Sergio Pitol, al ser escritor de lo vago es un escritor de la precisión, como bien lo pronunció Italo Calvino, enfatizó Elizabeth Corral Peña, coordinadora de los posgrados de Maestría y Doctorado en el Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias (IIL-L) de la Universidad Veracruzana (UV), durante su participación en el III Encuentro Regional de la Academia Mexicana de la Lengua, que tuvo como sede la USBI campus Xalapa.

En su conferencia “Un frágil puente tendido sobre el vacío” describió que Pitol ha escrito a semejanza del juego de las muñecas rusas: un relato contiene otro y éste, a su vez, otro… Y entre uno y otro relato se tienden puentes hasta crear una arquitectura perfecta, para lograrlo debe trabajarse con precisión, de lo contrario se crearían historias amontonadas y confusas.

En su escritura, Sergio Pitol ordena meticulosamente las piezas narrativas y cada una ocupa el lugar que le corresponde, lo cual permite a los lectores deleitarnos con esos juegos de la imaginación, “el instinto lo ha llevado a concebir la forma como la inspiración a un orden superior, donde todo se conjuga”, dijo la investigadora.

La narrativa pitoliana avanza por un espacio donde se pueden trazar líneas, unir puntos, proyecciones, formas abstractas, todo en un intento de comunicar ese “algo más” del lenguaje que escapa a la codificación, afirmó. Dijo que el objetivo de Pitol es tratar de acercarse a la palabra, motivo, precisamente, del encuentro III Encuentro Regional de la Academia Mexicana que convocó a destacados investigadores, poetas e intelectuales.

“Hay un epígrafe que dice: ‘La palabra une lo bello invisible con lo visible, con la cosa ausente, con la cosa deseada o temida, como un frágil puente improvisado sobre la cima’, cita de Italo Calvino”, compartió.

Comentó que en las obras del Premio Cervantes 2005 hay muchos pasajes que destacan la maestría que tiene para recrear ambientes, pero este aspecto sobresale particularmente en Nocturno de Bujara; muestra de ello es la descripción de las callejuelas estrechas y laberínticas que se abren en amplias e inesperadas plazas, los callejones desiertos de casas, ventanas y puertas minuciosamente talladas, “todo está construido para hacernos sentir la atmósfera que imaginamos”.

Y agregó: “Las expresiones literarias de esta cualidad aparecen por instantes breves pero dejan en el lector la impresión de haber sido testigo de lo invisible, la consistencia de la escritura se transforma, la precisión se conjuga con la profundidad”.

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