Investigadores del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC (CNB) han obtenido una patente en los Estados Unidos que les permite utilizar bacterias no patógenas como si de jeringuillas microscópicas se trataran.

Las bacterias modificadas tienen en sus membranas unas proteínas a modo de jeringuilla con las que son capaces de inyectar cualquier proteína que quepa por su poro. En el caso de usar anticuerpos, estos se unirían dentro de la célula a sus antígenos.

Debido a su capacidad de inhibir a las enzimas, pueden modificar la actividad celular por lo que, aparte de su función diagnóstica, podrían llegar a usarse como terapia contra enfermedades de tipo inflamatorio o cancerígeno del tracto gastrointestinal o urinario.

Para comprobar la viabilidad de esta tecnología, el grupo dirigido en el CNB por Luis Ángel Fernández, introdujo anticuerpos monodominio en células HeLa en cultivo, evitando de esta manera la barrera que representa la membrana plasmática.

Una de las principales ventajas de este sistema es que al estar vivas, las bacterias producen continuamente los anticuerpos y no hay que aplicar varias dosis. Fernández recalca además su seguridad, ya que la inyección de los anticuerpos por parte de E. coli no conlleva ni la invasión de las células por parte de las bacterias ni la transferencia de su material genético.

Referencia bibliográfica:

Luis Ángel Fernández y Ana Blanco-Toribio. Una bacteria recombinante capaz de inyectar anticuerpos monodomino intracelularmente en células humanas. Ref. CSIC/AH_015.

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