Juego de pelota del Tajín- Foto M. Tapia, INAH

Juego de pelota del Tajín- Foto M. Tapia, INAH


Paola Cortés Pérez

El sacrificio por decapitación en el juego de pelota puede estar vinculado a la toma de cautivos y al símbolo de poder de quien lo realizaba, expuso la rectora de la Universidad Veracruzana (UV), Sara Ladrón de Guevara, al participar en la última sesión del IV Coloquio Académico de la Maestría en Antropología.

La antropóloga dictó la conferencia “Asociaciones simbólicas del juego de pelota precolombino” el 26 de noviembre, en el Salón Azul de la Unidad de Humanidades, en la que estuvieron presentes José Luis Martínez Suárez, director general del Área Académica de Humanidades; Sergio Rafael Vásquez Zárate, director de la Facultad de Antropología, así como alumnos del posgrado y académicos.

Ladrón de Guevara habló sobre las asociaciones simbólicas relacionadas con los implementos y la pelota, y planteó que la cabeza se convirtió en un símbolo de dominio.

La rectora Sara Ladrón de Guevara habló sobre el juego de pelota a estudiantes de posgrado.

La rectora Sara Ladrón de Guevara habló sobre el juego de pelota a estudiantes de posgrado.

Explicó que el juego de pelota en la América precolombina fue la representación ritual y escénica de la lucha de contrarios, “la oposición es alegórica de fuerzas cósmicas contrarias y está representada por el enfrentamiento de dos equipos rivales”.

La académica e investigadora comentó que pudo instaurarse como un espacio de decisión para solucionar conflictos diversos, ya que en la cancha se enfrentaban equipos o individuos, representantes de grupos con intereses políticos, económicos o ideológicos opuestos.

Explicó que la oposición simbólica en el juego corresponde a los espacios opuestos complementarios del cosmos: la del inframundo y el supramundo, que son recorridos diariamente por la esfera solar, símil de la pelota, la cual reproduce la danza astral.

El juego que se practicaba en la costa del Golfo de México en el periodo Clásico, apuntó, estaba asociado a un sacrificio de decapitación. Pero, en las etapas precolombinas, la relación Sol-pelota-cabeza decapitada constituye un complejo simbólico único, perceptible en los rituales.

Indicó que el significado que tenía la cabeza decapitada, era de custodio de la energía vital despojada, “es pelota y es Sol”, de ahí que los gobernantes muestran su poder en distintos documentos al posar sobre esta reliquia, porque establece su poderío a partir del derrocamiento del contrario en su representación más inequívoca y dramática: la cabeza cercenada.

Qué se sabe sobre el juego de pelota

Sara Ladrón de Guevara mencionó que a través de datos iconográficos y muestras arqueológicas, se conoce que el juego de pelota en la costa del Golfo de México sólo era practicado por hombres.

Indicó que era un juego elitista, las iconografías encontradas muestran que los gobernantes eventualmente participaban o al menos portaban sus insignias; además, el entrenamiento y el equipamiento debieron significar un alto costo.

Se sabe, dijo, que solía estar presente un veedor o espectador, que hacía las veces de juez o réferi; se conoce que los jugadores eran personas sanas.

Sobre la decapitación, expuso que ésta ocurría en el centro de la cancha y era acompañada de música; el sacrificado y el sacrificador estaban investidos de jugadores; el sacrificado pertenecía a un equipo y el sacrificador podía ser de alguno de los dos bandos; el hacha era el trofeo, porque alude a la decapitación; y la pelota estaba al centro de la escena, existen dos variantes: la cabeza descarnada, se representa conformando parte de la pelota –real o simbólicamente–, y el otro es que era representada de color negro.

La decapitación, resaltó, requiere un conocimiento anatómico especializado, la persona debía ser un especialista, lo que significa que fue un ritual pensado y bien planeado. En esta región del país, de acuerdo con fuentes iconografías, la decapitación era de inicio un degollamiento.

“El corte iniciaba en la garganta y no bajo la nuca como ocurre en la guillotina. La causa de la muerte no era la desarticulación de la cabeza, sino era la asfixia o el desangramiento, ya que se hacía mientras el individuo estaba vivo.”

Después de la separación de la tráquea, narró, se procedería a localizar el disco intervertebral para seccionarlo; luego se cortarían las estructuras blandas de la parte posterior del cuello para separar la cabeza, estos detalles se saben por las muestras arqueológicas de cráneos encontrados.

“Los cráneos descarnados eran utilizados como trofeos, máscaras o interior de las pelotas. El corte se hacía con herramientas líticas, con las que habrían de cortar músculos, ligamentos y disco intervertebral; también se extraía el corazón, el cual seguía latiendo minutos después de la decapitación.

”Más importante que representar el fuego, se representaba el sacrificio asociado a éste. No hay violencia más organizada, institucionalizada y ritual que el sacrificio del juego de pelota.”

Por último, la Rectora de la UV dijo que se desconocen varios puntos sobre el juego de pelota, como: el número de jugadores participantes; si el sacrificio era antes o después del juego; cuáles eran las reglas del juego, cómo se realizaban los conteos de puntajes, si había torneos, si se llevaban a cabo en fechas precisas, entre otros.

“Como vemos, falta mucho por saber de este ritual primordial, lúdico y sangriento, entrañable y repulsivo a nuestros ojos filtrados por culturas y cosmovisiones distintas, distantes y ajenas”, concluyó.

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