífico.

“El terremoto causó un gran tsunami debido a un aumento en el deslizamiento de las placas por el efecto lubricante de una fina capa de arcillas”, explica a SINC Christie Rowe, geóloga de la Universidad de McGill (Canadá) y una de los participantes en los estudios.

La falla posee un espesor de solo cinco metros según los datos recogidos. En comparación, la de San Andrés en California tiene varios kilómetros de espesor. “Hasta donde sabemos, este es el límite de la placa más delgado en la Tierra”, subraya Rowe.

Las muestras revelaron que la zona tiene unos depósitos de arcilla compuesta por unos sedimentos muy finos. “Es el barro más resbaladizo que se puede imaginar. Si te frotas los dedos con él, parece un lubricante”, define Rowe.

Como consecuencia, “la zona de la falla era muy resbaladiza a poca profundidad en el momento del terremoto”, recuerda Patrick Fulton, investigador de la Universidad de California (EE UU) y participante en las investigaciones. “Determinamos está variación midiendo el calor por fricción entre las fronteras de la falla”, explica Fulton.

En el terremoto de Japón de 2011, las placas se desplazaron entre treinta y cincuenta metros, el mayor movimiento jamás registrado. Hasta entonces el seísmo a lo largo de una falla más importante ocurrió en 1960 frente a las costas de Chile, donde un fuerte terremoto desplazó las placas del fondo marino unos 20 metros.

“En el año 869 sucedieron seísmos parecidos y creemos que en esta zona pudo haber terremotos de una magnitud similar cada año desde 1000 hasta 1500”, comenta Rowe.

La particular arcilla de la falla se encuentra en toda la región del noreste del Pacífico, desde la península rusa de Kamchatka hasta las islas Aleutianas. “Existen otras zonas de subducción donde existe este tipo de arcilla que puede provocar terremotos similares”, advierte en científico.

Las perforaciones más profundas

Para tomar muestras, el equipo perforó hasta 800 metros por debajo del fondo del mar, en una zona donde el océano tiene una profundidad de hasta 6.900 metros. Ningún trabajo había taladrado la corteza terrestre a esos niveles.

“También se midieron la temperatura y otras propiedades de los sedimentos, y estamos continuando los estudios para determinar los factores de riesgo en las áreas circundantes del Pacífico norte”, añade Rowe. 

Hasta ahora los geólogos consideraban que en las profundidades del océano, donde las rocas son más fuertes, los movimientos de las placas podían provocar un fuerte rebote elástico; mientras que cerca de la superficie, donde el fondo marino está compuesto por rocas más suaves y menos comprimidas, la intensidad de este movimiento se reducía.

“Las propiedades mecánicas de las arcillas que aumentaron el tamaño del tsunami antes no se conocían. Nuestras investigaciones han demostrado que el movimiento de las placas tectónicas que provocaron el terremoto se concentra en estos sedimentos”, recalca Rowe. 

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