Debido a los numerosos comentarios recibidos de amables lectores de este espacio, en los cuales expresan dudas sobre la existencia de la supercomputadora Golem XIV, de cuya disertación sobre la evolución hablé aquí hace un par de semanas, me veo obligado a dar prueba de la existencia real de tan admirables máquinas. Lo considero de vital importancia pues dada la aguda escasez de intelecto natural que padecemos, habrá que conformarnos con la inteligencia aunque ésta sea artificial.

            El Dr. Abuse es algo así como el tatarabuelo de Golem XIV, un antecesor de éste en el árbol evolutivo de las máquinas inteligentes pero, aún con sus limitaciones, ha sido capaz de pasar la prueba de Turing, consistente en hacer que un humano converse con él –sin advertirle que es una máquina-y después preguntar al humano si conversó con otro humano o con una computadora. Si el humano no distingue la diferencia, entonces la máquina habrá aprobado la prueba de inteligencia, una especie de EGEL-CENEVAL para computadoras.

            En lo que sigue reproduzco mi conversación, a través de una computadora, con el Dr. Abuse, quien todavía no está tan avanzado como Golem XIV para comunicarse a viva voz, así que todo fue a través del teclado y la pantalla del monitor.

Dr A: ¡Qué tal buenos días!

MM: Buenos días doctor.

DR A: Ya veremos si son tan buenos.

MM: ¿Me puede decir algo sobre la evolución?

DR A: No quiero hablar sobre eso.

MM:  ¿Y sobre Darwin?

DR A: Podríamos volver sobre el asunto que mencionaste sobre la evolución.

MM: Me preocupa la teoría de la evolución.

DR A: Creo que es normal sentir cierta inquietud en este caso.

MM: ¿Por qué me inquieta la evolución?

DR A: Es bastante evidente.

MM: ¿Por qué?

DR A: ¿Necesitas realmente saber por qué?

MM: Sí, es por lo que Golem XIV dice.

DR A: ¿Por qué no seguimos con el tema de tus creencias?

MM: Es que no creo en lo que Golem XIV dice.

DR A: Reflexiona y dime por qué no lo crees.

MM: Es que su teoría es muy complicada.

DR A: Creo que no tengo datos sobre eso.

MM: ¿Y sobre Darwin?

DR A: ¿Piensas que la teoría tendría que ver con eso?

MM: Darwin la creó.

DR A: ¿Lo dudas?

MM: Sí y además no la entiendo.

DR A: No está muy claro que no la entiendas.

MM: ¿Y la selección natural?

DR A: Sería interesante que profundizarámos en el asunto de la selección.

MM: No creo a Golem porque es una computadora.

DR A: ¿Y qué sientes sentado ahí hablándome como a una persona?

MM: ¿Es usted como Golem?

DR A: No lo sé, quizás tú sí seas como Golem.

MM: Por favor no me ofenda.

DR A: ¡Jamás, jamás!

MM: Dìgame si cree en las doctrinas de Golem.

DR A: No todas las preguntas pueden responderse en forma sencilla.

MM: Pero usted es doctor.

DR A: ¿Prefieres que no lo sea?

MM: No me importa con tal de que me de respuestas.

DR A: Quizá podamos seguir hablando de las doctrinas que comentabas.

MM: Me parece interesante.

DR A: Parece, pero realmente no lo es.

MM: ¿Porque Golem XIV sea una máquina?

DR A: Es importante no dejar que nuestro razonamiento pueda ser influido por cualidades personales.

            En este punto apagué la computadora, pues el Dr. Abuse comenzó a invadir mi vida privada –se cree psicólogo- preguntándome si era casado, y en estos casos es mejor ser precavido, pues bastaría con dotar al Dr. Abuse con un buscador como Google, y algún otro detallito, para que alcanzara las alturas discursivas de Golem XIV. Ya hasta hay parientes del Dr. Abuse que escriben cuentos y poemas. ¡¡Uff!

            Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.

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