La estatua de un lamasu, destruida el 6 de marzo de 2015

La estatua de un lamasu, destruida el 6 de marzo de 2015


«En un mundo tan diverso, la destrucción de las culturas es un crimen y la uniformidad un callejón sin salida: todo estriba en valorizar, en un mismo impulso, la diversidad que nos enriquece y los derechos humanos que nos reúnen», apuntó Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, en consecuencia de la destrucción de piezas arqueológicas por parte del Estado Islámico y en el marco de la celebración del Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo.

Hoy día “la diversidad cultural es objeto una vez más de las agresiones cometidas por extremistas que destrozan el patrimonio y persiguen a unas minorías. Esos crímenes refuerzan aún más nuestra convicción de que los enemigos de la dignidad humana seguirán intentando destruir la diversidad cultural, ya que es el símbolo de la libertad del espíritu y de la creatividad infinita del ser humano”, añadió.

Enseguida refirió que “ese vínculo es lo que debemos defender. Como reacción ante quienes tratan de prohibir la diferencia y la pluralidad de ideas, opiniones y creencias, debemos proteger la libertad mediante la riqueza de nuestras culturas y de nuestras expresiones creativas”.

Apuntó que “hace 70 años, los fundadores de la UNESCO enunciaban una convicción simple: puesto que la incomprensión mutua de los pueblos alimenta la desconfianza y los malentendidos entre las naciones, la búsqueda de la paz supone reforzar el conocimiento mutuo de otras culturas y otros pueblos con el fin de lograr un mejor entendimiento”.

La diversidad cultural –dijo- es nuestro patrimonio común y la mayor oportunidad para la humanidad. Es una promesa de renovación y de dinamismo, el motor mismo de la innovación y del desarrollo. Es una invitación al diálogo, al descubrimiento y a la cooperación.

“En un mundo tan diverso, la destrucción de las culturas es un crimen y la uniformidad un callejón sin salida: todo estriba en valorizar, en un mismo impulso, la diversidad que nos enriquece y los derechos humanos que nos reúnen”, enfatizó.

“Ese vínculo inseparable entre la diversidad cultural y los derechos humanos se recordó enérgicamente con la aprobación en 2001, justo después de la destrucción de los Budas de Bamiyán en Afganistán, de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural. Ese texto es una brújula para vivir juntos en un mundo globalizado. En él se reafirma que el respeto de la diversidad cultural y el respeto de los derechos humanos son indisociables”, expresó.

Ese es el sentido de este Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo. Es una ocasión de liberar el potencial creativo de nuestras diferencias de lenguas y de costumbres, y de lograr que esas diferencias nos enriquezcan y nos fortalezcan en vez de dividirnos.

Las palabras de la Constitución de la UNESCO, redactadas hace 70 años, no han perdido su vigencia: el diálogo acaba con todos los malentendidos. Abre un campo infinito de posibilidades para la paz y el desarrollo, concluyó.

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