Profesores y estudiantes –tanto de licenciatura como de maestría– de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (UV), campus Xalapa, iniciaron el proyecto de educación y comunicación ambiental en ocho comunidades cercanas al Parque Nacional Cofre de Perote, a fin de divulgar la importancia de esta Área Natural Protegida y llevar biotecnologías, así lo dio a conocer María de los Ángeles Chamorro Zárate, profesora e investigadora de esta entidad académica.

Desde 1988 la académica se desempeña como profesora de tiempo completo en la Facultad, en donde ha desarrollado la línea de investigación Educación Ambiental. Como parte de la misma ha realizado varios proyectos de gestión, de educación y de comunicación en materia ambiental. También es responsable del cuerpo académico Investigación y Educación para el Desarrollo Sustentable.

Sobre los proyectos que desarrolla en la actualidad, comentó que a lo largo del presente año llevarán a cabo tres talleres de educación y comunicación ambiental, que son parte de la convocatoria “Comunicación pública de la ciencia”, apoyada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

“Consiste en llevar el conocimiento que se desarrolla en las universidades a los diferentes sectores de la población rural. Ellos necesitan aprovechar el bosque, pero también en estas comunidades hay ejemplos exitosos del manejo forestal; entonces, hay interés por aportar un poco más a las actividades que ellos realizan”, mencionó.

Las comunidades beneficiadas son: El Conejo, Pescados, Tonalaco, Laureles, El Escobillo, Rancho Nuevo, La Toma y Tembladeras, pertenecientes a los municipios de Perote, Xico e Ixhuacán de los Reyes.

Nancy Domínguez, encargada del Laboratorio Multimedia de la Facultad, explicó que para llevar a cabo cada uno de los talleres se elaboraron materiales didácticos que consisten en un cuadernillo complementario al taller acerca de la importancia del Parque Nacional, así como dos videos que apoyen el taller de instalación de biodigestores y módulos de composta.

Respecto al número de participantes, indicó que éste dependerá del taller y de la comunidad en donde se imparta, aunque estiman que pueden ser de 10 a 20 personas. “En los talleres para instalar biodigestores el número será restringido, porque será por familia y ellos serán quienes les den mantenimiento a los mismos”.

 

Los talleres

La primera etapa –que se desarrolló a lo largo de enero– consistió en trabajar en un diagnóstico, a cargo de Héctor Narave Flores, director de la Facultad de Biología y especialista en el manejo de los parques nacionales Cofre de Perote y Pico de Orizaba.

Chamorro Zárate comentó que se han realizado los talleres en seis de las ocho comunidades involucradas. Cabe mencionar que las actividades se realizan en coordinación con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, pues ellos ya han trabajado con las personas de estos lugares.

En la segunda etapa contemplan acercar o hacerles llegar biotecnologías, y estará a cargo del catedrático Armando Lozada García, quien tiene Doctorado en Biología Avanzada por la Universita Degli Studi di Napoli Federico II, en Italia. Es profesor de tiempo completo en la Facultad de Biología desde 2008 y será el responsable del taller de instalación de biodigestores.

Cabe aclarar que un biodigestor es un tanque cerrado, donde los desechos orgánicos se fermentan a base de bacterias y microorganismos anaerobios, lo que ayuda a transformar a la materia en biogás y bioabono, que traen consigo beneficios ambientales y económicos.

Algunas de las ventajas del biodigestor son: produce biogás (combustible), que puede suplir necesidades energéticas; produce bioabono (abono orgánico), útil para suelos y cultivos; reduce la contaminación ambiental; es de fácil instalación, operación y mantenimiento, entre muchas más.

“Diferentes dependencias han implementado estrategias como las estufas ahorradoras de leña; lo que nosotros pretendemos es instalar una serie de biodigestores familiares para que de ahí se genere gas y con ello tratar de disminuir a mediano y largo plazo el consumo de leña”, reiteró la catedrática.

La última etapa, expuso Chamorro Zárate, será desarrollada por Yadeneyro de la Cruz Elizondo, enfocado en la instalación de módulos de composta, para que los residuos orgánicos se puedan transformar en abono.

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