El 5 de octubre de 1981, Fernando Savater, José Luis Rivas y Héctor Subirats abordaron, sin saberlo, el mismo tren a París, Francia. El primero visitaría a un amigo, el segundo iba de paseo y el tercero festejaba su cumpleaños número 33.

El encuentro ocurrió durante la cena, cuando se dirigieron al vagón destinado para tales fines, recordaron Rivas y Subirats, entrevistados acerca de la visita de Savater a la Universidad Veracruzana (UV), quien este lunes 15 de abril dictará la conferencia “La pasión por la lectura” en la USBI del campus Veracruz-Boca del Río, a las 17:00 horas, con retransmisión el martes 16, a las 14:00 y 20:00 horas por Tele UV (www.uv.mx/television/transmision/).

         “Yo tenía planes para ir a Zaragoza, pero cambiaron de último minuto, pues decidí ir a París a festejar mi cumpleaños, acompañado de mi novia y su tía”, expresó Subirats.

         José Luis Rivas abordó el tren en Madrid y, horas después, “nos encontramos todos en el tren, incluyendo a Savater, quien iba a visitar a Cioran, porque cada vez que viajaba a París pasaba a verlo”, recordó el poeta tuxpeño.

         En el encuentro en el tren, “nos dijo que había acordado cenar con él en su casa y que podríamos acompañarlo, pero que había dos condiciones: que no se grabara nada ni que se introdujera una cámara, pues ‘Cioran detesta esos aparatos’”, agregó.

El anfitrión los recibió como solía hacerlo con quienes cruzaban el umbral de su puerta, la cual, a decir de José Luis Rivas, era “muy baja” y al pasar había que agacharse. Por ello, Cioran colocaba una mano debajo del dintel, para evitar que, al incorporarse, sus invitados se pegaran contra éste.

El autor de El libro de las quimeras esperaba a sus invitados con una garrafa de vino “era un…, de esas de cuatro litros”, comentó Subirats, quien agregó que, pasadas las horas, dijo: “Cioran, esta para mí es una velada inolvidable. Pero nadie me va a creer que estuve contigo. Él me respondió ‘No, no hay forma de comprobarlo’, a lo que repliqué ¡claro que la hay!, una fotografía. ‘Pero no tenemos cámara’, dijo. Entonces, Elena, la tía de mi novia, confesó ‘Sí, yo traigo una Polaroid, y la foto sale en dos minutos’, a lo que Cioran respondió ‘Eso no es posible’. Entonces le tomé una foto… y después quiso más.”

El encargado de disparar la mayoría de éstas fue Savater, por lo que cuando sólo quedaba una toma pidió ser fotografiado con Cioran. Gracias a esa coincidencia en el vagón es que existe “la única foto que tienen juntos”, registrada por Héctor Subirats.

Rivas también narró otro episodio de esa cena. Cuando llegaron a la casa y entraron en ella, advirtió que había unas gafas tiradas en el piso, por lo que las levantó y entregó a Cioran. “Cuanto terminó la velada las volvió a poner en el piso. Nunca supimos el porqué. Horas después caminábamos por París y recordé que Héctor cumplía 33 años, por lo que le dije ‘Si Jesucristo murió a los 33, si Becerra murió a los 33 ¿qué estás esperando?’.”

Entonces, precisó Héctor, “me acosté en el Boulevard Saint-Michel, abierto de manos y piernas… pero no pasó ningún coche.”

Los entrevistados también rememoraron cómo conocieron a Savater. En 1977, la hermana de Héctor Subirats cuidaba al hijo de un profesor de Historia en Barcelona. El escritor entabló relación con él porque le prestaba libros y conversaban de vez en cuando. “Un día me dijo ‘vente a cenar, te voy a presentar a un tipo que te caerá bien’”, recordó. El personaje en turno era Fernando Savater, quien “después de la cena me dijo ‘¿la seguimos?’ y nos fuimos a una cantina que estaba debajo de su departamento”. Así comenzó una amistad que un par de años más tarde le costaría el empleo a Subirats.

“Trabajaba en la Facultad de Estudios Superiores de Acatlán y lo invité a dar una conferencia, diciendo que era un acérrimo marxista; cuando lo escucharon hablar y se dieron cuenta de que no lo era, me corrieron, pues en esa época estaban obsesionados con el marxismo y sólo querían escuchar a gente con esa ideología.”

Pero fue gracias a tal suceso que José Luis Rivas conoció a Savater. Y mientras su amigo finiquitaba sus labores académicas, el poeta acompañó al filósofo a conocer los alrededores, y compartieron varios momentos en el “Bar Tolo”, ubicado a unos pasos de la facultad, en donde Subirats se les unía.

Los amigos de Savater también rememoraron que en esa visita lo acompañaron a escuchar a “Cuco” Sánchez, a la sazón uno de los más importantes cantantes de música vernácula, al Hotel Presidente, ubicado en el Paseo de la Reforma. “Quería verlo y por eso lo llevamos. Recuerdo que para entrar me obligaron a poner corbata. En la entrada tenían camisas y corbatas para quienes no llevaran, era otra época”, expresó Subirats.

Añadió que en esa misma visita, Savater fue entrevistado por un reportero de La Jornada que también comulgaba con el marxismo: “La primera pregunta fue ‘Doctor Savater, ¿usted es un pequeño burgués? A lo que respondió ‘Sí, pero ya estoy ahorrando’.

Ahora, más de tres décadas después de estas anécdotas, tanto él como Rivas tienen todo dispuesto para encontrarse de nueva cuenta con Fernando Savater, a propósito de la conferencia que dictará en la Universidad Veracruzana. 

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