La Cámara de Diputados recientemente aprobó  una reforma a la Ley Orgánica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para que pueda aplicar un programa de fomento de la divulgación científica entre los investigadores del país y las organizaciones de la sociedad civil. El pleno aprobó un dictamen a la minuta del Senado en el que se resalta la obligación del Estado de apoyar financieramente o por cualquier medio a la investigación científica y tecnológica y que el Conacyt será el encargado de fortalecer la vinculación entre los investigadores y las organizaciones de la sociedad civil.

La reforma define que el Conacyt deberá incentivar la vinculación entre la sociedad civil y las instituciones del sistema educativo para fortalecer la capacitación de los educadores en materia de cultura científica y tecnológica.

En los debates, se resaltó que la reforma estimulará a la sociedad, sobre todo a jóvenes y niños, a interesarse en la ciencia y la tecnología, además de formar desde la infancia o en la juventud el interés por seguir carreras científico-tecnológicas.

Se dijo también que, en contraste con otros países, donde cadenas estatales de televisión producen programas de divulgación científica y tecnológica, en México ésta es escasa en los medios de comunicación, donde se presenta a la ciencia y la tecnología como una nota curiosa, y no se profundiza en el impacto que tienen.

Esta medida contribuirá sin duda a propiciar un acercamiento del conocimiento científico, generado en cubículos y laboratorios, a la sociedad. ¿Cuál es la importancia de comunicar o divulgar la ciencia en un país como el nuestro?.

Si aceptamos que el conocimiento científico y sus derivados tecnológicos son un producto eminentemente social, entonces es fácil reconocer la importancia que adquieren las tareas de difusión y divulgación de la ciencia. Algunos especialistas en el tema suelen distinguir entre difusión y divulgación. Difundir el conocimiento científico sería hacerlo llegar a ciertos grupos o sectores sociales para su aprovechamiento directo, en tanto que divulgar la ciencia sería hacer accesibles las teorías y métodos de las diversas ciencias, así como sus aplicaciones concretas, a un público más extenso.

     Ambos términos quedan incluidos en el concepto más amplio de comunicación pública de la ciencia, que pretende acercar el conocimiento científico a públicos específicos, mediante una recreación del mismo, con pertinencia social, es decir con  objetivos acordes con las expectativas y necesidades de conocimiento de esos públicos específicos. La comunicación pública de la ciencia es una actividad específica con su propia problemática, que no se reduce a la mera emisión de notas informativas y demanda apoyarse en la investigación, por lo que en muchas universidades se le considera ya una disciplina académica

     Para un investigador activo en cualesquiera de las disciplinas científicas, el plantearse tareas de difusión o divulgación de la ciencia lo enfrenta a un delicado compromiso, pues tiene que comenzar por preguntarse acerca de la naturaleza de su quehacer y la forma en que éste se articula con su entorno social. Si el científico no asimila la dimensión social de su propia disciplina o de la ciencia en general, difícilmente podrá hacerse cargo de resaltar el valor de su trabajo en cuanto a su potencial económico, tecnológico y educativo, o en cuanto a su vinculación con otras áreas del saber y la cultura.

     El conocimiento científico es un producto social; que si bien lo van construyendo individuos concretos, en las condiciones de hoy día el trabajo científico no puede lograrse aisladamente, pues requiere de amplios recursos, infraestructura y planeación que sólo pueden darse por acuerdo de la sociedad. En ese sentido, la ciencia es un bien social: todos, con el pago de impuestos, patrocinamos el trabajo científico, y por tanto sus resultados nos pertenecen. Por tanto, para que realmente la sociedad en su conjunto se apropie del conocimiento científico es menester socializarlo, hacerlo llegar a todos los grupos y sectores sociales. Lo cual puede lograrse con estrategias apropiadas de comunicación de la ciencia.

La comunicación de la ciencia, en el contexto actual, requiere de una profesionalización de la actividad. Actualmente, como se ha dicho, la comunicación de la ciencia es considerada una disciplina académica y como tal está abierta  a la docencia y a la investigación.

Entonces, considerando la propuesta de Ley, es necesario crear programas de investigación y de formación de divulgadores en las universidades, así como abrir espacios en los medios masivos de comunicación para la divulgación de contenidos científicos, y promover la divulgación  en espacios donde puedan expresarse y discutirse libremente toda clase de ideas; espacios donde la mirada pueda escudriñar el futuro posible, el futuro que se gesta en el potencial de nuestra sociedad para buscar y construir un país con libertad, democracia y justicia para todos y, desde luego, con ciencia y tecnología también para todos.

Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.

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