Huracán Patricia visto por el satélite Suominpp de la NASA a las 5:20 EDT (Hora del Este) muestra temperaturas de hasta -93 grados C en la pared del ojo

Huracán Patricia visto por el satélite Suominpp de la NASA a las 5:20 EDT (Hora del Este) muestra temperaturas de hasta -93 grados C en la pared del ojo


Conocer la intensidad de los vientos no es suficiente al estimar las afectaciones de los huracanes, por ello los científicos deben crear nuevas escalas para medir otras variables de estos fenómenos que ponen en riesgo a la población.

 

A juicio de la científica Sara Cecilia Díaz Castro, del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR), es necesario contemplar la velocidad de desplazamiento de un huracán y la cantidad de agua que deja a su paso dentro de los escenarios de desastre.

 

De acuerdo con la investigadora, la velocidad de los vientos no siempre es el factor clave que define el impacto de un huracán, pues el país ha sufrido daños muy importantes sin que los meteoros alcancen la máxima categoría de la escala Saffir-Simpson.

 

Recordó que Baja California Sur, en 2009, fue golpeada por el huracán Jimena de categoría dos, el cual se degrado a tormenta tropical y tuvo un desplazamiento muy lento, lo que provocó la caída de una gran cantidad de agua en el territorio durante cuatro días consecutivos.

 

Las lluvias torrenciales en aquella ocasión causaron escorrentías, deslaves e inundaciones en las zonas bajas afectando los municipios de Comondú, Loreto y Mulegé. Las localidades fueron declaradas zona de desastre por el Sistema Nacional de Protección Civil, debido a los 30 mil damnificados y los daños.

 

No seamos catastrofistas y hagamos investigación

 

La doctora Díaz Castro, especialista en cambio climático, pidió no ser catastrofista a pesar de que en los últimos tres años aumentó el número de huracanes en el Pacífico.

 

Este año se han registrado 28 ciclones tropicales, 23 el año pasado y 20 en el 2013, pero esto no significa que el número aumentará progresivamente. Los huracanes, explicó, tienen periodos de altas y bajas, es decir, en algunos lapsos se presentan con mayor frecuencia que en otros.

 

Por lo general, los huracanes crecen en número cuando ocurre el fenómeno del niño, es decir, cuando crece la temperatura en las aguas del Pacífico, como es el caso en 2015.

 

Respecto a la intensidad del huracán Patricia, con vientos mayores a los 300 kilómetros por hora, dijo que su ferocidad puede ser consecuencia del cambio climático, sin embargo no debemos pensar que la humanidad está cerca de su fin debido a ello.

 

La historia del planeta está marcada por vaivenes climáticos que el hombre ha afrontado de diferentes maneras. Hoy tenemos más conocimiento y desarrollos tecnológicos, lo mejor es apostar por la investigación científica, comprender estos fenómenos y estar preparados para cuando se presenten, finalizó.

Agencia ID/DICYT

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