El problema social no es igual que el problema de investigación, ambos tienen puntos de contacto, pero también divergencias, explicó Daniel Saur de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, ante estudiantes de posgrado de la Universidad Veracruzana (UV) que están en el proceso de plantear su proyecto de tesis.

El científico social les impartió, a través del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la UV, la conferencia “La elaboración del problema de investigación. El desafío de evitar lugares comunes”, el lunes 28 de octubre en el auditorio “Gonzalo Aguirre Beltrán” de dicha entidad académica.

Ahí el conferencista consideró que aprender a hacer investigación social es como aprender un lenguaje distinto.

Remarcó que problema social (o doxa) no es igual que el problema de investigación y no tenerlo en claro lleva a “generar imprecisiones, padecer confusiones y malos entendidos, a usar estas dos nociones de manera indistinta, intercambiarlos, cuando son conceptos bastante diferentes”.

En palabras de Saur, no hay forma de acceder a la realidad de manera directa, sino a través de procesos de significación que son construidos socialmente. Por lo cual, la doxa y el saber científico ocupan regiones y tipos discursivos diferentes.

Si bien la doxa puede ser objeto de una investigación científica, se expresa a través del sentido común, de las creencias colectivas, de la opinión pública, dijo. Es más, para que sea social, el problema tiene que ser público, general, visible, y debe aludir a un lugar de enunciación libre, accesible a todas las voces.

A manera de ejemplo mencionó la violencia contra las mujeres, que durante mucho tiempo fue visto como un asunto doméstico: “Hoy gracias a la lucha de las feministas y la toma de conciencia, el problema ha pasado a ser público para reconocer una diversidad de derechos que han sido reincorporados en la agenda pública”.

Los problemas sociales (como la inseguridad, el desempleo, la educación y la violencia de género), consideró, adquieren mayor o menor presencia en el espacio público y ameritan reflexión e investigación en función de la capacidad de presión que tengan los sectores involucrados.

Para él “la emergencia y estabilización de un problema social es lo que activa el interés por transformarlo en un problema de investigación”.

Sin embargo sugirió que una vez sustraído el tema de investigación se rompa con la doxa y tome distancia del conocimiento común, toda vez que la pretensión del conocimiento científico es explicar las lógicas del funcionamiento, el porqué y el cómo, y no reproducirlo. Además debe tener un carácter innovador que justifique la investigación.

“El problema de la investigación requiere un posicionamiento teórico, como decía Roland Barthes, un lugar de enunciación”, añadió. Asimismo destacó la importancia de ejercer la autorreflexión y cuestionarse por qué razón se hablará desde tal o cual teoría.

Entre otros elementos fundamentales para la constitución de un problema subrayó la importancia de especificar el referente empírico y constituir el corpus de análisis, la espacialidad y el periodo, así como plantear hipótesis fundadas.

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