Miguel Pérez Pouchoulén estudia su doctorado en Neuroetología en la UV, con gran compromiso se ha avocado en la ciencia, pero el gran reto es enfrentarse a la gran competitividad a nivel nacional e internacional en el área a la que dedica su vida, la investigación.

Su formación es de químico farmacobiólogo y dice que alrededor del sexto semestre, el doctor Jorge Manzo del Centro de Investigaciones Cerebrales, fue a dar unas pláticas a su Facultad, “así tuve mi primer encuentro con la investigación. Nos invitó a su grupo y en séptimo semestre asistí al laboratorio de Neurociencias, que así se llamaba entonces, y aprendí las técnicas que ahora manejo, éramos muy pocos. Así inició mi interés por la investigación y además, me di cuenta de lo que se podía hacer en México”, dice Miguel.

Con estos nuevos intereses, Miguel cursó la Maestría en Neuroetología y luego continuó con el doctorado, por el momento tiene beca del Conacyt, pero ya se le va a acabar, ahora tiene que ver hacia dónde se dirige.

“En la maestría aprendí y adquirí habilidades de todo tipo, nuestros maestros nos forman y nos enseñan a pensar de una forma rápida, veraz, analítica, para obtener los resultados. La maestría es para aprender técnicas y habilidades, hasta a hablar con propiedad sobre nuestro tema e investigación, pero en el doctorado ya somos investigadores junior. Quien entra a un doctorado es porque ya tiene un perfil, digamos deseado, pero aun así seguimos aprendiendo y bueno, cada quien tiene diferentes habilidades. Ya en el doctorado no dependes del tutor porque tú mismo empiezas a desarrollarte, a resolver tus propios problemas y a tener iniciativa, ya que cuando llegues al final del doctorado debes empezar tus propias líneas de investigación”, platica Miguel.

Su inquietud es la de todos: qué sigue, ante esta interrogante, cuenta que cuando terminó la maestría tenía algunas dudas y no sabía si seguir con el doctorado o buscar un empleo, porque son muchos los que quieren estudiar un doctorado y hay mucha competencia. Mucha gente está en su misma posición, así que la calidad debe ser muy alta, para poder competir no solo a nivel nacional sino internacional.

Sin embargo, él optó por seguir con sus estudios, no desanimarse,  y sobre todo, seguir preparándose. En 2010 tuvo la oportunidad de hacer una estancia en EUA, lo cual fue muy importante para su educación porque poco saben muchos investigadores mexicanos cómo se estudia ciencia en otros países, y gracias a este tipo de estancias, con becas del Conacyt,  tienen la oportunidad de conocer otro tipo de pensamiento, otras técnicas e investigadores.

“El temor era dar el ancho y no saber si podría hacer las cosas como las hacía aquí, enfrentarme al periodo de adaptación. Sentí un poco de recelo porque EUA es líder en ciencias, sin embargo, cuando me adapté me di cuenta que todos tenemos el nivel y las mismas oportunidades y debemos invertir en nosotros aquí, prepararnos lo mejor que podamos, porque actualmente te piden ir a hacer una estancia en el extranjero. Yo lo veo como un reto, hay muchos mexicanos que han tenido éxito, si ellos pueden pues uno también puede”, dice Miguel.

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