Chinche besucona

Chinche besucona


La Enfermedad de Chagas constituye un severo problema de salud en áreas rurales de México y Sudamérica; es causada por la picadura de insectos hematófagos (como las chinches) infectados con el Trypanosoma cruzi, un parásito intracelular que en la fase crónica del padecimiento en humanos puede producir daños en el aparato digestivo, insuficiencia cardiaca e incluso la muerte.
 
Debido a su alta prevalencia, diversas universidades e instituciones de salud de nuestro país han emprendido investigaciones interdisciplinarias a fin de buscar fórmulas eficientes para la erradicación de este mal. Una de ellas es la investigación que dirige la doctora Concepción Toriello Nájera, investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien desarrolla un bioinsecticida para combatir a la “chinche besucona” (Triatoma infestans) insecto transmisor del parásito.
 
La doctora Toriello, explicó que existen ciertos tipos de hongos que logran enfermar a insectos, llamados hongos entomopatógenos. Para desarrollar este bioinsecticida, la experta, quien tiene a su cargo el laboratorio de investigación de Micología Básica del Departamento de Microbiología y Parasitología, ha realizado diversas pruebas en insectos (triatominos) causantes de la enfermedad de Chagas, en sus diversas etapas de desarrollo, a fin de observar cuál de los hongos es el más efectivo para infectar y matar a este insecto. La cría de los triatominos de prueba, se encuentra en el laboratorio de Investigación de Biología de Parásitos a cargo de la doctora Paz María Salazar, en la misma Facultad de Medicina, donde su colega Margarita Cabrera y otros colaboradores estudian específicamente la enfermedad de Chagas.
 
Después de la caracterización fenotípica de aproximadamente 50 aislados fúngicos se seleccionó una cepa de cada una de las siguientes especies: Isaria fumorosea y Metarhizium anisopliae por su virulencia y elevada producción de esporas, y para llevar a cabo diversos bioensayos en los diferentes estadios del insecto, Meccus pallidipennis. “Hasta el momento se ha observado diferentes efectos dependiendo del estadio del ciclo biológico del insecto”, explicó la especialista, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
 
¿Cómo un hongo puede matar a un insecto?
 
Las esporas de los hongos, explicó la micóloga, se adhieren a la cutícula del insecto por contacto y producen un gancho de penetración para poder insertarse dentro de él. Una vez ahí, el hongo se reproduce y provoca su muerte.
 
Pero no todo termina ahí, pues el hongo continúa reproduciéndose en la superficie del insecto, esporula –su manera de reproducirse- y las nuevas esporas se diseminan con el viento, entre otros factores. Las esporas caen o son arrastradas por otros insectos ocasionando una epidemia entre insectos llamadas epizootias.
 
“Una vez que se logró determinar la virulencia de los hongos para los diferentes estadios del insecto, se seleccionó el hongo con la mayor virulencia, M. anisopliae para el triatoma transmisor de M. pallidipennis. Este hongo fue seleccionado para la preparación del bioinsecticida para llevar a cabo pruebas en el campo donde se encuentra el insecto”, añadió Toriello Nájera.
 
Además, para las pruebas de campo se tienen que analizar detenidamente todos los datos de la población, bajo un estricto control metodológico. El resultado de las mismas determina los lugares donde se aplica.
 
Previo al uso del bioinsecticida se llevaron a cabo diversos estudios de bioseguridad del hongo de acuerdo con la normatividad mexicana NOM-70SITO-1995, requisito para la movilización de agentes de control biológico que demuestran su inocuidad para el hombre, los animales y el ambiente. La investigación que corresponde a la formulación del hongo para el bioinsecticida se lleva a cabo en colaboración con el doctor Víctor Hernández Velázquez del Centro de Investigación en Biotecnología de la Universidad Autónoma de Morelos.
 
Actualmente, el bioinsecticida a base de esporas del hongo Metarhizium anisopliae se prueba en una pequeña población rural de Morelos, en la que se ha demostrado que no sólo existen las condiciones ambientales para que la dinámica de transmisión de Trypanosoma cruzi (protozoario causante de la enfermedad de Chagas) se lleve a cabo, sino que también se ha demostrado la existencia de este en los triatominos colectados.
 
Este trabajo se presenta como una alternativa más avanzada para el control de los triatominos sobre los insecticidas químicos. El uso de un insecticida biológico que tiene como ingrediente activo esporas de un hongo entomopatógeno, que mata a los insectos transmisores de la enfermedad, es además una alternativa ecológicamente inocua.

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