Rocío Vega Frutis

Rocío Vega Frutis


Desde pequeña, María del Rocío Vega Frutis tenía claro que su vocación eran las ciencias naturales, pero no que llegaría a ser la segunda mujer mexicana condecorada con el Premio L’Oréal-Unesco “La Mujer y la Ciencia”, por estudiar la diversidad y función de los hongos micorrizógenos arbusculares en un ecosistema de gran importancia para el planeta, ubicado en Nayarit.

“Yo creo que desde que era niña sabía que quería ser bióloga, porque mis abuelitos tenían un rancho y todas las vacaciones me las pasaba ahí, colectando renacuajos, mariposas. Me llamaba la atención todo lo que tenía que ver con los animales y plantas; yo decía cuando estaba en la secundaria que iba a ser bióloga, aunque sí fui a investigar otras carreras pero finalmente me interesé por biología”, aseguró.

El 24 de marzo, la Fundación L’Oréal entregó a la científica mexicana el Premio L’Oréal-Unesco “La Mujer y la Ciencia. Vida y Ciencias Ambientales” por sus estudios sobre el papel que desempeñan hongos microscópicos del suelo en la conservación y desarrollo sostenible del bosque mesófilo en México.

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Su investigación está orientada hacia la restauración y preservación del ecosistema en peligro, a partir de la relación entre hongos microscópicos y plantas, además de que es una de las pocas investigadoras en México del reino fungi.

“Me interesaron los hongos porque son un reino diferente al de los animales y las plantas, en realidad me gustan mucho las interacciones que tienen estos hongos con las plantas, que se estén ayudando, que obtengan un beneficio; me interesa saber cómo esta relación es afectada por otros organismos y por qué se han mantenido después de tantos años”, dijo la científica sobre su trabajo.

Volver a México, a Nayarit

La doctora Vega Frutis tiene un doctorado en ecología y manejo de recursos naturales, es miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI); forma parte del programa de repatriaciones y retenciones del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), ya que hasta 2013 realizó un posdoctorado en la Universidad de Jyväskylä, Finlandia, y decidió que quería volver a su país.

“Yo nací en el Distrito Federal (hoy Ciudad de México), estudié biología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realicé mi doctorado en el Instituto de Ecología (Inecol) en Xalapa e hice una estancia posdoctoral en Finlandia, luego de tres años no hubo financiamiento para otros proyectos y tenía como opción volver a México, y sabía del programa de Conacyt de repatriación y retención”, destacó.

La bióloga envió solicitudes de estancia a diversas universidades del país pero no obtuvo respuestas favorables a pesar de su perfil; sin embargo, dijo, fue la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) quien le dio respuesta para su repatriación, donde se desempeña como docente e investigadora.

“En algunas universidades no me contestaban, en otras me decían que tenía buen perfil, que mi currículo era bueno, pero que no había plazas o que les interesaba pero que había un sindicato y que era complicado, y aquí en Nayarit me dijeron que sí. Yo no conocía Nayarit, me dieron la repatriación y por eso llegué a la Unidad Académica de Agricultura de la UAN”, dijo.

Los retos de una científica

La investigadora refirió que su viaje fue directo de Finlandia al estado, luego de recibir la confirmación de su estancia en la Autónoma de Nayarit; dijo que la única referencia que tenía al respecto es que la entidad es uno de los estados del país con menor número de investigaciones en proceso, pero que para ella se convirtió en un reto realizar su trabajo.

fungi recuadro2 513María del Rocío Vega Frutis.“Me parece que Nayarit tiene mucho que dar por su gran biodiversidad. El Conacyt coloca Nayarit como un lugar donde menos investigación se hace, pero esto ha mejorado porque apenas están llegando los institutos de investigación”, indicó.

Para desarrollar su trabajo sobre los hongos micorrizógenos arbusculares y su función en el bosque mesófilo de la Sierra de San Juan en Nayarit, la doctora Vega dijo que utiliza los espacios y materiales con que trabajan los estudiantes, además de que debe esperar turnos para utilizar los laboratorios de la Unidad Académica de Agricultura.

“Trabajo en el laboratorio de docencia, que es para los estudiantes, cuando hay espacio, pero si en ese momento el maestro está dando su clase yo no puedo entrar. Muchos de los microscopios que usamos se han comprado con proyectos del cuerpo académico en el que estoy, no había nada, e iba a trabajar al Inecol en Xalapa, y eso me frustra, me hace sentir mal, me enoja, pero pues bueno, así pasa”, reveló.

A pesar de las dificultades de infraestructura, la galardonada a nivel internacional dijo que con poco material ha logrado buenos resultados y que con los apoyos recibidos adquirirá material.

“Estamos haciendo maravillas con el recurso que tenemos, o con lo poco que tenemos, pero ahora con los estímulos he podido comprar material, reactivos para hacer la tinción de las raíces y ver los hongos, pude comprar una centrífuga para extraer las esporas y una balanza”, declaró.

Sobre estas cuestiones afirmó que la UAN necesita incrementar sus espacios e infraestructura para fortalecer el trabajo de los investigadores que han llegado a la entidad por el mismo programa de repatriación y retención.

“La universidad no tiene las instalaciones para hacer investigación, tiene laboratorios de docencia pero no tiene cómo albergar estas cuestiones propias de investigación; aunque está creciendo, porque han estado llegando varios investigadores por repatriación, por retención, pero necesitamos espacios, muchos tenemos que asociarnos con investigadores de otros estados o de otro país para continuar”, señaló.

Redes científicas en México

Rocío Vega señaló que en México es ideal la conformación de redes de trabajo entre científicos del país para realizar intercambio de materiales o conocimientos y así dar continuidad a proyectos de relevancia en las distintas regiones del país.

“En Nayarit se desarrollan muchos proyectos, sobre todo por lo que te comentaba de la gran biodiversidad que aquí existe, por eso es un hecho que la infraestructura tiene que crecer, aunque hasta ahora lo ideal es crear redes de trabajo con otros investigadores del país; por ejemplo, aquí mis colegas me dicen que hay especies que ni siquiera están descritas pero deben trabajar fuera para estudiarlas, y a distancia a veces es imposible, pero quedarse también es difícil”, afirmó.

Finalmente, la especialista en ecología estableció que el reconocimiento que recibió da muestra de lo importante que es el resultado de sus investigaciones sobre un reino que es minúsculo, pero que traerá grandes aportaciones para la conservación de la biodiversidad del planeta.

“El hecho de que mi trabajo sea reconocido por una beca de L’Oréal a nivel nacional e internacional, te da una idea de que el proyecto y trabajo que estás haciendo es relevante, no es solo para tu país sino a nivel internacional y que a pesar de lo que tengo, o no tengo, se está logrando esto”, puntualizó

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