La emisión de gases de efecto invernadero se incrementó notablemente en el mundo, debido a que economías como China, India, Brasil y México, empiezan a crecer y a quemar más combustibles fósiles aumentan las concentraciones de CO2 en la atmósfera, advirtió el doctor Rodolfo Lacy Tamayo, subsecretario de Planeación y Política Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Refirió que además de la concentración de bióxido de carbono en la atmósfera, principal causante del cambio climático, existen otros compuestos de efecto invernadero que si no son controlados pueden resultar, en el corto plazo, más intensos y agresivos que el CO2

Durante su conferencia magistral en el Seminario Internacional Prioridades Socioeconómicas y Redes de Colaboración para el Desarrollo en su proyección local y global al año 2024, señaló que a pesar de los objetivos planteados en la Convención Marco de Cambio Climático en Naciones Unidas de 1982, la concentración global de bióxido de carbono se incrementó exponencialmente y hoy alcanza más de 400 partes por millón.

Apuntó que el CO2 sigue siendo emitido principalmente por la industria y explicó: hay una química atmosférica detrás del incremento de este gas, el cual se mide como equivalente de otro tipo de compuestos que tradicionalmente se manejan en la gestión climática.

Hay una serie de gases que además de destruir la capa de ozono, aumentan la temperatura de manera sustantiva y “esto es principalmente preocupante”. Entre ellos destacó el óxido nitroso, producto de una hiperfertilización de los suelos, el metano y el CO2 que se emite de manera directa.

Dijo que 45 por ciento de estas emisiones queda en la atmósfera y se va acumulando calor y una “buena parte de lo que se emite no logra ser capturado por los bosques ni por los océanos, y por lo tanto se sigue acumulando en la atmósfera, lo que derivará en un aumento de la temperatura.

El también egresado de la UAM agregó que el fenómeno del cambio climático se ha visualizado en un periodo de 100 años y todo “lo estamos pensando para que en este siglo no aumente la temperatura más de dos grados centígrados”; sin embargo,  hay otros compuestos de efecto invernadero  mucho más agresivos que “si no los controlamos pueden inducir cambios atmosféricos mucho más intensos y agresivos”, que los producidos por los gases ya mencionados, advirtió.

Uno de los más preocupantes, dijo, es el carbono negro, las partículas negras de hollín. Este proviene de la quema de biomasa como el carbón y contribuye a almacenar calor en la atmósfera “en un periodo de tiempo muy corto”, de manera que mientras el CO2 puede permanecer en promedio 100 o 200 años flotando en la atmósfera, las partículas negras se precipitan en días o máximo semanas y cuando hay una emisión masiva y continental, empieza a haber un problema global. “Esto le convierte en el segundo actor más importante, después del bióxido de carbono.

Las partículas negras de hollín que provienen de la quema de diésel son en especial tóxicas, porque cuando uno las inhala penetran al sistema respiratorio, se alojan y comienzan un proceso de laceración pulmonar que puede derivar en un cáncer. Por tanto, además de aumentar la temperatura, están asociadas con mortalidad y morbilidad en salud pública.

Otro compuesto que es importante es el ozono, una molécula que se forma de la interacción con presencia de luz solar de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles. El ozono es el tercer gas de efecto invernadero en corto plazo que es necesario regular.

El funcionario dijo que es ineludible agregar a la primera familia de gases de efecto invernadero todos estos contaminantes climáticos de vida corta, sobre los cuales se requiere hacer una gestión y un control.

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