El consumo de bebidas energéticas ha aumentado en los últimos años. En el caso de los deportistas, su uso antes de la práctica deportiva también se ha multiplicado: más del 50% las toman en los entrenamientos e incluso antes de las competiciones.
Una investigación realizada por expertos de la Universidad Camilo José Cela (UCJC) ha evaluado durante cuatro años los efectos, tanto positivos como negativos, que producen las bebidas energéticas sobre los deportistas.
Así, deportistas de élite del fútbol, baloncesto, rugby, voleibol, tenis, natación, hockey y escalada tomaron el equivalente a tres latas de bebida energética o una bebida placebo antes de una competición deportiva.
El rendimiento deportivo se midió con el uso de dispositivos GPS que determinaron la distancia y velocidad recorrida en deportes de equipo. También se utilizaron dinamómetros y potenciómetros para medir el rendimiento muscular en otros deportes. Los resultados, publicados en el British Journal of Nutrition, demuestran que los deportistas aumentaron su rendimiento deportivo entre un 3% y un 7%.
“Es más –explica a Sinc Juan Del Coso Garrigós, uno de los autores del estudio y responsable del Laboratorio de Fisiología del Ejercicio de la UCJC– recorrieron más distancia en una competición en deportes de equipo; especialmente la recorrida a alta intensidad, relacionada con el rendimiento deportivo”.
Según añade Del Coso, “las bebidas energéticas aumentan la capacidad de salto en jugadores de baloncesto, la fuerza y potencia muscular en escaladores y en individuos entrenados, la velocidad de nado en nadadores velocistas y la fuerza y la precisión del golpeo en jugadores de voleibol y el número de puntos conseguidos en tenis”.
Insomnio y nerviosismo
En estos trabajos no solo se midieron parámetros objetivos de rendimiento deportivo, también se preguntó a los deportistas sobre sus sensaciones tras el consumo de la bebida energética y se midió la frecuencia de efectos secundarios en comparación con la bebida placebo.
“Los deportistas se sintieron con más fuerza, potencia y resistencia con la bebida energética que con la bebida placebo”, apunta el experto. “Sin embargo, las bebidas energéticas aumentaron la frecuencia de insomnio, nerviosismo y el nivel de activación en las horas siguientes a la competición”.
Su consumo produce un aumento de los efectos secundarios típicamente encontrados en otras bebidas con cafeína. Además, no se encontraron diferencias significativas entre sexos, en la percepción de sensaciones positivas ni en la aparición de efectos secundarios.
“Las bebidas energéticas con cafeína son un producto comercial que puede aumentar significativamente el rendimiento deportivo en multitud de actividades deportivas”, sostiene Del Coso. “El incremento de su consumo está impulsado probablemente por las fuertes campañas publicitarias de las empresas de bebidas energéticas en relación al patrocinio deportivo”.
No aportan más energía
Las bebidas energéticas están compuestas principalmente de carbohidratos, cafeína, taurina y vitaminas del grupo B, con escasas diferencias en las cantidades e ingredientes entre las principales marcas de bebidas energéticas.
Al contrario de lo que indica su nombre comercial, las bebidas energéticas no aportan más energía de la que hay en otras bebidas como los refrescos (~40 kcal/100 mL de producto), pero tiene un efecto ‘energizante’ relacionado con la estimulación producida por la cafeína.
De hecho, ninguno de los otros ingredientes presentes en las bebidas energéticas y en las dosis que hay en una lata de bebida energética produce por sí un efecto significante sobre el rendimiento físico o cognitivo.
La concentración de cafeína (32 mg/100 mL de producto) presente en las bebidas energéticas aporta un total de 80 mg de cafeína por cada lata (250 mL) aunque en la actualidad ya se comercializan envases con 500 mL.
Referencia bibliográfica:
Juan J. Salinero, Beatriz Lara, Javier Abian-Vicen, Cristina Gonzalez-Millán, Francisco Areces, César Gallo-Salazar, Diana Ruiz-Vicente and Juan Del Coso. ‘The use of energy drinks in sport: perceived ergogenicity and side effects in male and female athletes’. British Journal of Nutrition, page 1 of 9 doi:10.1017/S0007114514002189
(SINC)